ENTREVISTA
Gaby Pérez, la tanatóloga mexicana que lleva 25 años trabajando con pacientes terminales, habla con SEMANA de la muerte: “El miedo es una jaula”
La escritora estuvo de visita en Bogotá y compartió su inspiradora perspectiva en su último libro, “Elige no tener miedo”. Con más de 25 años de experiencia trabajando de cerca con la muerte, Pérez aborda temas difíciles como el miedo, el duelo y el suicidio, ofreciendo consejos valiosos para enfrentar las adversidades de la vida.
SEMANA: ¿Qué la inspiró a escribir su último libro?
Gaby Pérez: ‘Elige no tener miedo” está inspirado en mis pacientes. Yo soy tanatóloga desde hace 25 años, trabajo con enfermos terminales y con personas en proceso de duelo y la inspiración para mí son ellos, su resiliencia como el amor le gana al dolor. Las diferentes circunstancias que han vivido y yo quería un libro que nos hablara de los dolores más fuertes que tenemos en la vida, pero la capacidad de salir adelante de ellos, entonces esa fue mi inspiración el compartir esperanza.
SEMANA: El título del libro sugiere que se trata de superar el miedo. ¿Cómo aborda ese tema en el libro?
G.P.: El miedo no lo podemos borrar de la ecuación. El miedo no es malo porque el miedo es una emoción natural que te advierte y gracias al miedo sobrevivimos, porque si no seríamos demasiado temerarios. Caminaríamos por la orillita de un edificio, andaríamos en el carro muy rápido. Entonces el miedo nos ayuda como advertencia. Lo que tenemos que hacer es que el miedo se quede en el asiento del copiloto, no se pase al asiento del conductor.
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Cuando el miedo rige tu vida es cuando dices no voy a poner un negocio porque qué tal que me asalten. No me voy a ir al extranjero porque qué tal que me vaya mal. No me voy a casar porque seguro que me divorcio. Entonces acabas no haciendo nada porque ganó el miedo. Si al miedo lo colocas como este consejero que te advierte pero que no te controla, la vida es otra.
SEMANA: ¿Y existen estrategias para superar el miedo?
G.P.: Yo creo que superar no es una palabra que nos guste a los tanatólogos para evitar el miedo. Sí, yo creo que necesitamos tener un pensamiento positivo. ¿Qué le dices a tu mente? Y te voy a dar un ejemplo. Los famosísimos ataques de pánico que ahora es el pan nuestro de cada día y terminan jóvenes y adultos en salas de urgencia pensando que les está dando un infarto. Empiezan con una opresión en el pecho, como que no pueden respirar y entonces su mente puede potenciar eso.
Como no te imaginas, me está dando algo, me voy a morir, no puedo respirar, me estoy ahogando. Ya me está doliendo el brazo. Esto seguro es un infarto. Y entonces crecen, lo crecen, lo crecen. Si tu mente en ese momento te dijera tranquilo, ya te oí. Solo me estás advirtiendo. Respira profundamente. Haces tres inhalaciones, te mojas las manos, te metes a bañar, te enfrías. Si tu cabeza te lleva ahí, entonces te calmas. Yo creo que si controlamos el pensamiento que Sor Juana decía que es la loca de la casa. Si controlamos a la loca de la casa, entonces al miedo lo tenemos donde tiene que estar.
SEMANA: En el libro menciona cómo enfrentar las situaciones difíciles con actitud y responsabilidad. ¿Existen consejos o ejercicios para poder sobrellevar esto?
G.P.: Sí, no puedes esconderte. El error más grande es que si no lo veo no existe. Voy a meter esta tierrita bajo del tapete y entonces desaparece porque ahí está siempre. La única manera de salir del miedo es a través de él. Entonces tienes que ver de frente el miedo y decirle ¿Qué quieres de mí? ¿Qué tengo que aprender en esta situación? Aquí estoy y repetirte todo el tiempo, este es tu voz interior que tienes que tener. A mí esto no me va a destruir, me va a construir en una mejor persona.
SEMANA: Otro tema que se aborda es el miedo a la muerte. ¿Cómo se puede sobrellevar esto?
G.P.: Es que el miedo a la muerte es uno de los miedos innatos del ser humano. Obviamente tenemos miedo a la muerte porque tenemos miedo a extinguirnos, a que se nos acabe la vida. Y además la muerte es como lo desconocido. Entonces las personas le pueden tener miedo a esto. Pero creo que lo que se esconde detrás del miedo a la muerte es un miedo a que cuando la muerte llegue, yo no haya vivido, yo no haya disfrutado, yo no haya sido feliz. Entonces nos volveríamos negociadores de dame dos añitos más, dos añitos más y ahora sí lo voy a hacer bien.
