Música
“Hago canciones para llenar el alma, por eso no me meto en la música urbana”: Chabuco habla con SEMANA de su nuevo álbum ‘A tres pianos’
“Este nuevo álbum es un disco simple, pero lleno de melodías, de sentimientos. Tiene lo que yo llamo el difícil arte de la sencillez”, asegura el artista de Valledupar.
Seis temas, tres compadres y una de las voces más bellas de la música latinoamericana. Eso es A tres pianos, el más reciente álbum de José Darío Martínez Acosta, a quien todos conocen como Chabuco, a secas.
Desde que Chabuco inició su recorrido musical, a finales de la década de 1990, con la agrupación juvenil Los pelaos, este hijo de Valledupar se propuso poner a conversar la música tradicional de su tierra, el vallenato, con la bossa nova, la samba, el flamenco, el jazz, el bolero y el rock. Un legado del que hoy se siente orgulloso.
Ahora, llega a todas las plataformas musicales con A tres pianos, un trabajo discográfico en el que asumió la difícil tarea de juntar la armonía de un piano y la de su voz. “Eso es muy difícil, pero estoy contento porque he trabajado con los tres pianistas que me gustan”, dice en diálogo con SEMANA.
Se trata de los tres más grandes pianistas de la industria musical de la actualidad: Iván Melón Lewis, Cucurucho Valdés y Alex Pastrana.
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“Con todos he estado en conciertos y en producciones. Con Iván he hecho más de seis conciertos en vivo, en Madrid. Con Cucurucho Valdes, nieto del Bebo Valdes, hice Chabuco en La Habana, que estuvo nominado a tres Latin Grammy; con Alex Pastrana he trabajado siempre. A cada uno le puse en las manos dos canciones. Entonces, este álbum son tres colores muy distintos, pero muy ricos de escuchar”.
SEMANA. ¿A tres pianos es entonces la reunión de cuatro compadres que se pusieron a hacer música?
Chabuco: Sí, pero es una idea que tenía entre manos hace rato y quería de cada pianista tomar sus colores y hacer música como yo la siento. A tres pianos es una manera de sentir la música. Es bolero, pero también es folclor y el vallenato que siempre llevo conmigo.
SEMANA. ¿Cómo fue trabajar con tres tesos de la música latinoamericana, tres egos, tres conceptos diferentes?
Chabuco: Fue posible por medio de la música, que es el lenguaje universal. Me he pasado la vida comunicándome con música; lo hice en Cuba, en Brasil, en Nueva York, en España, en Colombia. Y en ese trasegar se ha ido creando una cofradía. Siempre hay una hermandad y un respeto por la música ante todo. Me gusta trabajar con gente que admiro y compartir la forma de hacer música. Aquí no hay egos, aquí hay ganas de crear.
SEMANA. Debió ser difícil hacer coincidir la agenda de todos...
Chabuco: Tuve la oportunidad de estar en Madrid y a Iván Melón lo encontré en esa ciudad, donde ya habíamos tocado en vivo y logramos organizarnos a pesar de que él anda ocupado con el lanzamiento de sus discos. A Alex lo encontré en Nueva York, donde hace su master de jazz. Y para trabajar con Cucurucho Valdes me fui hasta La Habana, donde ya habíamos trabajado juntos; y tuve además la oportunidad de traerlo a Colombia para que grabáramos los videos de piano. Cuando hay música hay complicidad y no hay nada de egos, la música es para compartir y para divertirse.
SEMANA. A tres pianos reitera su anhelo de mezclar el sonido tradicional colombiano con otros aires musicales. ¿En qué momento de su carrera quiso darle otro sonido al vallenato?
