Oraciones
La oración milagrosa para ahuyentar la tristeza, la ansiedad y la depresión
Esta oración puede ayudar a aquellos que pasan por un complejo momento en sus vidas.
En momentos inesperados, por situaciones complejas, por pérdidas, por cambios o por otros factores pueden aparecer la depresión, la ansiedad y la tristeza. Es en estos momentos cuando estos afectan la vida misma y llevan a un oscuro camino.
Una forma de salir de esto puede ser la búsqueda de Dios. El poder divino puede ser la fuerza que se necesita para seguir adelante y poder enfrentar estas situaciones tan complejas. Una de las formas para comunicarse con Él es a través de la oración.
Entre la inmensa cantidad de oraciones, aparece esta que puede decirse si se está pasando por ansiedad, depresión y una tristeza tan fuerte que no se puede vivir tranquilo por causa de estas.
La oración milagrosa para ahuyentar la tristeza y la ansiedad
“Señor mío, en este momento de vacío recurro a tu poderosa presencia para hacerte saber que me encuentro sólo, deprimido y pobre en espíritu. Mi corazón se siente abatido, acongojado y lleno de dolor.
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Ya mis ojos no logran ver ninguna esperanza que pueda consolarme el alma y hacerme levantar de esta nube gris En las horas nocturnas, puedes ver mis lágrimas y escuchar mi llanto. Ya no quedan fuerzas dentro de mí. Me ha cubierto una densa capa de tristeza, oscura y que amenaza con adueñarse de mi ser y cubrirme en esa terrible ansiedad.
Señor mío, quiero sentir en este instante que Tu presencia recorre cada gramo de mi existencia y me va llenando de tu poder, de tu bondad y de todo tu amor.
Ven a mí, Señor, Sé mi escudo y mi roca fuerte, mi fortaleza en medio de la penumbra y de esta depresión avasallante en estas horas de oscuridad, ven y levántame victorioso, ven y levanta mi cabeza en alto una vez más. Confío en que sólo Tú tienes el poder de animarme a salir y enfrentar esta dura batalla por mi vida. Enséñame a ser un triunfador en tu amor.
Robustéceme con el poder de tu preciosísima sangre y pon a tono mis habilidades para hacerle frente a todo tormento, a toda frustración, a todo deseo de dolor, de pena, de decaimiento. Llévate mi ansiedad para siempre, junto con todo vestigio de depresión y tristeza.
Sé que, aunque este llanto me esté atormentando durante la noche, Tú vendrás sobre mi al despuntar el alba, y con el Espíritu Santo me traerás la esperanza y la alegria necesaria para hacer frente a este gran desánimo que se quiere apoderar de mi vida.
Invoco a toda la Corte celestial, a todo el Coro de Ángeles, junto con la Santísima Virgen María, para que vengan en mi auxilio con su divino poder, y limpien mi corazón de toda miseria y lo llenen de fe, ánimo y de fuerzas. Me uno al cántico del Salmista para decir: “¡Señor, mi Dios y mi salvador, día y noche estoy clamando ante Ti que mi plegaria llegue a tu presencia; inclina tu oído a mi clamor! Porque estoy saturado de infortunios, y mi vida está al borde del Abismo” (Salmo 82,2-4)
Ven, Dios de poder y de ternura y convertir mi lamento en baile, transforma mi depresión y mi tristeza en alegría y optimismo. Hazme llenar nuevamente con el gozo de tu Salvación y revélame las maravillas de tu Reino. Te seguiré alabando y dándote toda la Gloria, aun en medio de esta tristeza que siento que me mata y me corroe si alma.
¡Quédate a mi lado, quiero edificar mi vida desde tu mirada dulce y compasiva. Háblame al corazón, sé que me das la fuerza para caminar firme y seguro. Estoy convencido que, aunque todo el mundo caiga a mi derecha y a mi izquierda, yo no quedaré defraudado, porque tú amor y tu verdad me sostienen. Inclina tu oído hacia mí. Ayúdame a no desanimarme sintiendo el peso de esta ansiedad, a vencer esta terrible soledad del alma, a desterrar de mi vida la tristeza y la depresión.
Cantaré mis alabanzas a Ti y declararé tus maravillas. Te daré gracias eternamente. Confío en que, en este momento, me envuelves con tu amor y me vas sanando todas las heridas del corazón. Toda mi vida sea siempre para tu gloria, amado mío. La tristeza, depresión y soledad, quedarán destruidas para siempre en el nombre poderoso de Jesús”.
Amén.