Entonces tenemos miedo de que llegue la muerte y la muerte nos sorprenda sin haber vivido. Yo quiero y es algo que repito mucho, que cuando la muerte llegue por mí, me encuentre viva, me encuentre con ilusiones, con un boleto de avión comprado, escribiendo un nuevo libro, no me encuentre ya sentada en un sillón esperándola. Ay, qué bueno que viniste ya llévame.
SEMANA: El libro toca temas como sensibles, como el duelo de un hijo, el suicidio, el secuestro. ¿Cómo se pueden abordar estos temas que tienden a ser incómodos y que la gente no suele tocarlos?
G.P.: Yo creo que lo sensible es justo lo que tenemos que tocar, porque son temas muy duros, pero hay que tratarlos de manera amable. Ese es el sello de Gaby tanatóloga, abordar el tema más difícil desde un punto de vista muy cálido, muy afectivo y con esperanza. Yo sí creo que uno puede salir adelante de cualquier duelo que tengas. Si no lo creyera, no me dedicaría a esto. Y mi actitud y lo que yo comparto es justamente esto el vas a poder, el amor le va a ganar al dolor.
SEMANA: ¿Cuáles son esos mitos a romper sobre el suicidio?
G.P.: Uno de los mitos y que nos ha dañado mucho es el que se va a suicidar, no lo avisa el que realmente lo va a hacer no lo dice. Es un mito. El que lo va a hacer, lo dice, lo anuncia, manda señales y no porque lo diga significa que no lo va a hacer. Sí lo va a hacer. Entonces tenemos que aprender a escuchar eso. Otro mito es el mito de Romeo y Julieta, que el suicidio es romántico, que murió por amor. A mí no me digan nadie muere por amor, porque el verdadero amor te habilita para la vida, no te inhabilita para ella.
Entonces creo que hay mitos como hoy me voy a, no sé, no quiero ser demasiado específica en los métodos, pero creen que la persona los va a encontrar en una cama tendida, bonita, romántica y no los métodos que utilizan. Todos tienen efectos secundarios y la escena que van a ver los demás no es como tú quisieras ser recordado. Desde las cosas más sencillas hasta las cosas más profundas. El suicidio se tiene que ver como un error, es una decisión falsa, es tomar una decisión definitiva basada en una emoción temporal y eso es un grave error.
SEMANA: Es muy común que en los países latinoamericanos los padres con sus hijos no tocan mucho el tema del suicidio y sienten que no están preparados para hablar de eso. ¿Qué consejos les puedes dar?
G.P.: Es que los padres hemos creído que hablar de ciertos temas, exponerles ideas en la cabeza a los jóvenes, pero la verdad es que esas ideas ya están ahí. Hablar de eso es quitarle la presión a la olla exprés para que salga y ponerla en común. La etimología de la palabra comunicación. Comunicar es poner en común y hay que hablar de eso porque los jóvenes pueden encontrar en redes sociales, en internet, maneras de quitarse la vida. Pero hay muy pocas redes sociales que nos digan realmente cómo vivirla, sin compararte, sin competir, sintiéndote único, pero valorando tu unicidad.
Entonces yo les diría a los padres que no tengan miedo de ser invasivos. Es la vida de mi hijo, ¿Cómo me voy a meter en su vida? Cómo no te vas a meter si tú se la diste, tú le diste la vida. Métete y haz que el joven sienta que te importa. O el adulto mayor, porque son los dos grupos de mayor riesgo. Necesitamos hablar de esto. ¿De qué estás pensando? Y un error en los padres es que todo el tiempo están arriba de los hijos. Mijito, ¿Qué tienes, mijito? ¿Qué te pasa? Cuéntame qué tienes. Y cuando el hijo se voltea y le dice ya no quiero vivir. No digas eso, mijito. Entonces no estamos preparados para las respuestas, necesitamos realmente escuchar.
SEMANA: ¿Usted considera que debe haber como una edad mínima para tocar estos temas o cree que depende mucho del contexto?
G.P.: Depende mucho de lo que estén viviendo, pero yo te diría que si hubo un suicidio en la familia o un secuestro, hay que hablar con la verdad. Los niños merecen la verdad. La verdad a su nivel. Es como si tú me dijeras Gaby, cuál es la edad recomendada para hablar de educación sexual? Muy chicos, porque a lo mejor si te esperas a que sean jóvenes para esto, a lo mejor ya tuvieron un abuso, un toqueteo, ya alguien los hizo sentir mal. La información es poder y creo que debemos de dejar de tenerle miedo a esto.
