Cultura
La poderosa oración ante el Santísimo Sacramento para curar a los enfermos
Estas palabras darán paz a la persona que la realiza
En muchas ocasiones, las personas caen repentinamente en fuertes enfermedades que les causan dolencias en el cuerpo y que cambian de un momento a otro el estilo de vida al que están acostumbrados. Esto sucede porque los procedimientos, a los que deben someterse, causan ciertas limitaciones físicas, además de requerir una gran cantidad de tiempo para poder llevarlos a cabo.
Esto no solo cambia la cotidianidad de la persona, sino la de su núcleo familiar porque deben adaptarse a la nueva rutina y necesidades del individuo, ya que no pueden realizar las mismas funciones que tenían en el pasado y su estilo de vida se transforma completamente.
Es por esto que creyentes en religiones como el cristianismo y el catolicismo han seleccionado algunas oraciones que contienen palabras sanadoras si se realizan con la fe en que Dios y el Espíritu Santo, las escucharán y trabajarán para ayudar a las personas enfermas y a sus familias.
Se recomienda encomendarse a Jesucristo y confiar en que él pondrá a los afectados bajo su sagrado manto con el objetivo de que muestren una notoria mejoría en su estado de salud.
Oración por los enfermos ante el sagrado altar
Señor Jesús, creemos que estás vivo y resucitado. Creemos que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del altar y en cada uno de nosotros.
Te alabamos y te adoramos, por venir hasta nosotros como pan vivo bajado del cielo. Tú eres la plenitud de la vida. Tú eres la resurrección y la vida. Tú eres, Señor, la salud de los enfermos.
Hoy queremos presentarte a todos los enfermos, porque para Ti no hay distancia ni en el tiempo ni en el espacio. Tú eres el eterno presente y tú los conoces. Ahora, Señor, te pedimos que tengas compasión de ellos, para que todos reconozcan que tú estás vivo en tu Iglesia hoy; y que se renueve su fe y su confianza en ti.
Te lo suplicamos, Jesús, ten compasión de los que sufren en su cuerpo, de los que sufren en su corazón y de los que sufren en su alma que están orando y oyendo los testimonios de lo que tú estás haciendo por tu Espíritu renovador en el mundo entero.
Ten compasión de ellos, Señor, desde ahora te lo pedimos. Bendícelos a todos y haz que muchos vuelvan a encontrar la salud, que su fe crezca y se vayan abriendo a las maravillas de tu amor, para que también ellos sean testigos de tu poder y de tu compasión.
Te lo pedimos, Jesús, por el poder de tus santas llagas, por tu santa cruz y por tu preciosa sangre. Sánalos, Señor. Sánalos en su cuerpo, sánalos en su corazón, sánalos en su alma. Dales vida y vida en abundancia.
Te lo pedimos por intercesión de María Santísima, tu madre, la Virgen de los Dolores, quien estaba presente, de pie, cerca de la cruz. La que fue la primera en contemplar tus santas llagas y que nos diste por madre. Tú nos has revelado que ya has tomado sobre ti todas nuestras dolencias y por tus santas llagas hemos sido curados.
Hoy, Señor, te presentamos en fe a todos los enfermos que nos han pedido oración y te pedimos que los alivies en su enfermedad y que les des la salud. Te pedimos por la gloria del Padre del cielo, que sanes a los enfermos que van a leer esta oración.
Haz que crezcan en la fe, en la esperanza, y que reciban la salud para gloria de tu nombre. Para que tu Reino siga extendiéndose más y más en los corazones, a través de los signos y prodigios de tu amor.
Todo esto te lo pedimos Jesús, porque tú eres Jesús, tú eres el Buen Pastor y todos somos ovejas de tu rebaño. Estamos tan seguros de tu amor, que aun antes de conocer el resultado de nuestra oración en fe, te decimos: gracias Jesús por lo que tú vas a hacer en cada uno de ellos.
Gracias por los enfermos que tú estás sanando ahora, que tú estás visitando con tu misericordia. Gracias, Jesús, por lo que tú vas a hacer. Lo depositamos en tus manos desde hoy y te pedimos que lo sumerjas en tus santas llagas.
Que lo cubras con tu sangre divina, y que a través de este mensaje tu corazón de Buen Pastor hable a los corazones de tantos enfermos que van a leerlo. ¡Gloria y alabanza a ti, Señor! Amén.