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Homenaje a ‘Curb Your Enthusiasm’, a Larry David y a los enormes comediantes que lo elevaron, como Richard Lewis
La risa es contagiosa, y si es incómoda, mejor. Unas palabras de amor hacia una joya cómica de la televisión que termina, un tributo a su creador y a su mejor amigo, fallecido la semana pasada, que entregó uno de los personajes imprescindibles de la serie.
Marca el fin de una era, este 2024, porque se transmite la temporada final de Curb Your Enthusiasm, una de las mejores comedias de la historia, para mí y para millones en todo el mundo.
El hecho de que no habrá más duele, así no queramos aceptarlo, así en las últimas dos o tres temporadas hayamos pecado pensando que “quizá ya había sido suficiente”. Porque, mirando hacia atrás y disfrutando de estos últimos capítulos que se estrenan los domingos por HBO y por MAX, se hace evidente que nunca hubiera sido suficiente. Simplemente estábamos siendo malagradecidos.
Solo una enorme comedia logra que un quisquilloso con mucha plata, que se presenta como tal de manera abierta y desfachatada, tenga un impacto social incalculable. Porque Larry David es un boomer (nació en 1947, en Brooklyn, Nueva York), Larry David es un judío millonario que vive en la ciudad de las apariencias, Los Ángeles, pero Larry David es un hombre del pueblo.
Sus códigos y sus causas, usualmente pormenorizadas por las sociedades y tachadas de antisociales y demasiado “frenteras”, importantes precisamente por eso, atraviesan credos, estratos, religiones, fronteras, orientaciones y castas. Todo grupo necesita un asesino social, al parecer, y eso prueba Larry. ¿Es egoísta y muchas veces piensa en él ante todo? Sí, tanto como todos. La diferencia es que él, en su programa, a través de su versión ficticia, sí lo dice.
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Encima de esa dimensión humana y social, que no es pequeña, porque Larry nos redime a todos al expresar lo que muchos quisieran decir y se callan por conservar una falsa idea de “las buenas maneras”, su método es brillante y consigue resultados memorables. Para esta serie, David no escribe escenas como el resto lo hace, como él mismo lo hizo por años: lo que hace es detallar una idea de lo que sucederá en la escena y deja en manos de sus actores y de él mismo que de la improvisación salga la magia. Y sucede. En Curb ningún actor debe aprender líneas. Así Larry David prueba, como lo hizo antes con un show “sobre nada” como Seinfeld, que romper moldes paga.
Con este método, a lo largo de todo este siglo, ha logrado brillantez de sus colaboradores y de sí mismo. Y así ha permeado el universo de los memes. Porque si al final del video de redes aparece el cuadro en fondo negro que dice “Directed by Robert B. Weide”, acompañada de la fanfarria a tres tiempos que marca el inicio de sus capítulos, ya se sabe por dónde va la cosa…
El ingrediente secreto-no tan secreto
Larry acepta, porque es un hombre justo y razonable, que el trabajo de edición es mayúsculo en Curb Your Enthusiasm. Esa magia que plantea hay que buscarla entre cientos de tomas, pero sucede. Y esa edición no solo se percibe en encontrar los momentos imperdibles o en el encadenar un trabajo de cámaras que juega al falso documental; también se extiende a saber cuándo utilizar la música, que no ha cambiado en 12 temporadas, porque no es posible superarla. Larry David es Curb, los comediantes son Curb, pero sin esa música que abre el show y esa música que marca sus momentos no hay show.
Amigos eternos en perpetua confrontación
Como si no fuera suficiente con tener que despedir a Curb Your Enthusiasm, en pleno desarrollo de la temporada final nos enteramos de la muerte de Richard Lewis, su mejor amigo y su mejor compañero de contrapunteo. Desde el primer episodio de la serie, Lewis estuvo ahí, con su particular neurosis y observaciones que alimentaban sus choques con David, que fueron usualmente del regaño al reclamo y del reclamo al chiste… Aparte, si hay algo recurrente en la serie, es que Richard tiene una novia nueva y que es novia va a tener algún problema con David.
Qué golpazo, la muerte de Lewis… Aún si se sabía que llegaría, porque el comediante se sentía frágil hace unos años y hacía cada vez menos escenas, su muerte materializó el vacío que deja su partida y que dejará la serie. Eso que tanto nos entretuvo, su presencia, su actuación, su comedia, ya no sumarán más episodios.
Por eso, se hace necesario apreciar lo que dejó: una carrera de stand up legendaria, agotando el Carnegie Hall en su cúspide en 1989; el logro titánico de vencer el alcoholismo y la adicción a las drogas; y roles en cine que muchos recuerdan, como el del rey en Men in Tights de Mel Brooks, dando muestra de su humor absurdo, y como amigo del alcohólico protagonista Nicholas Cage en Leaving Las Vegas, demostrando que también tenía lugar para la vena dramática… Entre todos, sin embargo, el personaje de sí mismo en Curb Your Enthusiasm fue el que lo hizo inolvidable.
