Arte
“Había una ciudad y fue reconstruida por muchos”: un recorrido de realidad virtual revela el pasado y la pesadilla de Hiroshima
Transmitir lo que sucedió en la ciudad japonesa tras recibir el impacto de una bomba atómica es imposible, pero esta experiencia trata de reflejar el pasado que quedó devastado y un presente en el que muchas manos sumaron para tratar de superar el trauma.
En una soleada calle de Hiroshima, un turista mira a su alrededor, pero en lugar de ver una arteria animada, asiste a una escena de horror, entre llamas y cuerpos calcinados. Esa fuerte imagen forma parte de un recorrido de realidad virtual por esa ciudad japonesa tal como era antes, durante y después del bombardeo atómico del 6 de agosto de 1945.
Puede ser una experiencia desconcertante, pero Hiroshi Yamaguchi, cuya empresa propone estas visitas (y que fue el tercer presidente de la historia de Nintendo), cree que puede ayudar a entender el impacto del ataque llevado a cabo por Estados Unidos hacia el final de la Segunda Guerra Mundial.
Viéndolo no sólo en fotografía, sino también experimentándolo de forma inmersiva, es más fácil de entender
“Creo que incluso algunas personas que viven en Hiroshima no saben que lo que ahora es el Parque de la Paz solía ser una ciudad propiamente dicha, donde vivía gente”, dijo este hombre, de 44 años. “Viéndolo no sólo en fotografía, sino también experimentándolo de forma inmersiva, es más fácil de entender”, estimó.
La visita comienza en lo que hoy es la Casa de Reposo del Parque de Hiroshima, donde en el momento del ataque funcionaba el sindicato de racionamiento de combustible. Este lugar estaba a sólo 170 metros del hipocentro de la explosión y solo una de las 37 personas que se encontraban en el edificio sobrevivió, por hallarse en el sótano cuando cayó la bomba.
El recorrido se basa en parte en lo que vio cuando salió de allí. Esas imágenes le atormentaron el resto de su vida. Después de todo, un total de 140.000 personas perecieron a causa del ataque.
La empresa de Yamaguchi, Tabimachi Gate Hiroshima, trabajó con archivos del Museo conmemorativo de la Paz de la ciudad, un periódico local y los testimonios de sobrevivientes, para crear segmentos de imágenes de realidad virtual. Los participantes recorren una trayecto de cinco paradas portando un casco de realidad virtual y ven cada lugar como era antes de la explosión, durante el ataque y después de la reconstrucción de la ciudad.
La visita dura aproximadamente una hora y da lugar a un debate con los participantes.
“Había una ciudad”
A Sergio Wang, un brasileño de 64 años, el recorrido le pareció “impresionante”.
“Cuando empieza, hay dos personas en el puente y de repente (...) se escucha el sonido del avión, y se ve un destello, como si explotara la bomba”, relató. “Creo que es impresionante porque no vi nada como eso (antes) y se puede ver alrededor, se puede inspeccionar lo que quieres”.
Megumi Tabuchi, una residente de Hiroshima que se mudó a la ciudad hace tres años, afirma que la experiencia le permitió “tener una idea precisa de cómo era” Hiroshima antes de la hecatombe nuclear. El recorrido fue “muy vívido, con gente caminando”, agregó.
Según Yamaguchi, algunas personas consideraron que la experiencia era demasiado inmersiva e interrumpieron la visita.
Pero los niños, a quienes se ofrece una versión diferente del recorrido, a menudo parecen relacionarse mejor con la realidad virtual que con las imágenes estáticas del pasado.
La empresa de Yamaguchi se dedica sobre todo a otros tipos de turismo, aunque este trayecto por el Parque de la Paz apasiona personalmente a este descendiente de hibakusha, como se les llama a quienes sobrevivieron a la bomba.
“Quería mostrar que hubo un antes, que había una ciudad y que fue reconstruida por mucha gente”, afirma.
El exdirector del Museo de Hiroshima vivió el experimento y dijo: No fue así. Fue peor
Antes de inaugurar el lugar, le pidió a otro hibakusha, Hiroshi Harada, exdirector del Museo de Hiroshima, que hiciera el experimento. Harada le dijo luego que las imágenes tenían una limitación: no podían captar el olor a seres humanos quemados y en descomposición, que le persiguió durante décadas. “Miró (el film) y me dijo: ‘No fue así. Fue peor’”.