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Fernando Botero: la apasionante historia de Felipe Grimberg, el hombre que vendió la mayor cantidad de cuadros del maestro

Felipe Grimberg fue el hombre que se encargó de consolidar el éxito comercial de Fernando Botero. Ha vendido unas 500 obras del maestro. Las más costosas han alcanzado los 3 millones de dólares.

Redacción Semana
16 de septiembre de 2023
   A la izquierda, Botero y Felipe Grimberg, hace exactamente un año, en Mónaco. A la derecha, el maestro sostiene el libro en el que Grimberg recoge su vida como marchante con el maestro.
A la izquierda, Botero y Felipe Grimberg, hace exactamente un año, en Mónaco. A la derecha, el maestro sostiene el libro en el que Grimberg recoge su vida como marchante con el maestro. | Foto: Suministrada a Semana A.P.I.

La última vez que Felipe Grimberg compartió con Fernando Botero fue hace exactamente un año, en septiembre de 2022, en Mónaco. El maestro antioqueño, con 90 años a cuestas, lucía sereno y lúcido, pero ya se cansaba al andar y al hablar. A su lado, Sophia Vari, con un tapabocas, se mostró igual que siempre lo hizo en el último medio siglo, amorosa y gentil.Hablaron de una colección de acuarelas que Botero pintaba sobre papel. Atrás habían quedado ya los días en que creaba obras de gran formato. El párkinson lo aquejaba y le había traído rigidez en algunas partes del cuerpo, además de dificultades en el habla. Pero pintaba. Pintaba mucho. Cuatro, cinco horas, en su taller.

Felipe enseña un par de fotos de ese día. Imágenes que hoy atesora junto a montones de recuerdos de más de 35 años de amistad. Y la mañana del viernes, cuando el mundo conoció la noticia del fallecimiento del artista colombiano, recordó las veces en que Botero le decía que la manera más poética de morir sería sentado, pintando. “Y estoy seguro de que tal cual lo hizo en esos últimos días”, asegura el bogotano de acento paisa.

Maestro Fernando Botero
Bogota febrero 6 del 2005
Foto Guillermo Torres Reina / Semana
Maestro Fernando Botero. | Foto: Guillermo Torres Reina

A la vida de Botero llegó movido por la terquedad y un amor por el arte tan colosal como las esculturas mismas del antioqueño. Un jovencísimo Felipe, con apenas 20 años, se le presentó al pintor, por entonces de 54, con la idea de ayudarle a comercializar sus obras. Él soñaba con convertirse en un marchante de arte de renombre. Pero tuvieron que pasar muchos años antes de que Botero, que ya vivía la fama mundial, aceptara y descansara en sus manos esa misión.

“Luego de 15 años, él se dio cuenta de que me movía bien en ese mundo y con el tiempo me hice parte de su círculo íntimo, comencé a llevar sus obras a galerías y círculos que aún no contaban con ellas”, relata el bogotano.

En parte, Felipe ha sido el responsable del exitoso manejo comercial del pintor y escultor. “Cuando comencé en el arte compraba en el mercado secundario, en las subastas de arte en Nueva York y en París, que tenían obras latinoamericanas. Y cuando él me empezó a vender, ya conocía bien su obra, por lo que me resultó fácil colocarla en el mercado de galeristas y coleccionistas. Yo lo acerqué a muchas galerías que no tenían acceso a su obra, porque él siempre la mantuvo muy cerrada”, dice.

Fernando Botero Angulo ODB es un pintor, escultor y dibujante colombiano, domiciliado en Pietrasanta, París, Mónaco y Nueva York.
Fernando Botero Angulo. | Foto: Mondadori via Getty Images

Grimberg asegura que el maestro “no vendía obras por encargo, solo lo que quería vender. Uno solo le decía si quería una figura femenina o un bodegón, por ejemplo”.

Desde entonces, se convirtió en la persona que más ha vendido obras del colombiano: unas 500 en total. La más costosa fue una obra de los años sesenta, por la que pagaron 3 millones de dólares. También esculturas monumentales, cuyos dueños pagaron más o menos ese mismo valor.

Y la cifra suena grande, pero es que “con los años resultó que tener un Botero daba prestigio y era una buena inversión. Hace 40 años una pequeña escultura costaba 30.000 dólares, hoy esa misma llega a los 500.000”, comenta Grimberg.

Maestro Fernando Botero
Bogota febrero 6 del 2005
Foto Guillermo Torres Reina / Semana
Maestro Fernando Botero. | Foto: Guillermo Torres / Semana

No siempre fue así. “Cuando él llegó a Nueva York en los años cincuenta se encontró con el movimiento expresionista abstracto y él era un ferviente artista figurativo, que prefirió seguir sus principios artísticos. Y, poco a poco, encontró su lugar; ya los grandes museos norteamericanos en los sesenta compraron su obra, la tienen aún y no la venden. Después de eso comenzó a vivir de su obra y vivía muy bien”.

Ahora, dice Grimberg, “hay que esperar cómo sus obras se van a revalorizar después de su muerte. Pero la verdad es que su inmenso legado no tiene precio”.