Figura
Exclusiva ‘Tenet’: “En un set de Nolan vas a la guerra para crear magia en el cine”, Elizabeth Debicki
Dejó el ballet por la actuación y el mundo lo agradece. Interpretará a la princesa Diana en el final de ‘The Crown’, pero antes habla con SEMANA sobre trabajar con un director e ídolo como Christopher Nolan en la vasta cinta que llega a Colombia.
Sus 1.90 de estatura encierran una seriedad y una tristeza tan solo aparentes. Esto pues, en pocas frases, Elizabeth Debicki revela un sentido del humor contagioso. Desde Los Ángeles, con su acento australiano marcado, la actriz habló con SEMANA sobre la experiencia de trabajar en Tenet, la cinta de Christopher Nolan que llega a Colombia este 3 de diciembre.
Nacida en París y de raíces irlandesas y polacas, Debicki creció y estalló como actriz en Australia pero pareció siempre forjada para el mundo. No es ajena a la atención o a los altos presupuestos. Ha sido parte del universo Marvel y su nombre empezó a sonar más en castings después de papeles en The Great Gatsby de Bah Luhmann y, más recientemente, en Widows de Steve McQueen (junto con la poderosa Viola Davis). Recientemente se anunció que interpretará a Diana en The Crown, en el que sin duda era un rol codiciado por muchas, pero falta mucho para verla en ese plano que abordará los momentos más mediáticos y críticos de esa figura de final trágico. Mientras sucede, bien vale hablar de su vibrante presente.
Como lo deja en claro en esta entrevista, muy poco se compara a trabajar con Christopher Nolan, el director que tiene la película en la cabeza para que los demás no tengan que hacerlo. Debicki describe con pasión lo que representa trabajar con cinta, física, y esas cámaras gigantes; cuenta con gracia lo que exigió su preparación y, en el fondo, describe con cariño por qué un rodaje del británico resulta único: una experiencia para trotamundos que describe, “una versión épica de los viajes escolares”.
Ha trabajado con Marvel y, como en el caso de Tenet, era clave no revelar información, ¿cómo le fue con el secretismo?
ELIZABETH DEBICKI: Tengo experiencia con los NDA’s (acuerdos de no divulgación), me he acostumbrado pues ahora es frecuente. Pero para gente como yo, que odia los tráilers porque quiere saberlo todo, es mejor llegar al cine sin saber nada, así que no me importa.
Sí es el nivel más alto de secreto que he debido manejar, y el proceso fue largo, casi de un año largo de estar involucrada ya. La verdad, ni cuando me dieron el papel le conté a nadie en una semana. Esa era yo, ejercitando nuevos músculos.
¿Rodar con cámara de formato grande es de alguna manera un impedimento para su actuación?
E.D.: No lo sentí así. Ya había grabado con cinta un par de ocasiones, y una de esas fue Widows de Steve McQueen, una película enfocada en el ‘performance’, en la actuación y los personajes. Ahí aprendí a crear algo en estas condiciones y a acostumbrarme al ritmo de la cámara, pues se toma su tiempo y hay que bailarle. Su presencia se entrelaza con el ritmo de tu trabajo, y a veces te toca suspender tu energía un rato mientras arreglan, cargan el rollo y demás...
Ahora, honestamente, puedo decir que me obsesiona ver a los operarios cambiar el rollo en la cámara. Es terapéutico. Y con John David asociamos toda esa secuencia de sonidos que produce a este rodaje. En el fondo, todos esos ritmos se vuelven parte de la experiencia. Y trabajar con cinta es mucho mejor que en digital, se siente mucho más muscular. Te da una sensación saber que tu trabajo quedó impreso en algo.
Ahora, también llega a ser estresante; expresiones como “Hair in the Gate” (pelo en la toma), que yo creía que eran dichos, aquí los viví. Y la primera vez que hubo “pelo en la cámara” ¡fue casi trágico!. Y cuando sucede después de que has grabado una toma que adoras, el nivel de estrés mientras te confirman que no se perdió es elevado. Pero bueno, yo siempre aprobaré sumarle un nivel extra de adrenalina a una experiencia ya de por sí intensa.
Sobre su personaje...
E.D.: No diré mayor cosa: soy la esposa de Sator (Kenneth Branagh).
La cinta fue muy física, cuéntenos de su entrenamiento...
