Entrevista
José Ardila, el colombiano en “Los mejores narradores jóvenes en español 2” de la revista GRANTA
Nació en Chigorodó, vive en Medellín e integra una selección literaria generacional de la que han hecho parte plumas enormes. El escritor, periodista y guionista habló con SEMANA sobre sus letras y sus entusiasmos actuales (antes de que le cambie el mundo).
Integrar la selección de la revista GRANTA de las voces destacadas de la literatura en español de menores de 35 años no es tema menor. El aura de calidad y credibilidad que arrastra la publicación (que empezó a finales del siglo XIX con enfoque universitario, mirando trabajos en Inglés, pero ha abierto su enfoque con ya dos selecciones en español) representa excelentes augurios para los escritores elegidos, especialmente para aquellos que van cimentando sus letras. Esta nota habla con uno de estos.
En su primera edición, publicada en 2010, la selección de 22 escritores en español incluyó a autores hoy cimentados como Patricio Pron (Premio Alfaguara 2019), Santiago Roncagliolo, Samanta Schweblin, y Alejandro Zambra. En ese entonces, Andrés Felipe Solano fue el único crédito colombiano. En esta ocasión, que incluyó a 25 escritores, esa cuota no cambió. Bien hubiera podido integrar la lista una colombiana, hoy la literatura nacional bombea maravillas desde el lado femenino, pero la inclusión de José Ardila y su voz única son motivo de alegría general.
Los mejores narradores jóvenes en español 2 nace de un jurado de peso integrado por la directora de la Fundación Booker, Gaby Wood, los novelistas Horacio Castellanos Moya y Rodrigo Fresán, la ganadora del premio Pen-Faulkner 2020, Chloe Aridjis, el poeta y editor Aurelio Major y la escritora y editora Valerie Miles.
Ese jurado consideró que el periodista, escritor, editor, guionista nacido en Chigorodó y radicado en Medellín hace dos décadas merecía su lugar.
Tendencias
Ardila sabía que la competencia sería muy fuerte y, por consiguiente, no tenía nada qué perder. Pero también sabía que confiaba en El libro del tedio, ese que hoy le significa un lugar en esta publicación generacional. Con motivo de ese logro, hablamos con él.
Cuéntenos qué siente al recibir este reconocimiento...
Yo estoy muy contento. En la lista hay escritores muy distintos, no solo en lo que escriben, en sus estilos y sus temas, también en su trayectoria. Por ejemplo, Mónica Ojeda (Ecuador) es una escritora ya consolidada, con una carrera muy sólida. Alejandro Morellón (España), y Paulina Flórez (Chile), también.
Yo tengo dos libros publicados, uno de ellos en circulación, y creo que soy más o menos un escritor desconocido. Entonces, aunque creo que a todos nos alegró para mí es una alegría más grande porque es la posibilidad de que lo que escribo, de los libros que he publicado y los que vaya a publicar, tengan un público más amplio. También espero que facilite la conversación con los editores. Para mí es una muy buena noticia, y creo que será muy útil en mi trabajo.
¿Sobre qué ha escrito?, ¿cómo lo ha escrito?
Tengo publicado un libro de cuentos con angosta Editores, El libro del tedio. Es una colección de historias sobre personajes agobiados por situaciones tediosas muy distintas. Pueden ser el amor, la familia, el trabajo, y es un libro que fui construyendo a lo largo de unos cuatro o cinco años, sin ningún tipo de rigor. Es decir, sin ninguna idea precisa de que fuera luego a convertirse en un libro de piezas independientes que conversaran.
Normalmente no me pongo el plan de escribir “este” libro sobre “este” tema y de sacar de doce a veinte relatos sabiendo de qué van a tratar. No soy capaz de trabajar así. Así que, lo que hice (y hago siempre) fue ir escribiendo y luego ver cómo se comunican esas historias. Y tras una selección de estas, ver de qué forma se comunican y de qué forma puedo organizarlas para que sea realmente un libro.
El libro del tedio tiene doce historias que van desde escenarios de la casa, de familia, hasta escenarios laborales. Me parece que tiene mucho que ver mis orígenes. En esto estaba pensando. No es algo deliberado, pero he pensado que tiene que ver mucho lo que escribo y cómo lo escribo con el lugar donde nací y crecí: un pueblo del Urabá antioqueño que se llama Chigorodó. La región de Urabá es una región de gente muy distinta, de orígenes muy distintos, gente que viene del Caribe, gente que viene del Pacífico, gente que viene del Interior, de Antioquia, de Bogotá. Y toda esa gente está revuelta ahí, y convive y va teniendo hijos. Entonces es una mezcla de pieles y de acentos también, de culturas diferentes, de formas distintas de hablar y de percibir el mundo.
Yo creo que El libro del tedio tiene eso y en parte una sensación de “limbo vital” porque llevo unos 20 años viviendo en Medellín pero nunca me he sentido del todo habitante de la ciudad. Y, claro, si volviera en este momento a Chigorodó, tampoco podía sentirme del todo pueblerino. Entonces creo que esos cuentos responden a eso.
Lo que escribo y cómo lo escribo tiene mucho que ver con el lugar donde nací y crecí: un pueblo del Urabá antioqueño que se llama Chigorodó. La región de Urabá es una región de gente muy distinta, de orígenes muy distintos
Ese fue el trabajo que envió a la convocatoria de GRANTA...
Tengo dos libros pero El libro del tedio es lo único con lo que no me sentía avergonzado. Suele suceder que uno escribe algo, lo publica, y luego se muere de la pena por todo lo que pudo hacer y no hizo. Este libro todavía no me avergüenza. Lo mandé con la idea de que tal vez era muy poco, porque hay gente de mi edad o más joven que yo con tres, cuatro, cinco libros publicados. Lo mandé porque varias personas me dijeron que lo mandara, porque no quería dejar de participar, porque ojalá ganara, también, pero con la tranquilidad de que podía no quedar y no pasaba nada.
