Se hace responsable. Juan David Correa, ministro de Culturas, pide ubicarse en 2026 a contrastar los legados de la gestión que lidera, que destaca en un encuentro con SEMANA, en el que también se le preguntó sobre varias polémicas y la apuesta cultural en la COP16. Correa apunta a dejar un ministerio robusto, siguiendo el ejemplo del gran ministro de cultura francés André Malraux (1901-1976), quien organizó una gestión cultural que hoy todavía resuena en el país galo.

Los legados que menciona no son suyos. Los atribuye a la gestión de muchos, alineada con una visión que marca el presidente, pero que busca trascender banderas ideológicas. Para el ministro, las diferencias de perspectiva no deben dar pie a la práctica común de la política colombiana de arrasar lo hecho por otros. Por ejemplo, con el planteado plan decenal de cultura que venía preparándose, se gestó un plan quindenial que en un mes sale a la luz, recargado.

"El mundo de la cultura tiene que empezar a aprender de la administración pública, si no, no vamos a cambiar las cosas, y las vamos a dejar en manos de quienes solo saben de administración pública", explica el ministro en su despacho, en el Palacio Echeverry. | Foto: JUAN CARLOS SIERRA PARDO-SEMANA

“Le quitamos los énfasis de economía naranja y propusimos una nueva discusión integrando más voces. Extrajimos el hecho de someter la cultura a estreses de productividad. Entraron otros enfoques, pero no borramos lo avanzado, pues habían participado 98.000 personas y hubiera sido infame”. Ese plan 2024-2038 integra consultas a pueblos indígenas, afro, rom y campesinos (no se habían hecho antes) y “queda como una hoja de ruta para la política pública en cultura, con nuevos énfasis, más globales y con el tema de la interculturalidad, sobre el que hemos insistido. Una política pública que va a servirles a quienes lleguen”.

Construyendo sobre lo construido, Correa aspira a que quien lo suceda en el cargo aproveche una base sólida y siga ese camino. Porque el ministerio quedó librado a una pavorosa falta de arraigo, de subordinación, de memoria institucional y de responsabilidad, y fortalecerlo parte de cambiar el panorama actual, que lo ve con 240 funcionarios y 1.400 contratistas. En dos enviones, Correa dejará un ministerio con 1.000 funcionarios, en el que vuelvan a operar los grupos (desmembrados todo este siglo XXI) y se recobre un sentido del camino que también arroje una mejor rendición de cuentas.

En ese sentido, el próximo mes llega un sistema nacional de información cultural renovado, en el que los ciudadanos podrán ver dónde se está invirtiendo el dinero. Y pronto entra al Senado la reforma de la Ley General de Cultura, que pretende armonizar buena parte de la legislación cultural colombiana hoy vigente, “no quitar ningún derecho, ampliar todos los derechos”.

"Uno es pasajero", dice Juan David Correa, ministro de Culturas. "Yo mañana tendré que buscar puesto. Esa es la vida de los gestores culturales en Colombia, y creo que también esa es la fuerza. Que se pueden mostrar cosas distintas". | Foto: JUAN CARLOS SIERRA PARDO-SEMANA

Entre logros y planes trazados tocó con SEMANA temas que han generado revuelo. El menos conceptual, como la crisis que se ha vivido en el programa de estímulos, becas y convocatorias (cuyos anuncios se vieron entorpecidos, sus procesos de selección criticados y sus desembolsos demorados), Correa acepta una respuesta deficiente y sabe que el proceso debe cambiar y hacerse más transparente, una causa por la cual luchará. Explica, eso sí, que pasaron de recibir 5.000 a 15.000 solicitudes, lo cual hizo más difícil procesarlas, y sumado a un hackeo masivo inédito en la historia y a las demoras desde el Ministerio de Hacienda en los desembolsos por cuenta del recaudo, llevó a un caos considerable. Sobre quizá el más cuestionado acto de su gestión, un tema de contratación y manejo administrativo del Museo Nacional, por el cual enfrentó críticas fuertes, el ministro (que nombró a Liliana Angulo como nueva directora del museo) recuerda haber ofrecido disculpas públicas.

Sobre el revuelo en torno al sombrero de Carlos Pizarro como potencial patrimonio cultural de la nación, Correa asegura que son discusiones académicas y del poder, pero hay que tenerlas. “Ese caso es muy interesante porque muestra cómo reconocer un objeto que llevaba un hombre el día en que lo asesinaron en un avión comercial, custodiado por el Estado colombiano, siendo candidato presidencial, habiendo firmado la paz (un pacto con el Estado), se vuelve un problema. Si hubiera llevado el sombrero el día que tuvo alguna batalla, uno entiende la indignación. Pero aquí tratamos de poner en el centro un símbolo de paz”.

A sus polémicas se suma el debate por los 500 años de Santa Marta. Correa asegura que esa conmemoración tendrá apoyo, que están sosteniendo las reuniones necesarias, pero que “lo que se produjo hace 500 años no fue un encuentro amistoso entre culturas. Esto se discute hace varios años, desde 1992, quinto centenario del descubrimiento, para unos, y del exterminio de las culturas americanas, para otros”. El ministro apela a lo planteado por el reciente premio nobel de Economía, James Robinson, quien anota una continuidad entre el colonialismo, el maltrato y la esclavización de los indígenas con la racialización de esta sociedad y el destino de Latinoamérica.