Chabuco: Eso viene desde mi infancia. Mi padre escuchaba mucha música: boleros, vallenatos, rancheras. Y cuando llegué a Bogotá esa mezcolanza y el trabajar en los bares y compartir con músicos cubanos, ecuatorianos, pastusos, me hizo ver la música de muchas dimensiones. Siempre he sido inquieto en tratar de buscar mi sonido. Y en este caso lo que hice fue tratar de coger el vallenato y vestirlo un poco de las canciones que a mí me gustaban, de Pablo Milanés, de Rubén Blades, de todo eso que escuchaba de niño y meterlo como canción latinoamericana. Una de las cosas que me gustan del vallenato son las letras de nuestros juglares, que cuentan historias muy sencillas, pero que te envuelven. Lo primero que hice fue tomar algunos de esos clásicos y vestirlos de danzón, de bolero y de otros ritmos. Y eso me abrió la mente para hacerme mi propio camino, que es lo más difícil en este oficio.
SEMANA. Estamos en un momento en que buena parte de la industria musical se mide por clics y reproducciones en plataformas. Y músicos como Chabuco parecieran hacer resistencia...
Chabuco: Yo lo que hago es música que me sale del corazón. Porque me divierte. Siempre he dicho que prefiero equivocarme con mi idea que con la idea de otro. La música es diversa y todo lo que mueva masas merece respeto, pero yo no hago música para estar compitiendo con otros artistas. Ni por estar pensando en los números. Para mí el éxito es lo que tu sientes dentro y que cada vez que viajes a un país o a una cultura siempre encuentres gente que te quiere por la música que haces.
SEMANA. ¿Lo han tentado a hacer música urbana?
Chabuco: No me llama la atención y no me divierte. Y yo hago música para llenar el alma, por eso no me meto en la música urbana. No soy artista de modismos, ni de estar cogiendo para dónde te lleva la corriente. Me gusta tener mi propia música y mi propio criterio. La música en realidad es para cuando tus hijos y tus nietos la escuchen cuando ya tú no estés y le des un legado a las nuevas generaciones.
SEMANA. ¿A quiénes les gusta cantarle?
Chabuco: Mi público es adulto contemporáneo. Es ese tipo de persona que aún se sienta a disfrutar de un libro y no que se lo pongan en un iPad; que le gusta abrir la carátula de un álbum y tiene el ritual de ver los créditos de quiénes grabaron, y sentir ese bello olor a cartón, aunque estemos en la era digital. Eso es lo que veo en mis conciertos en vivo. La gente es muy receptiva a escuchar las letras con detalle y degustar esa música que de seguro es compuesta por gente del pueblo o por campesinos, pero que yo se las presento vestidas de jazz, de danzón o de bossa nova.
SEMANA. ¿Es para nostálgicos su música?
Chabuco: Para nostálgicos, para románticos y para escuchadores de buena música.
SEMANA. A los escritores suelen preguntarles qué libros tienen en su mesa de noche. ¿Usted qué discos tiene en su mecha de noche?
Chabuco: Yo escucho de todo. Tenía abandonada mi época del rock argentino y ahora mismo estoy divirtiéndome haciendo una nueva lista de Spinetta, de Fito, de Charlie García. De toda esa gente que me marcó. Creo que a mucha gente se le ha alborotado en estos tiempos esa música. Me encanta porque, claro, es un movimiento rockero, pero si tu te pones a ver es hecho con música folclórica. Ellos dentro de su rock tienen tango, milonga, folclor. Es lo mismo que me pasa con la música del Perú y con el flamenco de España y el bossa nova en Brasil.
SEMANA. Uno no se imagina a Chabuco haciendo música por computador. ¿Es de los que aún disfruta de grabar con músicos en vivo?
Chabuco: Todos mis discos están grabados en bloque, siempre me gusta reunirme con los músicos porque pienso que, aunque la tecnología está bien, con el hecho de mandar el audio de un instrumento por correo, se pierde un poco la magia. Mientras que si tu tocas con los músicos en vivo el sonido no se pierde y es como si la gente cuando le da play siente que están en la grabación. Este nuevo álbum es un disco simple, pero lleno de melodías, de sentimientos, que te para los pelos de la emoción. Es un disco muy bonito, muy bien tocado. Tiene lo que yo llamo el difícil arte de la sencillez.