MÚSICA
¡Llegó el octavo Estereo Picnic!
El festival ya es uno de los eventos de música más importantes del país por el que pasan artistas de gran renombre. Sus dificultades logísticas no logran empañar sus méritos.
Los tacharon de locos, por supuesto. Sin embargo, decidieron lanzarse al ruedo en 2010 y organizar la primera edición del Festival Estéreo Picnic. No fueron más de 3.000 personas y las pérdidas superaron los 120 millones de pesos. Aun así, les apostaron a una segunda y a una tercera edición. Y el panorama no mejoraba.
Pero no conformes con ello, le apostaron a un cuarto evento, en 2013, que también estuvo al borde de la quiebra. Pero esta vez habían decidido cuadruplicar la inversión en los artistas: pasaron de 250.000 dólares a un millón. La banda estadounidense The Killers ese año lo cambió todo: traerla costaba 600.000 dólares, los organizadores no tenían la plata, pero la boletería se agotó cuando anunciaron su presencia. No solo hubo dinero para traerlos, sino a otros artistas de prestigio como Café Tacvba y New Order.
Esta es la historia corta del camino que recorrieron los ‘locos’ Sergio Pabón, Santiago Vélez, Julián Martínez, Julio Correal, Philippe Siegenthaler, Juan Camilo Silva, Juan David Shool y Gabriel García para darle vida y consolidar uno de los eventos musicales con más fuerza del país.
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Hoy el festival tiene un tinte mucho más masivo, el presupuesto para artistas alcanza 3 millones de dólares y se espera que a la octava edición, que comienza el próximo jueves 23 y termina el sábado 25, acudan unas 60.000 personas en los tres días que dura la fiesta.
Ahora la historia se cuenta sola: unas 200.000 personas han asistido para escuchar a 220 artistas como Calvin Harris, Red Hot Chili Peppers, Snoop Dogg, Caifanes, Jack White, Nine Inch Nails y Andrés Calamaro, entre otros. Casi ningún género ha quedado por fuera de la oferta.
“La propuesta inicial era ambiciosa porque buscábamos una experiencia única en el país, pero jamás pensamos que después sería algo tan grande”, dice a SEMANA Gabriel García, CEO de Páramo Presenta, la compañía organizadora del evento. Y hoy es difícil discutir que es un evento de talla mundial pero autóctono, hecho en casa.
En esta edición aparecen, entre los 52 participantes, nombres como The Strokes, catalogados como los “salvadores del ‘rock’”; The Weeknd, el nuevo ícono del pop y el R&B; y Deadmau5 y Justice, que traen propuestas novedosas en música electrónica. Asimismo, los DJ Martin Garrix y Flume y el rapero Wiz Khalifa, artistas que suenan en emisoras y plataformas musicales.
Eugenio Chahín, el encargado de comunicaciones del Estéreo Picnic, dice que el proceso de curaduría ha evolucionado con el mismo festival a través de los años: “pasar de 3.000 asistentes a 60.000 en ocho ediciones tiene que ver con un crecimiento natural, al igual que con una evolución conjunta con el público”. Ahora se sabe que es muy importante traer bandas nuevas para crear un discurso musical que le hable a las actuales generaciones. Y el festival encontró un balance en la heterogeneidad en los carteles.
Aunque no todo es fiesta. Año tras año los nombres de los artistas suscitan polémica y este 2017 no es la excepción. Si bien hay un importante número que decide ir al festival independientemente de la oferta musical -hay quienes pagan hasta 1.250.000 por vivir la experiencia completa-, otros, desde que se conoce el cartel, arremeten contra la programación.
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Los argumentos, casi siempre, los mismos: “Falta más ‘rock’”, “hay artistas de relleno”, “¡mucha electrónica!”, “nada que ver con el cartel de 2014”, “mucha plata para lo que es”. Sus organizadores se defienden explicando que el cartel tiene un ritmo para cada persona, especialmente para los jóvenes, que se están adaptando a la cultura de los festivales: un formato en el que hay espacios para varios artistas y otras actividades que van más allá de la música, como una oferta gastronómica de 28 restaurantes o un mercado de diseño independiente en el que venden ropa, accesorios y vinilos.
El crítico musical Daniel Casas, de Radiónica, explica que la crítica surge porque hay gente que nunca ha escuchado a Catfish, Glass Animals o Caribou porque no tienen la proyección mediática de otros artistas. Y también encuentra otra razón: “Me parece que la gente espera que el Estéreo Picnic sea como aquella versión muy fuerte del 2014, donde estuvieron Pixies, Tiesto, Los Fabulosos Cadillacs, NIN y Red Hot Chili Peppers”.
Chucky García, programador artístico de Rock al Parque, reconoce en Estéreo Picnic un evento con su propia identidad, que no riñe con los demás festivales, y que desde su irrupción nació con una idea clara y definida de lo que quería ser en términos de oferta musical y de experiencias para el público. Hoy se ha mantenido fiel a esa idea. “Pensar que se trata solo de dinero –dice– es ver únicamente una parte de la foto, la completa incluye gestión, equipo de trabajo y confianza del público, entre otros”.
Otro de los componentes importantes de Estéreo Picnic es que se convirtió en plataforma y posicionamiento de artistas nacionales como Monsieur Periné, los Petit Fellas y los Crew Peligrosos. El cantautor Andrés Correa, quien está a punto de lanzar su nuevo disco Ocaso, se presentó en 2015: “Encontré un público tranquilo, que quiere disfrutar y escuchar nuevas propuestas sin juzgar”. Por esto mismo, la agrupación Milmarías eligió el escenario del Picnic para lanzar un sencillo, La palmera voladora, y un videoclip que rodó en las pantallas del evento.
No todos los colombianos han tenido un paso feliz por el festival. Daniel Restrepo, líder del grupo FatsO, critica que a las nuevas bandas les dan los horarios de relleno: “Cuando tocamos no había llegado nadie, apenas abrieron las puertas cuando íbamos en nuestra segunda canción”.
Pero los reparos no son solo musicales, pues los temas logísticos generan más de un dolor de cabeza: los trancones, la falta de parqueaderos, la reventa, los colados y los efectos que causa la lluvia, porque durante la época de Estéreo Picnic es fijo que llueve.
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“No es chévere encontrar trancón de dos horas para llegar al festival”, dice Gabriel García. Por eso este año habilitarán el Tren de la Sabana que hará cinco recorridos diarios: tres de ida y dos de regreso. Y diseñaron distintas rutas que saldrán de diferentes puntos de la ciudad con convenios con el Sitp y TransMilenio. Para los que puedan: habrá helicópteros desde el aeropuerto El Dorado.
Si hay elogios y críticas, también hay ligeras frustraciones como no haber podido traer aún a grupos como Depeche Mode o Radiohead, a los que los organizadores y el público quieren ver en el Parque 222, donde se realiza cada año el festival. “¿Que por qué se mantiene el festival? Porque hay pasión, pasión por la música”, concluye Chahín.