“¿Es discutible? Claro. Varios académicos plantean visiones distintas. Y con España lo podemos discutir. Lo que no está bien es no discutirlo. La hispanidad no la celebramos, sería legitimar lo que plantea Vox en España, asegurando que a América llegaron héroes y santos. Nosotros celebramos la interculturalidad. Ahí dialogamos de otra manera”.

Volviendo a lo patrimonial, hay legados que cargan debates, como la restauración del Hospital San Juan de Dios, un objetivo de vieja data del presidente que para muchos es una quimera, en la que Correa destaca una meta ambiciosa de dejar 11 de 16 edificios restaurados (la primera entrega se acerca). Otro de estos legados es el Galeón San José. “El pleito ya empezó” cuenta. “Y estamos yendo al lugar con la Armada. Ha habido descubrimientos importantes, como que posiblemente no hubo una explosión. Hay tensiones naturales, hay críticas y la gente quiere ver las cosas aparecer rápidamente”.

"Somos el segundo país más megadiverso en el mundo en especies naturales, y eso nos incluye, e incluiría pensar que lo somos también culturalmente. Tenemos más de 100 pueblos distintos, más de 70 idiomas, esta geografía... eso no es obvio, eso no lo tiene todo el mundo, es real, plausible, ahí está. Si eso no es una oportunidad, no sé qué lo es. Tenemos que volver hoy a la cultura para poder reconciliarnos", explica el ministro Correa. | Foto: JUAN CARLOS SIERRA PARDO-SEMANA

Queda mucho por tocar, pero en aras de contrastar en 2026, hay que consignar temas esperanzadores como una red nacional de teatros. Esta parte de reacondicionar teatros caídos o descuidados como los hay en Quibdó, Riohacha, Cali, Santa Marta, y articularlos desde el CNA Delia Zapata (una obra “maravillosa” que Correa atribuye a la administración Santos). Porque trascendiendo los espectáculos y potenciando los teatros como lugares formadores se les da la vida constante que necesitan, libres de dinámicas de taquillas. El ministro destaca también la exitosa primera edición del FIAV, que tendrá su segunda edición en la Semana Santa de 2026 (retomando ese momento del año en el que el memorable FITB de Fanny Mikey se tomaba la ciudad).

Sumando al tema de infraestructura, el ministro señala que se sigue buscando hacer de la Estación de la Sabana un bien de la cultura, pero mientras eso sucede, firmó con Invías un comodato por cinco años más. “El compromiso es dejar la Estación funcionando como un gran centro cultural, y construir el Parque Memorial de las Madres de Soacha, de los Falsos positivos, que quedaría allí, a la memoria de estas 6.402 personas asesinadas. La ley también nos obliga a instalar la Cámara Colombiana de Artes y Oficios, con una dirección y una centralidad para el proyecto de Escuelas Taller, tan importante para el país”.

Otro tema fundamental para el presidente y el ministro es hacer de la formación artística y cultural parte del currículo educativo de los niños en el país, no como vocacional. Hay charlas con el Ministerio de Educación y con gobernaciones para plantear planes piloto. El objetivo es llegar a un millón de niños. Correa destaca que desde programas como Sonidos Para la Paz han alcanzado a 300.000: “Hemos llegado a 1.540 colegios y colegios públicos en municipios PDET, muy afectados por la violencia, con clases y profesores, a través de universidades públicas. A 500 de estos hemos llegado con instrumentos. Y lo vamos a ampliar el próximo año. Esperamos llegar al doble, si el presupuesto lo permite”.

Hablando de territorios azotados por el conflicto y el olvido histórico, Correa comparte que el 70 por ciento de sus recursos invertidos han ido a territorios con los cuales era muy difícil hacer contratación: el litoral Pacífico, el Amazonas, toda la parte del sur del Caribe, La Guajira, el Catatumbo, y algunos barrios excluidos. Y resalta el legado de llegar a esos lugares e invertir directamente, sin tercerizar.

Por último, abordó la masiva presencia cultural en la COP16, que arranca esta semana en Cali, con una vasta programación. En esta, entre muchos atractivos y tarimas, vale destacar la COP extendida que plantea diálogos entre las zonas activas del evento en Cali y zonas como Aguablanca y la ladera en las que “las comunidades elaboraron su programación e hicieron sus tarimas”. Habrá ferias de economía popular, de artesanías y conversaciones. “Y vamos a llevar a gente de la Zona Verde allá y a traer a la gente de allá a la Zona Verde para crear un tejido de ciudad distinto”. Y claro, está el concierto gratuito para 25.000 personas en el Pascual Guerrero, con un cartel genial de artistas que cierra con Rubén Blades. Para el ministro, este “representa mucho para muchas generaciones y ha demostrado ‘insistencia’ en buscar América y reconocer lo popular que somos”.

"Vamos a crear un nuevo viceministerio y comenzamos la regionalización del ministerio: ya abrimos la primera en Cartagena, en diciembre pasado, y el año que viene inauguraremos una en Quibdó. Alcanzaremos a dejar esas dos, y dejamos un camino andando", asegura Juan David Correa. | Foto: JUAN CARLOS SIERRA PARDO-SEMANA

Correa ha viajado al territorio como pocos, haciendo lo que predica indeteniblemente. Periodista y escritor de formación, hace la tarea con intensidad, viviendo este tiempo “como un reportaje de inmersión”. Y como el tiempo vuela, convoca a la gente del sector: “El mundo de la cultura tiene que aprender de la administración pública. Si no, no vamos a cambiar las cosas, las vamos a dejar en manos de quienes solo saben de administración pública”. Trabajar pensando solo en cuatro años es inane, expresa. Algo así diría Malraux.