E.D.: Hacía mucho que no me preparaba así para un papel. No me importó. Lo acepté como parte del proceso. Soy ex bailarina de ballet, y no me es extraño entrar a un régimen disciplinario diario en el que alguien te castiga para conseguir una meta (ja), pero fue bueno. No quería estar mal parada, tenía que estar lista física, emocional, y psicológicamente para lo que exigiera el rol. Y así lo acepté, aunque no con agrado, eso lo puede confirmar mi entrenador (ríe). Y, cuando a veces coincidíamos con Robert y John David en nuestros entrenamientos, era muy cómico notar nuestra aproximación tan distinta: J.D. es atleta, lo disfruta y ama, y yo me la pasaba refunfuñando, y Robert (Pattinson) estaba en el medio.
Háblenos de sus películas favoritas de Christopher Nolan...
E.D.: Amo sus películas y las considero un “Comfort Food”, sobre todo The Dark Knight y The Dark Knight Rises. Las veo mucho en aviones (ríe), porque hay algo en ellas, tan cerebral y entretenido que sabes que en dos horas no vas a pensar en nada más. Me pasa igual con Inception, que vi en cine dos veces y luego muchas más en casa. Y Memento y Dunkirk, que la creo una obra maestra. Así que siempre fui una fan enorme.
Y es muy interesante cuando admiras tanto un trabajo de un director, y trabajas con él, y ves el efecto que tiene en la gente. Es ferozmente inteligente, y sus películas tienen un velo de secreto y misterio. Es un ser mágico que, de hecho, sí existe y piensa y escribe y realiza estas películas.
Cuando lo conocí y tomamos té, fue una sensación surrealista. No hay muchos directores que me harían sentir así. Luego, cuando comenzamos a trabajar, lo que proyectaba en mis expectativas aterrizó en la realidad de definir lo que tienes que hacer y cómo lo vas a hacer.
Hay algo mágico en el set de Nolan, la gente se emociona de hacer este cine que jamás se ha visto. Se siente una energía muy particular
¿Qué tal le fue en el set?
E.D.: Cuando trabajas con él, entiendes que le da una connotación positiva a palabras como retar, exigir, y resistir. Chris entiende lo que debe suceder para armar una burbuja de trabajo, muy presurizada, pero que te permite empujar al máximo tus capacidades. Ese ambiente es intenso, pues él trabaja rápido, a ritmo fluido, y es muy específico y refinado en sus maneras.
No hay nada superfluo en el set de Nolan, todo el mundo sabe qué debe hacer, cómo debe llegar preparado. La energía no se gasta, pero, como actor sabes que cada gota de tu energía será empleada para estas escenas.
Hay una disciplina necesaria, pero no es mala. Como actor quieres sentir que todos los involucrados quieren hacerlo tan bien como tú, que realmente lo quieren hacer y les emociona. Y eso es mágico en el set de Nolan, la gente se emociona de hacer este cine que jamás se ha visto. Se siente una energía muy particular en el set de. Vas a la guerra y creas esta magia del cine. Nunca sentí algo así, no sé si haya alguien que trabaje así. Y a la vez, se mantiene una onda muy cinemática (lo que sea que esto signifique), muy vieja escuela. Sabe la escala de lo que está haciendo.
Confío en él tanto, y es hermoso sentirlo. Porque sabes que si lo miras, en un momento de duda. En pocas cosas puedes confiar tanto como en Nolan diciendo: “No te preocupes, tenemos la toma”.
No es fácil dimensionar y entender estas historias, ¿cómo le fue con las dudas?
E.D.: El proceso es leer, tocas los temas, haces mil preguntas, y luego te toca ir paso a paso, pieza a pieza, pero sabiendo que él está a la cabeza del bote y todo para él está claro.
Viajaron mucho, rodaron en ocho países, ¿qué locación le dejó la mejor memoria?
E.D.: Amé los días en Italia. Fue claro, veraniego, hermoso y calientito, visitando Amalfi, y tuve dos días libres y me fui en un bote y nadé en el océano. Fue lindo. Pero mirando atrás, en Estonia arrancamos, y lo que hicimos allá fue increíble. En cada lugar, parecíamos arrancar una nueva película. Y todo el crew/equipo viajaba , con el grip y los camarógrafos, en lo que parecía una versión muy épica de los viajes escolares.