Música
La banda colombo-canadiense We Are Wolves calienta su último álbum con el hit “Súper normal”, hablamos con ellos
Creadores de su propia forma de punkelectrónico y liderados por el cantante de ascendencia colombiana Alexander Ortiz, los Wolves consignan mucho de su particular sonido en una canción que, de varias maneras, ilustra lo que será su disco de despedida. Sobre esto charlaron con nosotros.
We Are Wolves es una banda de punkelectrónico de Montreal, Canadá, que se ha destacado en la vibrante y diversa escena musical de su ciudad desde hace más de veinte años. Liderada por el cantante de ascendencia colombiana Alexander Ortiz, y al igual que otros actos icónicos de la capital cultural como Arcade Fire y Godspeed You! Black Emperor, We Are Wolves ha contribuido significativamente al renombre de la ciudad como un semillero de música independiente y experimental, ayudando a liderar una nueva avanzada del indie canadiense como Alvvays de Toronto o Grimes, cuyo proyecto solista nació en Montreal.
Desde su formación en el año 2000, We Are Wolves ha desarrollado un sonido único que combina elementos de rock, punk y música electrónica, estableciéndose como una de las bandas más dinámicas de la escena. We Are Wolves también ha sido reconocida por sus energéticas presentaciones en vivo y su capacidad para mezclar géneros de manera innovadora, contribuyendo a dar forma con colores extraños al rico tapiz cultural de la música canadiense.
Casi un cuarto de siglo después del inicio del milenio, We Are Wolves se ha mantenido activo como proyecto, innovando en cada nuevo lanzamiento y permitiendo que cada vez más las personalidades de sus integrantes informe un sonido radical y ecléctico. En ese orden de ideas, este año, los canadienses han empezado a presentar las canciones que harán parte de su álbum de despedida, en el que decidieron dar rienda suelta a su creatividad y variopintos intereses musicales. La banda, que había presentado en 2016 Wrong y en 2019 el EP La Main de Dieu, tenía pensado girar antes del inicio de la pandemia, pero el tecladista Vincent Levesque tuvo que atender las necesidades de su reciente paternidad, por lo que la contingencia del Covid-19 llevó a la banda a cambiar de planes.
“No es que quisiéramos tomar un descanso, pero creo que llegó todo eso naturalmente y después, hablando con Vicent, nos dijimos ‘Bueno, ¿por qué no hacemos un álbum? Hagámoslo como si fuera el último álbum que queremos hacer, que este álbum sea el último, definitivo, pero que sea una exploración musical sin tener como cosas que respetar nada”, explica desde Canadá, en un castellano entintado de acentos, el vocalista y bajista Alexander Ortiz, de familia colombiana. El álbum, cuyo nombre aún no se ha revelado, propone en ese sentido una consistencia con el sonido de la banda, pero presenta nuevas sonoridades que ponen a prueba al público de We Are Wolves. Grabado entre Nueva York, Montreal y México, entre amigos y colegas, este proyecto será el documento definitivo de la banda.
“Transition”, primer sencillo de esta nueva etapa de la banda aborda la constante sobrecarga de información que enfrentamos. Al tratar de manejar este flujo y sobreestimulación, nos sentimos perdidos, polarizados y desconectados de la realidad. Nos encontramos siempre en un estado de transición, sin tener nunca el control ni un punto de apoyo sólido. “La información, la tecnología de la impresión, nos hizo pensar que seríamos mejores personas, pero está haciendo lo contrario: nos está desconectando el uno del otro y de la humanidad”, explica Ortiz sobre este primer sencillo. “Tenemos que estar más juntos. Tenemos que amar: estar con el otro, hablar con el otro a cambio de solamente escribir con el teléfono o utilizar un reloj para navegar por redes sociales”, añade sobre las reflexiones que acompañaron el proceso del álbum de We Are Wolves, cuyo segundo sencillo estrenó la semana pasada.
“Súper normal”, con acento, funciona de alguna manera como un homenaje a la ascendencia del cantante y bajista. “Musicalmente siempre ha sido un sueño para mí, porque cuando estaba pequeño mi papá y mi mamá siempre escuchaban salsa, cumbia y bachata”, explica Ortiz sobre su contacto a la distancia con su raíz colombiana. “Siempre ha sido un sueño para mí con mi banda poder hacer una canción más cercana a ese ritmo latino, a todas las influencias que tuve en mi vida. Cantarlo y también poder grabar con verdadera instrumentación latina”. “Súper normal”, en ese sentido, bebe de ritmos populares de la cultura latinoamericana para presentar una visión del amor en tiempos contemporáneos, cuando resulta complicado acceder al otro.
“Es bien difícil, hoy en día, con todo lo que está pasando, tener una relación, porque todo es tan difícil. Tienes que trabajar 60 horas por semana para tener un poco de plata para salir a bailar con tu novia o novio, para ir a comer a restaurante, para tener tiempo juntos de vacaciones con la persona que se ama”, explica Ortiz. “Es tan absurdo todo lo que está pasando alrededor de nosotros, que uno ya lo ve como algo normal. Es como un poema para bailar”. Así las cosas, entre el chiste y la tragedia ,“Súper normal” retrata cómo hemos interiorizado culturalmente estas prácticas sociales tóxicas, al punto de admitirlas como parte de la normalidad contemporánea.
“Súper normal” nace de la experiencia de We Are Wolves al girar por Sudamérica en años pasados, sirviendo como una de las tres canciones en español que aparecerán en el próximo y último álbum de We Are Wolves. “Una vez, en Cali, hicimos un jam con una banda latina, con percusiones latinas y unos amigos de Colombia. Tocamos en una casa en el monte con ellos y nos dimos cuenta de que era posible para nosotros, con la piel blanquita, tocar este ritmo caliente”, explica Ortiz. Influenciados por la manera que tiene Meridian Brothers, banda de cumbia experimental colombiana, para amalgamar los sonidos tradicionales de nuestra región con ritmos y acentos globales, We Are Wolves presenta una canción para bailar en medio del caos, iniciando una revolución desde la música y el amor.
“Hubiera querido ir a Colombia a grabar. También hacer cantar mi familia, primos y primas, que tengo por todas partes, y que fueran cuando estábamos grabando, para hacerles cantar o que tocaran un poco de timbales o cualquier cosa. Solamente para implicar mis familiares y hacerles saber que toda la influencia que me dieron y todas mis raíces quieren salir”, complementa Ortiz. “La música es capaz de hacer bailar a todo el mundo. Y fue súper fácil con este álbum tocar un ritmo latino, un poco más claro, con nuestra energía punk. Todo esto se hizo con una sonrisa y una felicidad tremenda, más como un homenaje para ellos. Lo hicimos como pudimos y nos organizamos como pudimos”, concluye Ortiz sobre “Súper normal”, que canaliza muchas de las experimentaciones sonoras del último álbum de We Are Wolves.