CINE

Interestelar

En su más reciente película, Christopher Nolan juega con el tiempo y el espacio en el relato de un padre que abandona a sus hijos para buscar un planeta habitable a donde la humanidad pueda mudarse. ***

Manuel Kalmanovitz G.
8 de noviembre de 2014

Título original: Interstellar
País: Estados Unidos
Año: 2014
Director: Christopher Nolan
Guion: Christopher Nolan y Jonathan Nolan
Actores: Matthew McConaughey, Anne Hathaway, Jessica Chastain
Duración: 169 min

Hay un poema de Dylan Thomas que se repite con insistencia en esta película. Se conoce como No entres con calma en esa buena noche y es una especie de manifiesto épico y melancólico, mórbido y furioso, contra la aceptación plácida de la muerte. El anciano o moribundo, dice el poema, debe “rabiar, rabiar, contra el morirse de la luz”.

Pero más que evitar una muerte cómoda, el centro de Interestelar es la relación entre un padre y su hija.

La película está ambientada en un futuro cercano pero indeterminado, aparentemente inspirado en la Depresión de los años treinta, donde el cambio climático y distintas especies de roya han destruido buena parte de los cultivos comerciales. Se supone que es un mundo agonizante, pero es una agonía extraña porque lo que se ven son hectáreas y hectáreas de maíz en medio de un paisaje polvoriento, sin ciudades ni multitudes.

El drama para Cooper (Matthew McConaughey), el exingeniero y expiloto protagonista, es que en esas circunstancias los humanos no son más que “cuidanderos”, como dice un profesor de su hija, y aceptar ese rol, siguiendo el poema de Thomas, le parece una capitulación ante un destino antipático.

Según él, los humanos con su ingenio, su valentía o su eterna inquietud son exploradores y se merecen algo más que aceptar pacíficamente su rol de custodios de un planeta empobrecido (la posible relación entre el ingenio, valentía o inquietud humana con el empobrecimiento no se explora).

Su hija, Murphy (Mackenzie Foy), comienza a recibir mensajes extraños de una presencia invisible, un fantasma según ella, que terminan por llevar a Cooper a un laboratorio secreto de la Nasa donde justamente están buscando a alguien que pilotee una nave exploratoria que atraviese un agujero de gusano para encontrar, del otro lado, un planeta habitable a donde mudar toda la humanidad.

Es una película larga que en realidad podrían ser dos o tres o una miniserie de televisión. Al igual que Inception, la anterior película de Christopher Nolan, lo que se busca no es coherencia ni lógica sino crear momentos de una emocionante y desorientadora belleza, algo que logra sobre todo en las secuencias espaciales.

Y hay más cosas en común: ambas juegan con varias dimensiones temporales que se entrecruzan hábilmente en la edición, ambas tienen como protagonistas figuras paternas que se sienten culpables por haber abandonado a sus hijos y ambas usan imágenes extrañas y teorías rebuscadas para poner en cuestión el carácter lineal de la realidad.

Pero Inception era una película ligera, que encontró la manera de darle un giro imaginativo al género de los golpes criminales, mientras que Interestelar tiene algo pesado y portentoso. La culpa que siente el padre por el abandono y la amargura de la hija por su partida son las emociones centrales y, así, las aventuras espaciales del padre dan la sensación de ser un ejercicio frívolo e irresponsable.

Quizá tanto rabiar por la inevitable desaparición de la luz tenga, después de todo, su lado negativo.

Cartelera **** Excelente  ***½ Muy buena   *** Buena   **½ Aceptable  ** Regular  * Mala

El hombre más buscado **1/2

Philip Seymour Hoffman interpreta a un agente secreto alemán que debe monitorear las actividades de un musulmán sospechoso.

¿Puede una canción de amor salvar tu vida? ***

Un productor en decadencia se encuentra con una cantante despechada en esta película leve y esperanzadora.

Juntos… pero no tanto **1/2

Película previsible donde un anciano gruñón (Michael Douglas) ve su mal genio suavizado tras recibir a una nieta que desconocía y a un perro.

Bienvenido a Nueva York **

Abel Ferrara reconstruye tediosamente la caída de Dominique Strauss-Kahn, director del FMI, acusado de violar a la aseadora de su hotel.

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