Desde luego yo creo que elige no tener miedo. Debería de ser un libro obligatorio en preparatoria, sabes? Antes de entrar a la universidad todos los jóvenes deberían leer ‘Elige no tener miedo’. Creo que eso sería muy importante.
SEMANA: El duelo por los desaparecidos también es algo común en Colombia por la situación política, social, etcétera. Es algo que ha pasado muchísimo, ¿cómo aconsejas a las personas a que enfrentan estas situaciones?
G.P.: Es un duelo muy complicado. México y Colombia compartimos ese dolor y es un duelo antinatural. El ser humano puede con la muerte. Entendemos la muerte, pero no entendemos la maldad. El que alguien pueda tomar a otro ser humano como mercancía de cambio, como moneda de cambio, eso es terrible. Ponerle un precio a la cabeza del ser que tú amas. Entonces es un duelo bastante antinatural. Y necesitamos tener una vida espiritual y creer que ahí donde no estamos nosotros sí está Dios, porque está la persona, está desaparecida para nosotros, pero no está desaparecida para Dios.
Dios la está viendo, Dios está ahí haciendo que las cosas sucedan de la mejor manera posible, de la manera menos dolorosa. Y tenemos que confiar en eso y seguir adelante. No le puedes poner pausa a tu vida porque tenemos responsabilidad y tenemos amor. Entonces seguir adelante y si aparece haremos una fiesta, bienvenido, Pero y si no? Pues continuaremos nuestra vida.
SEMANA: ¿Cómo fue el proceso de creación del libro?
G.P.: Yo en mi primer libro ‘Cómo curar un corazón roto’, abrí la posibilidad de que las personas me compartieran sus historias a través de mis redes sociales, pues me llegó un mundo, un mundo de historias. Lo primero fue darle lectura a todas y clasificarlas a ver este todo este eh, pues era un bonche así de de casos de muerte de un hijo, esto sobre suicidio y secuestros, esto sobre miedo al abandono, miedo a la muerte.
Y busqué los que eran más significativos, los que representaban a más, tratando de no irme solo al caso amarillista o específico, sino dándole a través de un caso voz a muchos otros casos. Porque la voz de una madre que pierde a un hijo es la voz de todas las madres. Los hijos de nadie están seguros.
SEMANA: Y en esa recolección de datos ¿identificó algún común denominador?
G.P.: Sí. Primero el miedo. El miedo enorme. Por eso el título del libro El miedo, que es una jaula que te encierra y te mete ahí. Y después pues los deseos de que la persona estuviera bien, ya fuera porque estuviera desaparecido o porque hubiera muerto. Hay mucha curiosidad acerca de qué pasa cuando morimos, a dónde se van. ¿Es cierto que este es un lugar mejor? el lugar de la muerte y en este libro trato de explicarles que la muerte no es un lugar mejor.
La muerte no es un lugar, es un estado del alma. Ya no, ya no tienes cuerpo que te delata, ya no tienes mente que te atormente, pero tienes esta energía, este espíritu, esta alma que va a ser felicidad. Entonces la muerte es la graduación de la vida y no necesariamente la jaula en la que nos metemos por el miedo. Y ellos, fueron mi inspiración, mi para qué, mi por qué y las ganas que tengo de decirle a las personas que el ser parte de una familia te compromete a dar lo mejor de ti.
No es ser transmisores de miedos. Los niños nos están oyendo y te oyen cuando dices ‘uy, todo va a ir a peor’, pero qué desastre, estamos en crisis, ya no es como antes y les robamos la esperanza, su futuro.
SEMANA: ¿Cómo está siendo la acogida del libro?
G.P.: Maravilloso, maravilloso. En México es uno de mis libros más vendidos. Todo mundo quiere saber un poco sobre este tema. Creo que la pandemia nos dejó una estela de miedo en todas las casas. Entonces antes algunos tenían miedo a morir. Hoy todos. Antes algunos tenían miedo a perder a un ser querido. Hoy todos. Antes algunos tenían miedo a enfermar. Hoy nos pasa a todos. Se potenciaron los TOCs, los trastornos compulsivos, la ansiedad.
Esto creció mucho. Entonces al libro lo han recibido maravillosamente. Me siento muy honrada. Tiene un código QR este libro que invita a los lectores a leer la historia detrás del libro, de cómo surgió, de qué significó en mi vida historias acerca de la ilustradora, por ejemplo, que ya falleció. Es una ilustradora maravillosa, una acuarelista mexicana, Luz de Lourdes Pinto, que hizo pudo ejemplificar con pájaros las expresiones y el sentimiento que tenemos con respecto al miedo.