Usted es escritor, también ha sido editor muchos años, ¿en qué anda estos días?
Fui editor de Angosta Editores los dos o tres primeros años. Ya no. Ahora soy editor en un museo de ciencia, y este trabajo implica también un contacto contante con autores pero de una naturaleza muy distinta. Cuando se trabaja con divulgación, la materia prima es el conocimiento científico, pero cuando uno se pregunta cómo divulgar la ciencia también entran a escena un montón de recursos que tienen que ver con la literatura.
Cuando se trabaja con divulgación, la materia prima es el conocimiento científico, pero cuando uno se pregunta cómo divulgar la ciencia entran un montón de recursos que tienen que ver con la literatura
Interesante verlo en ese punto ahora, el de la divulgación...
Fue algo completamente nuevo en mi vida, pero de alguna forma se relaciones con mi formación. Soy periodista de la UdeA, y esto es un producto de no ficción: texto, contenidos, muchas veces guiones audiovisuales de no ficción, tratados muy regularmente con los recursos de la literatura.
Es distinto, pero tiene que ver . Trabajo en Parque Explora. Y buscaban un perfil que permitiera eso: conversar con los divulgadores (en este caso todos científicos, biólogos, físicos), desde un punto de vista distinto. Desde la orilla de lo sensible.
¿Cómo ve el panorama de la literatura colombiana? ¿Qué lo emociona?
Me parece que Pilar Quintana es la figura más visible de lo que está sucediendo con la literatura colombiana, y no solo en su generación, también en generaciones más jóvenes. La literatura colombiana está saliendo de Bogotá en este momento. Me refiero a lo que están escribiendo los autores colombianos contemporáneos. Esa literatura se desborda de la gran ciudad de Colombia, que es Bogotá, y también de las otras “grandes ciudades”. Entonces hay historias sobre el campo (recuerdo La Perra, por ejemplo), pero también está la novedad de este año de Lorena Salazar, que se llama Esta herida llena de peces, una historia que sucede en el Chocó.
Está Cristian Romero, que está escribiendo desde la ciencia ficción sobre ese campo imaginado, distópico, destruido por las multinacionales. Hay otros paisajes, y esos otros paisajes aparecen cada vez con más frecuencia y son aceptados con mucha más facilidad. Y hay talento. Pilar me encanta, no he leído Los abismos (Premio Alfaguara 2021) pero La Perra me parece maravillosa. Está Margarita García Robayo, espléndida, están Susana Esquivel, Lina Parra, Santiago Rodas, Juliana Restrepo... muchos escritores que están apenas en sus primeras obras y sé que en algunos años van a ser muy importantes en el panorama nacional, al menos.
La literatura colombiana hoy se desborda de la gran ciudad de Colombia, que es Bogotá, y también de las otras “grandes ciudades”. Hay historias sobre el campo. Una novedad de este año de Lorena Salazar, que se llama “Esta herida llena de peces”, sucede en el Chocó.
¿Cómo se informa?
Como las personas de mi generación, por twitter. Es como la gran matriz donde circula la información de todos los medios y aparece con comentario, y eso es lo que me parece interesante: el comentario que se va armando alrededor de la nota, la conversación sobre cómo lo aborda un medio y cómo lo aborda el otro. Muy poco entro ya a la página de un medio y reviso qué hay.
Yo tengo 35 años pero parezco un niño saltando de un entusiasmo a otro
Escribe su literatura pero las pantallas también lo ocupan...
Estoy trabajando en una novela pero también trabajo intensamente (lo digo porque gasto mucho de mi tiempo) en escribir cine y televisión, en una productor que se llama Querida, que armé con unos amigos en Medellín. Ya nos hemos ganado unos premios nacionales en guion y tenemos unos cortos terminados. Y es algo tan nuevo como la divulgación y me entusiasma mucho. Yo tengo 35 años pero parezco un niño saltando de un entusiasmo a otro.
¿Algo que podamos ver?
Terminamos los cortos financiados con el FDC y fondos de la Alcaldía de Medellín y apenas vamos a empezar a sacarlos a festivales. Es una productora muy nueva, de casi dos años, pero estamos muy entusiasmados y ojalá puedan ver pronto lo que hemos trabajado.
La lista
Según WMagazine, se trata de “catorce hombres y once mujeres de trece países cuya literatura se caracteriza por renunciar al español neutro en favor de la riqueza lingüística regional en temas y estilos muy variados”.
Andrea Abreu (España).
José Adiak Montoya (Nicaragua).
David Aliaga (España).
Carlos Manuel Álvarez (Cuba).
José Ardila (Colombia).
Gonzalo Baz (Uruguay).
Miluska Benavides (Perú).
Martín Felipe Castagnet (Argentina).
Andrea Chapela (México).
Camila Fabbri (Argentina).
Paulina Flores (Chile).
Carlos Fonseca (Costa Rica-Puerto Rico).
Mateo García Elizondo (México).
Aura García-Junco (México).
Munir Hachemi (España).
Dainerys Machado Vento (Cuba).
Estanislao Medina Huesca (Guinea Ecuatorial).
Cristina Morales (España).
Alejandro Morellón (España).
Michel Nieva (Argentina).
Mónica Ojeda (Ecuador).
Eudris Planche Savón (Cuba).
Irene Reyes-Noguerol (España).
Aniela Rodríguez (México).
Diego Zúñiga (Chile).