Cultura
La oración milagrosa a la sangre de Cristo para que una persona enferma se cure
No olvide hacerla con mucha devoción, de seguro, Dios escuchará sus plegarias.
Cuando las personas pasan por un mal momento respecto a su salud, acuden a Dios en busca de ayuda. Para comunicarse con él, lo hacen a través de la oración y en medio de las plegarias intentan encontrar ayuda y guía.
Existen aquellos que prefieren dialogar con él por medio de sus propias palabras, pero también, hay otros tantos que son saben cómo empezar o cómo hacerlo. A continuación, una plegaria compartida por Oración.info para pedir por la salud propia, pero también, por la de aquel ser querido que está atravesando por un mal momento.
La oración milagrosa para que una persona enferma se cure
“Vengo a ti, padre mío, escucha la voz de mis suplicas, sana a (nombre del enfermo), cúralo de tan penosa enfermedad.
Te ruego, padre mío, que desciendas, que me des protección y amparo en estos momentos difíciles que estoy pasando por esta grave situación.
Lo más leído
Cúbrelo, Señor, con la sangre de Jesucristo para que poco a poco mejore, que sus dolencias vayan desapareciendo, ya que es una enfermedad muy ruda con dolores muy intensos. Ayúdalo, Señor, a que entre en una etapa de recuperación.
Padre mío, para ti que todo es posible, todo lo puedes, si resucitaste de entre los muertos, liberaste a los poseídos por el espíritu del mal, sanaste a tus discípulos, multiplicaste los panes y los peces, intercede por nosotros, sana a (nombre del enfermo) y que sea liberado de cualquier otro mal.
Líbrame de toda influencia maligna a mi persona y a mi familia, líbranos de cualquier sufrimiento, desesperación, depresión, enfermedades mentales que dañan nuestra psiquis.
Sáname Señor, sana mi cuerpo, sana mi corazón, sana mi alma, dame vida y en abundancia ten compasión de mis sufrimientos físicos, de mis heridas emocionales, que aprenda y me restituya sobre ellas. Amén”.
Lo que debe tener en cuenta a la hora de orar
- Hablar con Dios requiere de un tiempo y un momento determinado. No lo haga de afán ni tampoco en un lugar donde pueda desconcentrarse.
- Las conversaciones con Dios deben ser pensadas como un encuentro. Así como está pendiente del otro en un cita, haga lo mismo al momento de orar. De esta manera puede mostrar que está realmente interesado en tener su guía.
- Recuerde que el ser supremo habla a través de sus propios pensamientos, de allí que lo mejor sea orar en lugares tranquilos como jardines o iglesias. Cuando eleva sus plegarias en sitios con contaminación auditiva y visual, no podrá atender con detenimiento lo que le dice su mente y corazón.
- Cuando comience a orar hágalo agradeciendo, no empiece de inmediato a hacer sus peticiones. Si usted agradece a Dios por los favores recibidos está mostrando humildad, pero también, está diciéndole que confía plenamente en él y que pone en sus manos todo lo relacionado a su existencia.
- No olvide que siempre puede hablar con Dios. Cuando se encuentre feliz, triste, decepcionado o agradecido, siempre puede conversar con él. Además tenga en cuenta que lo puede hacer tanto solo como acompañado.