Concierto
KISS en el Movistar Arena: el ‘Psycho Circus’ legendario embrujó a Bogotá con su teatro rock amplificado y sus muchos himnos
La influyente banda estadounidense, que en 2009 y 2015 había visitado el El Campín y el Simón Bolívar, completó la trifecta bogotana en el Movistar Arena. KISS no se ahorró ni una nota ni una gota de espectacular histrionismo en su (actual) gira de despedida, que para sus seguidores solo abre la esperanza de otra más...
La legión de KISS llegó temprano a la cita, ordenada, excitadísima, totalmente representativa de los colores oscuros, sexis, apretados y liberados que simbolizan su música y su actitud, una de caras pintadas y canto enérgico, una que no pide perdón por sus maneras y las actúa maravillosamente, con orgullo, con fuego, con cuero negro, lenguas que se estiran y escupen sangre, explosiones, riff tras riff, verso tras verso, solo tras solo, coro tras coro.
Fue una experiencia inolvidable, el concierto de KISS en Bogotá, la noche del 7 de mayo de 2022. Y, luego de la muerte y resurrección de la música en vivo por cuenta de la pandemia, apelamos a otro concepto del multiverso KISS para resumirla: Psycho Circus. Anoche se desató un absoluto “KISServerso de la locura” en el Movistar, una feria sensorial rockera demencial, en la que himnos de décadas se fusionaron con espectáculo visual de maneras asombrosas, sorprendentes.
En este, la presencia masiva de Gene Simmons y la entrega del maestro de ceremonias coquetón que es Paul Stanley, con su curiosa pronunciación de ‘Bóguita’, parecen estar tomándote en cuenta, a ti, es decir, a cada uno. Y se siente especial. Es uno de los efectos de mezclar (de tal manera) vida real y pantallas y también prueba del increíble actor para la cámara que es Stanley, quien la trabaja magistralmente.
Y, para sumarle a sus dotes y al júbilo de sus muchas fans, en un momento se trepó en un arnés que lo llevó hacia una tarima elevada, ubicada encima de la torre de los ingenieros. “I’m coming out there to see you”, dijo, y voló y llegó y maravilló con su guitarra de destellos. Cerca del público de la grada, al este le cantó plenamente; miró a ambos lados y al centro, en una inclusión de públicos pocas veces vista, y en la que soltó entre varias canciones, I Was Made for Lovin’ You.
Y es que en medio de la música y de los himnos, envueltos por un sonido que alcanzó la perfección (cuando los ingenieros le midieron los decibeles al entusiasta público), por momentos se hizo difícil reconocer qué era “cierto” y qué no.
Esos tipos se fusionan con la pantalla y se vuelven presencias gigantescas, y entonces todo el teatro de su maquillaje se magnifica y se entiende y se adora su brillante visión. No muchas bandas pueden ostentar esto, llevarlo a este nivel, quizá ninguna. Por algo fueron el afiche en el cuarto de infancia de músicos que admiro y sigo como Tom Morello de Rage Against the Machine, de Maynard James Keenan de Tool, de Mike McReady de Pearl Jam, entre muchos otros, y entre millones más de seguidores. Miles de estos ayer se dieron cita y no dudarían un segundo en regresar. Una fiesta así de especial se repite tantas veces se pueda (y KISS se ha retirado tantas veces que siempre queda la esperanza).
Porque es fiesta, pero la experiencia visual fluctúa en sus tintes: canaliza ondas ochenteras con colores psicotrópicos en canciones alegronas; apela a toques de mera magia, como en el solo de batería, en el que el instrumento se perdió en el humo solo para amplificarse y a la vez brillar con una luminiscencia salida de Peter Pan; y, claro, también se deja hundir en tonalidades oscuras: dejó especial reverberación el momento en el que Gene Simmons habitó un universo negro y verde oscuro mientras tocaba un interludio solitario con su bajo (qué sonido, por dios), para luego dejar correr “sangre” de su boca y lanzar una pulsante e increíble God of Thunder.
En sus matices este show es demasiado, es tal el bombardeo sensorial que por momentos uno se debate entre rockear, grabar con su celular, tomar una foto o quedarse boquiabierto. En este, Simmons también tiene su momento en las alturas, en una plataforma que lo elevó muchísimo y desde la que comandó otro gran momento de la noche.
Y sí, en el Psycho Circus hay explosiones a la lata (¡fuertes! como solo AC/DC se atreve a utilizar), hay pirotecnia, hay fuego por montones. Y cuando toco acaba y dejan sonar la grabación de su cover de God Gave Rock ‘n’ Roll to You, la gente la cantó igual, con cara de alegría y satisfacción y expectativas superadas. La gente fue a que le volaran la cabeza y eso recibió, y un poquito más.
Y aún así, KISS le dio su venia al público, a quien sabe que le debe todo este camino.
Notas de toque
*“No hablo español muy bien, pero comprendo tu sentimiento, y mi corazón es tuyo”, le dijo Paul Stanley a las masas enloquecidas que llenaron las gradas y el piso del escenario bogotano y habían esperado más de dos años para vivir esta cita. Bogotá cerró la parte suramericana de un tour que los verá rebotar por Oceanía, Europa y de vuelta sus país.
*A eso de las 8:30 p.m., Kronos entregó por media hora lo más representativo de su repertorio. La gente los pedía y los cantaba, el testimonio a sus 37 años de labor musical ininterrumpida, que para rockeros en es este país no es una gesta menor.
*Las palabras “It ain’t a crime to be good to yourself, Lick it up, lick it up, it’s only right now” / “No un crimen ser buen contigo mismo/a, lámelo, lámelo, este momento es ahora” bien resumen lo que se sintió vivir un concierto así en Colombia estos días. Porque aquí no nos desubicamos: la gente de cinco departamentos vive a la merced terrorista de War Machines mercenarias sin resistencia, y se debe celebrar la vida, se debe rockear como se rockeó y más, se debe tocar música y conectar como en un concierto o un evento de matices como BIME PRO, se hace necesario bailar para exorcizar y reafirmar la existencia, pero no desde el olvido. Que se jodan las War Machines.
*La banda tenía una agenda en la ciudad de encuentros con su legión de fans, pero la canceló por recomendación de la embajada estadounidense, que reconoció en la situación mencionada en la nota anterior un potencial peligro.
*La gente pidió Forever, pero no hubo tal, en quizás el único desencuentro (al que no se le puede llamar así, realmente) con la audiencia.
*Los instrumentos que tocan estos tipos son otro ingrediente especial, del bajo de hacha a la guitarra de canutillos, no hay detalle que no sume poderosamente al espectáculo.
*Se vio a muchos padres y madres compartir esto con sus hijos adolescentes y con sus niños . El rock, quizá, no muere.