Entrevista
‘La Muchacha’: “Tengo una necesidad de tratar los dolores ajenos porque no me sirve ser indiferente”
Pulió su arte en pueblos y ciudades a los que fue a cantar por su cuenta y cautiva con ‘Canciones crudas’ (2020) y ‘Más canciones crudas’, su nuevo lanzamiento pactado para marzo. ‘La Muchacha’ trae jerga popular, malas palabras, groserías, todas necesarias para romper la indiferencia nacional.
La cantautora manizaleña Isabel Ramírez, ‘La Muchacha’, vuelve a los escenarios. Este domingo 14 toca su música en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo, donde agotó las localidades disponibles. En escenario (parece mentira decirlo) presentará su nuevo álbum Más Canciones Crudas, que lanzará en marzo y sirve de continuación a Canciones crudas (2020). También se presenta en esas tablas para ratificar simbólicamente que no hay escenario demasiado pequeño o demasiado grande para su propuesta de guitarra y voz, de arte, conexión y mensaje.
En esta entrevista, entre muchos temas, ‘La Muchacha’ cuenta detalles del viaje que emprendió por Colombia acompañada de su guitarra y de su voz y del impacto que tuvo en ella esa peregrinación artística en la que se llevó por gran parte de este país. A fuerza de voluntad y aprendizaje, en pueblos a ciudades tocó sus ritmos colombianos y cantó sobre la bella, amenazada naturaleza, la cotidianidad de un país insensible desde sus gentes, sus actitudes y sus problemáticas sociopolíticas.
‘La Muchacha’ nos cuenta también de las personas que encendieron su llama artística y de la música que la inspiró, de las colegas que la acompañan hoy día en el camino, de su faceta dibujante, así como de gastronomía criolla y libros. Pero, ante todo, en sus respuestas, sus canciones y sus fraseos, ‘La Muchacha’ hace un llamado urgente, genuino y franco a un país quebrado: un llamado a dejar la indiferencia y abrirnos al poder de aprender en comunidad y actuar en comunidad.
¿Cómo empezaste en la música?
Tendencias
‘La Muchacha’ empezó desde que tiene razón porque mi mamá canta. Ella fue mi primer referente musical, fue quien me dio este poder de cantar. Luego comencé a componer y a trabajar en la música, aproximadamente en el 2014, y tres años después ya estaba en los escenarios con este formato de voz y guitarra.
¿Qué artistas marcaron tu camino? ¿Cuáles lo marcan hoy?
Edson Velandia fue el primer maestro que me voló la cabeza en cuanto composición y sonido. Violeta Parra, Mercedes Sosa, Pascuala Ilabaca de Chile han estado muy presentes en mi carrera musical. Además de estos grandes artistas, también mis propios compañeros y amigos me han influenciado, como Briela Ojeda y Ana María Vahos.
¿Qué te indigna de un país desigual como Colombia?
Lo más difícil es tratar con nuestras indiferencias e individualidades, el hecho de que estemos tan agremiados cada uno en su burbuja, en su región, que no entendamos que todo en este país está conectado y que todo funciona gracias a esas conexiones.
No nos entendernos como un colectivo. Indigna no ser capaces de resignificar los símbolos patrios que nos han vendido de la manera más vil. No ser capaces de resignificar las políticas de guerra que nos tienen tan incrustados en este conflicto desde hace tanto tiempo. No ser capaces de dialogar esto en familia. No ser capaces de salirnos del partidismo que nos tiene tan atrapados. Que nuestras movilizaciones sociales se vean tan amenazadas por las mismas fuerzas policiales, y que nos impongan tanto terrorismo y miedo. Creo que eso no nos deja salir de ese bucle en el que estamos.
No nos entendernos como un colectivo. Indigna no ser capaces de resignificar los símbolos patrios que nos han vendido de la manera más vil. No ser capaces de resignificar las políticas de guerra que nos tienen tan incrustados en este conflicto desde hace tanto tiempo. No ser capaces de dialogar esto en familia.
¿Le ves alguna solución?
Tenemos que empezar por la educación, no solo la educación en las instituciones porque ese tipo de educación hay que reformarla, pero sí las educaciones alternativas que se dan entre colectivos, amigos, familia.
Todos estos asuntos de perdón que son tan importantes, sin que se aborde de una forma tan abrumadora que al final lo que se logra es la indiferencia ante muchas situaciones. Necesitamos un perdón consciente y coherente de todo lo que ha pasado y que levante esa memoria que nosotros tenemos como nación.
