Cultura
La potente oración al “Justo Juez” para alejar a las enemigos
Estas palabras deben realizarse desde la devoción y la fe.
La oración, según se conoce en la creencia católica, es el canal de comunicación de los seres humanos para conectarse con Dios, exponiéndole sus miedos, sus angustias, sus esperanzas y sus anhelos. Esta práctica se lleva a cabo en cualquier momento, dándole consuelo a quienes necesitan de un poder celestial y divino para aliviar las cargas.
En momentos se puede acceder a esta herramienta espiritual para encontrar refugio de los problemas, las preocupaciones y las situaciones incómodas, donde se ven involucrados aquellos que quieren lastimar o hacer daño. Las palabras son fundamentales al momento de orar, generando una conexión real con ese ser divino.
De hecho, es muy recomendable dirigirse a Jesús, hijo de Dios, quien enseñó la palabra, las oraciones y los caminos por los que deberían ir sus seguidores, lejos del pecado. Al ser una de las figuras más importantes de la Iglesia católica, se le puede conocer por diferentes representaciones, como por ejemplo el “Justo Juez”.
Según reseñó el portal Yo Creo, existe una oración enfocada directamente en hablar con el Justo Juez, a quien se acude para librarse de las malas personas, malas energías y los peligros que aparecen en el camino a través de “enemigos” que están cerca y alrededor.
Aquella oración se debe realizar en un espacio tranquilo y ameno, recreando una especie de altar, el cual funciona para generar una conexión única y transparente con las intenciones que se tienen.
Oración al Justo Juez para alejar a los enemigos de la vida
Divino y Justo Juez de vivos y muertos, eterno sol de justicia, encarnado en el casto vientre de la Virgen María por la salud del linaje humano. Justo Juez, creador del cielo y de la tierra y muerto en la cruz por mi amor.
Tú, que fuiste envuelto en un sudario y puesto en un sepulcro del que al tercer día resucitaste vencedor de la muerte y del infierno.
Justo y Divino Juez, oye mis súplicas, atiende a mis ruegos, escucha mis peticiones y dales favorable despacho. Tu voz imperiosa serenaba las tempestades, sanaba a los enfermos y resucitaba a los muertos como Lázaro y al hijo de la viuda de Naim.
El imperio de tu voz ponía en fuga a los demonios, haciéndoles salir de los cuerpos de los poseídos, y dio vista a los ciegos, habla a los mudos, oído a los sordos y perdón a los pecadores, como a la Magdalena y al paralítico de la piscina.
Tú te hiciste invisible a tus enemigos, a tu voz retrocedieron cayendo por tierra en el huerto los que fueron a aprisionarte y cuando expirabas en la Cruz, a tu poderoso acento se estremecieron los orbes.
Tú abriste las cárceles a Pedro y le sacaste de ellas sin ser visto por la guardia de Herodes.
Tú salvaste a Dimas y perdonaste a la adúltera. Suplícote, Justo Juez, me libres de todos mis enemigos, visibles e invisibles: la Sábana Santa en que fuiste envuelto me cubra, tu sagrada sombra me esconda, el velo que cubrió tus ojos ciegue a los que me persiguen y a los que me deseen mal, ojos tengan y no me alcancen, manos tengan y no me tienten, oídos tengan y no me oigan, lengua tengan y no me acusen y sus labios enmudezcan en los tribunales cuando intenten perjudicarme.
¡Oh, Jesucristo Justo y Divino Juez!, favoréceme en toda clase de angustias y aflicciones, lances y compromisos y haz que al invocarte y aclamar al imperio de tu poderosa y santa voz llamándote en mi auxilio, las prisiones se abran, las cadenas y los lazos se rompan, los grillos y las rejas se quiebren, los cuchillos se doblen y toda arma que sea en mi contra se embote e inutilice.
Ni los caballos me alcancen, ni los espías me miren, ni me encuentren. Tu sangre me bañe, tu manto me cubra, tu mano me bendiga, tu poder me oculte, tu cruz me defienda y sea mi escudo en la vida y a la hora de mi muerte.
¡Oh, Justo Juez, Hijo del Eterno Padre, que con Él y con el Espíritu Santo eres un solo Dios verdadero
¡Oh Verbo Divino hecho hombre! Yo te suplico me cubras con el manto de la Santísima Trinidad para que libre de todos los peligros y glorifiquen tu Santo Nombre. Amén.