Este 'Escarabajo bajo la luna' quiere ser Miró y le falta un paso...
| Foto: Cristian Pineda

Arte

La historia de ‘Escarabajo bajo la luna’, la pintura a un paso de probar que es de Miró

Un par de colombianos busca legitimar el cuadro que, aseguran, salió a la luz después de 62 años confinado en colecciones privadas. Esta es la historia.

9 de octubre de 2020


Escarabajo bajo la luna, una pintura que busca confirmarse como un Joan Miro, reposa en un anaquel de la calle 8 en Miami. Rumbo a París, donde tiene cita para certificarse, la obra hizo escala en la Florida, pero llegaron la pandemia y la cuarentena y el viaje que todo lo culmina ha tenido que esperar.

La travesía de Escarabajo bajo la luna que narran quienes creen a ojo cerrados en la autenticidad de la obra, es esta: fue pintada en Nueva York en un lienzo de 30 x 33 centímetros, posiblemente en los albores de la posguerra -1945-1950-, llegó a París en los años sesenta bajo el brazo de la galerista Louise Leiris, quien la compró a Joan Miró en Estados Unidos, en 1964.

Pineda describe la obra como una “sostenida sobre una gama de brillantes colores en la que Miró representa -entre azules, rojos, amarillos, verdes y negros-, siluetas de la luna con un escarabajo amorfo. El genio de su trazo logra dotar la obra de ese tono informal y de vasta imaginación”.

Pineda narra que la obra permaneció en la galería de Leiris, junto a cuadros de Pablo Picasso, Salvador Dalí y otros grandes más, en los años de explosión del Surrealismo, que trazaron nuevos caminos a la pintura. “Miró concibió, con su sugestivo pincel, dos elementos extraídos de la naturaleza que no son fáciles de precisar. Es todo un desafío a la imaginación del espectador, a quien invita a que describa y defina el Escarabajo bajo la luna, porque uno y otra se confunden entre sus puntos cósmicos, vagos, informes”.



Copropietario y actual encargado de custodiar y dar a conocer la obra, Pineda asegura que “después de su paso por la galería de Leiris esta pintura siguió su camino y estuvo en manos de un coleccionista francés anónimo, posiblemente Justin Guichard. Desde ese punto hasta 1982 los datos dejan de ser precisos, pero se presume que la obra fue llevada desde Europa a Colombia en un lote de ventas de pinturas”.

Para Pineda los elementos identitarios del lenguaje de Joan Miró son evidentes en Escarabajo bajo la luna, una obra que “en Colombia fue adquirida y guardada en la galería personal de compradores de arte”. En 1994, asegura, se volvió a recuperar la pista cuando la adquirió la Corporación Multinacional de Clubes, entidad que no la retuvo por mucho tiempo, pues la hizo parte de un intercambio de negocios.



En escena aparece Dianne Velásquez, actual propietaria de la obra. Ella cuenta que, en 1995, “Carlos Buendia, curador de arte formado en Europa, adelantó un estudio general de los componentes físicos y técnicos de la obra y certificó su veracidad mediante varias pruebas. Fue entonces cuando mi padre, Hernando Velásquez, quien en ese momento era el presidente de la Sociedad Intexas, empresa colombiana productora de telares, obtuvo la obra a través de una transacción con la Corporación Multinacional de Clubes. Para mi padre, un enamorado del arte y un admirador profundo de la obra de Miró, Escarabajo bajo la luna fue su gran tesoro. Lo consideraba una fusión enorme de todos los entendimientos que quería para el mundo. Es una obra para conectar a la humanidad en toda su historia”.

La obra sigue custodiada en Miami, a la espera de un posible coleccionista interesado y de poder viajar a París para un nuevo proceso de autenticación frente a la Asociación para la defensa de las obras de Joan Miró, ADOM. Ese paso que hará que todo el esfuerzo valga la pena.