Necesitamos un perdón consciente y coherente de todo lo que ha pasado y que levante esa memoria que nosotros tenemos como nación
Le cantas a la naturaleza, también abordas temas sociales y políticos sin pelos en la lengua. En un país de tan fácil amenaza, tan fraccionado ¿cómo sientes que se ha recibido tu música?
A ‘La Muchacha’ la han recibido bien, creo que mi público es un público que necesita escuchar mis letras. Incluso, yo misma, como cantautora y persona, me digo esas palabras. No solo las hago para ser compartidas con la gente, sino que también es un asunto personal, son preguntas que hago hacia mi proceso, mi noción de memoria, de cómo quiero trabajarla y cómo quiero hablar de ella.
Una pregunta constante es el porqué hablo tanto de los procesos externos y no de mi universo interior. Y es que hay una necesidad bien explícita que se ha dado paulatinamente en mi trabajo de tratar los dolores ajenos porque no me sirve ser indiferente.
Yo me siento muy afortunada de poder hablar de las problemáticas del país y lo que más quiero es poder hablar con respeto, no quiero abanderarme de ninguna lucha, ni ser la voz específica de alguna comunidad. Solo quiero dar a conocer la posición que yo tengo sobre la situación sociopolítica y humanitaria del país en el que vivo.
En mi trabajo se ha dado una necesidad de tratar los dolores ajenos porque no me sirve ser indiferente
¿Qué reto implica ser una mujer en la música independiente?
El mayor reto es estar segura de una misma, de lo que estás diciendo, de las palabras que compones, de cómo las expones ante la gente, de no tener miedo a decirlas. Además, estando sola en la tarima, es complejo porque siento que la gente subestima mucho la figura de la mujer sola en el escenario.
Los espacios de los festivales son todo un reto porque el público femenino es menos de la mitad, lo mismo pasa con las artistas. He estado en festivales en donde solo somos dos cantautoras y el resto son hombres. Sin embargo, el espacio para nosotras está creciendo y hay festivales de solo chicas como el Sonora Bogotá.
Estando sola en la tarima, es complejo porque siento que la gente subestima mucho la figura de la mujer sola en el escenario
¿Qué música recomiendas de mujeres que nutren esa escena contigo?
Recomiendo a Marta Gómez, Victoria Sur, Ana María Vahos de Medellín, Briela Ojeda, la rapera Spektra de la Rima, obviamente a Andrea Echeverri. Tenemos un montón de mujeres muy increíbles en la escena.
A parte de hacer música también dibujas ¿Nos puedes contar un poco sobre @la__dibujadora?
‘La Dibujadora’ es una etapa que resurgió después de un tiempo. Yo estudié Artes plásticas pero no me gradué porque en ese tiempo empecé a cantar y a trabajar de lleno, y no me arrepiento de mi decisión. Así mismo, ‘La Muchacha’ fue la que me hizo impulsar esas ganas de sacar mi proyecto gráfico adelante.
Entendí que me gusta la gráfica independiente: la ilustración, el fanzine, el cartel, la serigrafía y el mural. Entonces empecé a hacer las piezas gráficas de mis conciertos y encontré un estilo en los carteles que hacía y una manera gráfica de expresar mis ideas, que es algo más ingenua que la música, porque las canciones las tengo mucho más trabajadas y mucho más claras en su discurso. Pero el dibujo ahí va, me gusta la línea negra que enmarca formas figurativas que explotan con colores estallados, con tonos rosados. No tengo temáticas, trabajo desde lo ilógico y lo cotidiano.
Ahora mismo creé una residencia gráfica que voy a desarrollar en Cali, una propuesta nada que ver con artístico-conceptual, sino una habitancia gráfica en un espacio que se llama Casa Magenta. La residencia se llama La Garosa Ambulante y la idea es que sea una residencia gráfica ambulante en varios espacios de mis afectos. Esta en particular va a trabajar el ardor de la memoria, un tema que yo quiero abordar hace rato porque sé que el trabajo de memoria es recurrente en el proceso de Isabel, de ‘La Muchacha’, de las canciones y ahora de sus dibujos.
Me gusta la gráfica independiente: la ilustración, el fanzine, el cartel, la serigrafía y el mural. Empecé a hacer las piezas gráficas de mis conciertos y encontré un estilo y una manera gráfica de expresar mis ideas (algo más ingenua que la música, las canciones las tengo mucho más trabajadas y mucho más claras en su discurso)
Ya has viajado cantando por Colombia, ¿qué retos te representó?
