Paz y Comunidad
“Futuro en tránsito”: la Comisión de la Verdad invita a reflexionar sobre la paz a través de palabras
Hace poco, la entidad comenzó a publicar una serie de ensayos que, a través de palabras clave, reflexionan sobre el pasado y el presente del país, buscando construir un futuro común. Son 13 libros, cada uno con tres textos de tres autores colombianos, y bien vale la pena leerlos.
Comenzando su ensayo sobre la palabra “respeto”, el escritor Juan Álvarez explica que “en las expresiones con las que hablamos está cifrado nuestro sistema conceptual ordinario, es decir, en ellas se define el asunto ético crucial de cómo actuamos en el mundo”. He ahí su importancia.
La nobel de literatura Toni Morrison lo decía de una manera ligeramente distinta: “Morimos. Ese puede ser el sentido de la vida. Pero hacemos lenguaje. Esa puede ser la medida de nuestras vidas”. Ella, al igual que Álvarez, era consciente de que el lenguaje es pensamiento y que, por tanto, tiene la capacidad de definir nuestra realidad y no solo de describirla.
“El lenguaje opresivo no solo representa violencia; es violencia. No solo representa los límites del conocimiento; limita el conocimiento”, afirmaba Morrison.
Con ello en mente, la Comisión de la Verdad creó una serie de libros en los que autores colombianos de distintos credos, posturas políticas y ámbitos del conocimiento reflexionan sobre palabras clave que permiten entender el pasado y el presente del país, y construir una futura vida en común. Juan Álvarez, Pedro Adrián Zuluaga y Patricia Ariza escribieron sobre el respeto; Jaime Abello, Adriana Villegas y Carol Ann Figueroa sobre la comunicación; Francia Márquez, Tatiana Acevedo y Álvaro Restrepo sobre el territorio, y Moisés Wasserman, Lariza Pizano y Damián Pachón, sobre la incertidumbre.
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En la página web del proyecto los colombianos encontrarán cinco libros disponibles gratuitamente y cada semana se publicará uno nuevo. Habrá ensayos sobre las palabras “perdón”, “confianza”, “acuerdo”, “diversidad” y “resiliencia”, entre otras. Cada uno “recoge posturas y reflexiones sobre la paz, inspiradas en una palabra que da el nombre a cada título de la colección. Son apreciaciones desde distintas regiones, artes, oficios, ideologías políticas y credos”, dice en el portal digital de Futuro en tránsito.
Moisés Wasserman, por ejemplo, reflexiona sobre la incertidumbre desde la historia y la filosofía, y cuenta, entre otras cosas, por qué el pensador y educador John Dewey sugiere corregir nuestra búsqueda de certezas: “Reduce al ser humano a la condición débil de espectador”. El coreógrafo y bailarín Álvaro Restrepo propone hablar de “un cuerpo que es en sí mismo ‘un lugar’ y que a su vez ocupa un espacio, un territorio”, y enfatiza que no tenemos un cuerpo sino que somos un cuerpo. Y Francia Márquez profundiza en cómo la manera en que la sabiduría ancestral enseña a las personas a relacionarse con el entorno, con los otros y con la naturaleza, le permitió entender cabalmente la filosofía ubuntu: “El soy porque somos”.
En el ensayo El acontecimiento de la verdad, el padre Francisco de Roux, presidente de la Comisión de la Verdad, explica el porqué de Futuro en tránsito: “Estos ensayos, con miradas y provocaciones intelectuales diversas, nos ayudarán a profundizar en las reflexiones que tenemos que hacer como ciudadanos, planteándonos preguntas difíciles y dilemas morales que nos interpelen en un país que dejó que la guerra generara cuatro millones de desplazados, doscientos veinte mil muertos, así como miles y miles de desaparecidos y refugiados. Confiamos en que el diálogo que se inspira en estas lecturas nos ayudará a construir desde la búsqueda de la verdad el futuro en paz y dignidad humana que se merecen las futuras generaciones de colombianos y colombianas”.
El diálogo, ese intercambio de ideas y de experiencias de vida, abre la mente y enseña a pensar. Y dice la filósofa Hannah Arendt que una de las principales metas de toda democracia debería ser la de procurar que todos sus ciudadanos desarrollen la habilidad de pensar. Si bien es ingenuo creer que ello es garantía contra el mal, y que solo por el hecho de pensar todos los hombres y mujeres aprenden a vivir correctamente, sí puede decirse que el desarrollo de esta habilidad es lo único capaz de prevenir una catástrofe. “A menos que uno se detenga a pensar, a menos que uno desarrolle la capacidad de pensar de manera independiente –escribe Arendt en su ensayo El pensar y las consideraciones morales–, es muy fácil sucumbir ante el mal”.
En El acontecimiento de la verdad, el padre De Roux también cuenta cómo la Comisión ha asumido su tarea de esclarecer la verdad, y de trabajar por la no repetición de los actos de violencia con los que tristemente los colombianos hemos tenido que acostumbrarnos a vivir durante más de seis décadas. “Como podrán imaginar, no es un proceso fácil, pero seguimos empeñados en propiciar todos los espacios y estrategias posibles para que en una suerte de in crescendo constante, entre la verdad en la vida pública de los colombianos desde lo cotidiano, crezca nuestra conciencia colectiva para no tolerar más lo intolerable y nos sobrecoja una conmoción positiva que nos haga pensar en un futuro en paz. Es en el respeto de las diferencias que lograremos el futuro compartido”.
Y trabajar por un futuro compartido, por un futuro en paz, debería ser una tarea de todos los colombianos.
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