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La mira indiscreta

Esta vez como reportero gráfico, Joe Pesci confirma su versatilidad para todo tipo de papeles.

5 de abril de 1993

LA MIRA INDISCRETA
Esta vez como reportero gráfico, Joe Pesci confirma su versatilidad para todo tipo de papeles.

DESALIÑADO sucio, pestilente y malhablado, León Bernstein es un individuo cuya sola presencia mortifica hasta a sus amigos.
Un pretensioso fotógrafo amarillista que se la pasa retratando víctimas de asesinato del bajo mundo, para venderle su producto a los periodistas de la crónica roja de los diarios. Se considera un artista, y muchas de sus fotos son verdaderos testimonios del drama humano de la ciudad.
Pero de su arte pocos entienden. A pesar de su laborioso trabajo nocturno, Bernstein sigue siendo un pobre diablo; en el mejor de los casos, un héroe populachero de los lectores fanáticos de prensa morbosa. Sin embargo, casi por casualidad pero tambien por debilidad "el gran Bernzini" está a punto de ver justificado su esfuerzo.
Basado en su propio guión, Howard Franklin (coautor del libreto de El nombre de la rosa) debuta como director con La mira indiscreta, protagonizada por Joe Pesci y Barbara Hershey, y producida por Robert Zemeckis (la muerte le sienta bien).
Ambientado en los comienzos de los años 40, Franklin hace de su filme toda una narración elocuente sobre el trabajo de un reportero gráfico:
sus sacrificios, sus obsesiones, sus manías, sus relaciones, sus riesgos. Más que un relato, es un retrato fidedigno de quien es capaz de abandonarlo todo por una buena foto, de un individuo que vive para su profesión. Tanto, que en ocasiones la cámara se confunde con el ojo avizor del protagonista, le sirve de lente, se convierte en el propio Bernstein retratando todo cuanto transcurre a su paso.
Y en este sentido se desarrolla esta película, en la que el amor por una mujer inalcanzable y el amor a la profesión se van mezclando sutilmente hasta tejer una trama, no exenta de elementos conmovedores y sentimentales, con una buena dosis de cruda ironía.

La segunda Scarlett
MUCHOS ASEGURAN QUE EL ÉXIto editorial de la segunda parte de la novela Lo que el viento se llevó, culminada recientemente por Alexandra Ripley, no se podra comparar con la conmoción que causará la versión para la televisión.
Las expectativas son tan grandes que los productores han empezado a colmar de atractivos la serie. El primero de ellos es la elección confirmada de Demi Moore para reemplazar a Vivian Leigh en el papel de la inmortal Scarlett O‘Hara.
Desde su participación en Ghost, la talentosa y sensual actriz se ha cotizado como una de las mujeres con mejor futuro en Hollywood. Y lo acaba de comprobar con su trabajo en Cuestión de honor, al lado de Tom Cruise y Jack Nicholson, dos de los actores más respetados en la actualidad.
Aunque algunos críticos vaticinan que el papel le quedará grande por su falta de madurez, los productores la han elegido por su solidez dramática y su fuerza de temperamento. En un año se verán los resultados.


Pasajero 57
Una versión libre sobre el mismo tema de Duro de matar 2.

UN TERRORISta con rasgos de sicópata y un superpolicía retirado, son los protagonistas de la disputa de un avión comercial en pleno vuelo. La trama es digna de Bruce Willis o de Steven Segal, quien ya protagonizó el secuestro de un barco de guerra, pero que todavía no se le mide a las alturas.
En su reemplazo está Wesley Snipes, conocido por sus papeles en Fiebre de selva y New Jack City. Esta vez Snipes es el encargado de enfrentar a un peligroso delincuente internacional (protagonizado por el actor inglés Bruce Payne), especializado en terrorismo aéreo. Pero los motivos no importan. En Pasajero 57 el interés se centra en la acción, así ésta sea desproporcionada e incoherente en relación con la historia que se intenta contar. Todo parece indicar que el director, Kevin Hooks, perdió el control de su película. El grado de asfixia en el avión donde la trama ya había adquirido su ritmo adecuado y un buen grado de tensión fue tan abrumante, que decidió darle un respiro al aire libre.
Esta tactica derrumba todas sus pretensiones y la cinta queda en un limbo indefinible, que ni los mismos amantes de la acción alcanzan a aceptar.

JUGOSO CONTRATO
A PESAR de las nominaciones que obtuvo su película El príncipe de las mareas, a Barbra Streisand no le fue muy bien el año pasado en la entrega de los óscares.
No obstante el éxito conseguido en todo el mundo con su cinta, le aseguró un envidiable contrato de exclusividad con la Sony, actual propietaria de la productora Columbia.
La Streisand, que causó una dura polémica el año anterior al tildar a la academia de artes y ciencias cinematográficas de tener un criterio machista para entregar los óscares, ganará seis millones de dólares (más un 15 por ciento de las utilidades entaquilla) por cada una de las películas que dirija o protagonice en el futuro. Además firmó un contrato por 60 millones, lo cual la compromente a grabar para la Sony sus próximos seis discos.

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