En el 2018, cuando empecé a viajar, era yo sola contra el mundo. Yo busqué los lugares por Facebook, les dije que quería ir a cantar, pagué mis pasajes, mis hospedajes, mi alimentación. Todo salía de mi bolsillo y yo iba a los lugares a recibir aportes voluntarios de la gente. Esos eran los toques porque no me pagan lo que era, ni sabía cómo cobrar en ese momento por mi trabajo, entonces todo era más aventurero.
Terminaba en hoteles de veinte mil pesos en el centro de Medellín, en ‘rotos’ con olor a cigarrillo y gemidos. Pero, todo hace parte de un proceso que forjó en mí una actitud y un carácter todoterreno. Ahora me convocan, me dan pasajes en avión, pero si toca cocinar en un lugar, lo hago. Si me toca dormir en un colchón o en una hamaca, lo hago. Siempre y cuando no me falte alimento, techo o seguridad, vale mucho la pena tener este tipo de experiencias.
¿Qué destacarías de estos viajes? ¿Qué lugar te sorprendió?
Todos los lugares que visité son muy hermosos, pero me sorprenden bastante los pueblos pequeños como El Cairo, Valle del Cauca, un lugar como de cuentos, o Santuario, Risaralda.
Vuelves a los escenarios este domingo 14. ¿Qué tienes preparado para ese concierto en el Teatro Mayor? ¿Tocarás sencillos de tu nuevo álbum?
Vamos a presentar el segundo sencillo del tercer disco que se llama ‘La Parcera’ y este tercer disco, que representa el volumen 2 de Canciones Crudas, el disco que saqué el año pasado. Vamos a tocar todo el repertorio de Canciones Crudas Volumen 1 y Volumen 2.
Estoy muy feliz de que se hayan agotado las entradas y muy sorprendida también de la respuesta de la gente porque sé que hace mucho tiempo no nos encontrábamos en el escenario. Esto es muy importante para todos, es una leve esperanza de saber que los teatros no van a morir y que sigue vigente la idea de encontrarnos en vivo.
Es una leve esperanza de saber que los teatros no van a morir y que sigue vigente la idea de encontrarnos en vivo
¿Qué podemos esperar de tu nuevo álbum Más Canciones Crudas? ¿Cuándo saldrá?
Más Canciones Crudas saldrá el 29 de marzo y llegará con más crudeza. Habla de las heridas que tenemos como país, de amores, de la cotidianidad, de nuestras fuentes hídricas.
Esta es una recopilación de las canciones que tenía en el tintero y que ahondan diferentes temáticas. No trato de casarme con ningún tema, pero sí se nota mucho la idea del inconformismo por la realidad social en la que estoy y que no me afecta directamente porque vivo en una burbuja, tranquila en Bogotá. Gracias a la vida, tengo comida y techo, pero Colombia es un país que no tiene acceso a lo básico ninguno de sus días. Por eso no quiero dejar de hablar del tema, quiero aprovechar estos 2 volúmenes para hacerlo de esa manera cruda que a mí me gusta, con las jergas populares y groserías.
¿Qué canciones le recomendarías a quien no te conoce?
‘La agüela’, ‘La cara’, ‘La canción del hecho confuso’, ‘La parcera’ y ‘Chao mi amor’ son canciones chéveres para iniciar.
Por si nos toca quedarnos en casa otro rato más, ¿qué nos recomiendas comer?, ¿leer?
Pa’ que coman: arroz con huevo y tajada, arepa con chocolate, todo lo criollo. Pero también les recomiendo un locro del Pacifico colombiano, una sopa de queso, papa, huevo y cebolla que es una delicia.
Para leer recomiendo ¡Bajo el cemento el alimento! Memorias de la segunda marcha de la comida de Casa Barullo, y es una recopilación de las marchas de la comida, que se han hecho desde el Cauca que han pasado por Cali, Manizales y Bogotá. La marcha de la comida consiste en una chiva que lleva alimentos a la comunidad, a las ciudades más que todo y enseña a la gente sobre el campo y formas de producción amigables con el ambiente.
El otro otro libro es Torbellino de Nuestras Palabras, una recopilación de cuentos zapatistas que también ayudan a entender más a fondo los ideales de la organización y, por último, Marea de ratas de Arturo Echeverri.