En la serie, el tema de su mortalidad ha sido recurrente. En la quinta temporada, el arco narrativo giró en torno a que Richard necesitaba un riñón, y quizá Larry se lo podía donar, pero no quería del todo, pero le tocó… Ambos sobrevivieron.
En esta, la temporada doce y final, se hizo más aterrizado el tema. Larry y Richard, amigos y personajes que interpretan versiones de sí mismos (no sucede así con todos los personajes del show, solo con algunos), discutían sobre la voluntad de “Richie” de incluir a Larry en su testamento. “¿Cuándo vas a morir?”, le preguntaba David, mientras cuestionaba si lo quería meter en el testamento solo para que Larry hiciera lo mismo. Estos dos, brillante y cómicamente, sobre pensaron siempre, en estas últimas conversaciones y en todas sus escenas, cientos de ellas, todas eléctricas. Compañeros de miles de almuerzos y cenas, compañeros de neurosis y de vida, siempre se elevaron mutuamente.
Larry David le saca chiste a la situación más incómoda. Lo hizo con la fatua de la que fue víctima Salman Rushie, lo hizo con el conflicto palestino-Israelí, antes de que ambos hechos se probaran demasiado vigentes e intransitables por el camino de la razón. Pero sobre la muerte de Lewis, este ser poco emocional, dijo: “Richard y yo nacimos con tres días de diferencia, en el mismo hospital, y por la mayor parte de mi vida ha sido como un hermano para mí. Tenía esa rara combinación de ser la persona más graciosa y la más dulce a la vez. Pero hoy me ha hecho llorar, y por eso jamás lo perdonaré”.
Y entonces todos lloramos con él, pensando en los amigos que son ese tipo de tesoro para nosotros.
In Memoriam
La muerte de Richard Lewis llega cuando, en total sinceridad, los adeptos a Curb todavía no superábamos la muerte de Bob Einstein en 2019. Otra brillante adición al programa, su personaje Marty Funkhouser (el Funkman, como le llamaba David) dejó momentos sublimes (The Ida Funkhouser Roadside Memorial tiene varios). En ese orden de ideas, vale la pena mencionar que su brillantez queda bien dimensionada en el documental The Super Bob Einstein Movie en MAX, sobre su camino, su Era de SuperDave, su genial paso por Curb Your Enthusiasm y más.
Ya entrados en gastos, en este breve In Memoriam de Curb, también recordamos la participación del actor Philip Baker Hall, quien en el rol del doctor malgeniado y distante de David no podía evitar hacerle cara de pocos amigos a David. Baker Hall Participó en Seinfeld (como el agente Bookman) y en Curb, y qué gran huella dejó.
Íconos nuevos, íconos viejos
Actores de renombre, actores nuevos, promesas de la actuación y de la comedia, figuras públicas, políticas, del deporte, mediáticas, a lo largo de este siglo por Curb ha pasado un océano de estrellas que no temen burlarse de sí mismas.
Ted Danson es un recurrente némesis y amigo de Larry, y entre esos que han sumado a las doce temporadas hay que destacar a comediantes, antes desconocidos, que por la serie son ahora globalmente apreciados: Susie Essman, en el rol de Susie Greene, un absoluto ‘coco’ del protagonista, que no se come sus mentiras y a quien no le tiembla el pulso para insultarlo (además, dueña de un sentido del estilo increíble). Jeff Garlin interpreta a Jeff Greene, esposo de Susie y mánager de Larry en la serie, su compinche en sus más honestos apuros. Cheryl Hines, como Cheryl David, esposa luego exesposa, ha sido una revelación, y en este grupo hay que sumar a J.B. Smoove, como Leon Black, que demuestra ser el rey de la interacción improvisada. Por último, seguramente dejando a muchos por fuera, entra la gran comediante Tracey Ullman, quien se ha empeñado en irritar a Larry con su personaje de Irma Kostroski en este tramo final.
Entre los invitados de alto impacto se cuentan Bryan Cranston, Woody Harrelson, Ricky Gervais, Michael J. Fox, David Schwimmer, Ben Stiller, Rosie O’Donnell, Jon Hamm, así como los actores que en Seinfeld se hicieron enormes y se reunieron en la séptima temporada de Curb para darle una CODA a la serie que los reunió (Jason Alexander, Julia Louis-Dreyfus, Michael Richards y Jerry Seinfeld). Con ellos, hay decenas más de figuras y desconocidos que, por igual, osaron sumarse al método David y hacer parte de la historia de la comedia.