Vida Moderna
Evangelio que se debe leer hoy 13 de septiembre para pedir sobre la protección del hogar
La oración y la léctura de la Biblia, es una actividad frecuente de los creyentes en todo el mundo.
La Iglesia Católica, entendiendo las diversas necesidades que tiene cada ser humano durante cada día, ha puesto a disposición de sus fieles una buena cantidad de oraciones con el fin de que se pueda entablar una comunicación directa y específica con Dios para dar gracias, solicitar alguna petición especial, o simplemente para hablar con él y crear así una vida basada en la comunión ideal entre el Cielo y la Tierra.
Las oraciones suelen hacerse en todo el mundo entre las personas creyentes, ya sea para pedir por algo en especifico o simplemente para agradecer a Dios. Ya que la iglesia católica considera que este ritual es la mejor forma que tienen los seres humanos para poder comunicarse con el creador.
Una de las solicitudes que más hacen los creyentes en sus oraciones, son los pedidos por la protección personal, de la familia y en general del hogar. Entiendo que en países como Colombia los peligros, lamentablemente, son frecuentes. Por eso, la oración se convierte en una forma de sentirse protegido con la ayuda del todo poderoso.
La Biblia es, considerada por los cristianos, como la guía para comprender los mensajes de Dios. De acuerdo con el escenario web Bibliaon, este importante libro religioso es sumamente necesario para nutrir la espiritualidad y el corazón.
Por lo que la ‘palabra de Dios’ es vista como un mensaje importante que hay que leer, escuchar y seguir día a día para entender los mensajes del creador y así poder llevar una comunicación directa con él. Por eso, existe el siguiente evangelio, que se recomienda leer para poder pedir protección para el hogar y para la familia.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (3,1-11): Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente con él, en gloria. En consecuencia, dad muerte a todo lo terreno que hay en vosotros: la fornicación, la impureza, la pasión, la codicia y la avaricia, que es una idolatría. Eso es lo que atrae el castigo de Dios sobre los desobedientes. Entre ellos andabais también vosotros, cuando vivíais de esa manera; ahora, en cambio, deshaceos de todo eso: ira, coraje, maldad, calumnias y groserías, ¡fuera de vuestra boca! No sigáis engañándoos unos a otros. Despojaos del hombre viejo, con sus obras, y revestíos del nuevo, que se va renovando como imagen de su Creador, hasta llegar a conocerlo. En este orden nuevo no hay distinción entre judíos y gentiles, circuncisos e incircuncisos, bárbaros y escitas, esclavos y libres, porque Cristo es la síntesis de todo y está en todos. Palabra de Dios
Salmo
Sal 144,2-3.10-11.12-13ab R/. El Señor es bueno con todos Día tras día, te bendeciré y alabaré tu nombre por siempre jamás. Grande es el Señor, merece toda alabanza, es incalculable su grandeza. R/. Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, que te bendigan tus fieles; que proclamen la gloria de tu reinado, que hablen de tus hazañas. R/. Explicando tus hazañas a los hombres, la gloria y majestad de tu reinado. Tu reinado es un reinado perpetuo, tu gobierno va de edad en edad. R/.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,20-26): En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos hacia sus discípulos, les dijo: «Dichosos los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. Dichosos los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados. Dichosos los que ahora lloráis, porque reiréis. Dichosos vosotros, cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten, y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas. Pero, ¡ay de vosotros, los ricos!, porque ya tenéis vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los que ahora reís!, porque haréis duelo y lloraréis. ¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que hacían vuestros padres con los falsos profetas.» Palabra del Señor