Sociedad y Medio Ambiente
Las plantas aromáticas que sanan el tejido social de la Amazonía colombiana
La Asociación de Mujeres Cimientos del Hogar, en el departamento del Caquetá, le apuesta a estos productos en un lugar donde la ganadería extensiva y los cultivos ilícitos desangran el paisaje y la economía.
Amativa significa origen de vida. Es mujer y madre nativa y el nombre de la marca de plantas aromáticas a la que 35 mujeres dieron vida en el municipio de El Doncello, en el departamento del Caquetá.
Hace seis años, en este rincón de Colombia donde el piedemonte de la Cordillera Oriental se abraza con la selva amazónica, Clara Inés Hoyos logró reunir a estas mujeres en la Asociación de Mujeres Cimientos del Hogar (ASMUECH). Ella, al igual que muchas de sus compañeras, cuenta la historia de la violencia a través del desplazamiento forzado. En 1959, cuando Clara aún no había nacido, sus padres atravesaron el territorio colombiano por la violencia que se vivía en el centro del país. Poco más de cincuenta años después, Clara tuvo que huir de su natal Doncello junto a su hijo, que en ese entonces tenía siete años.
“A mí me tocó salir desplazada cuando la violencia se puso cruda y uno como que en otra parte no se halla para hacer un proyecto de vida propio. Sufrí el rechazo y encontré muchas barreras. Luché hasta que pude regresar al municipio en el 2012 y vi que alrededor mío muchas mujeres estaban en la misma condición, incluso mucho más afectadas que yo, porque no solo habían perdido sus propiedades sino también a sus seres queridos”, recuerda Hoyos.
“Hice un llamado a estas mujeres y les dije: ‘No nos podemos quedar en esto, tenemos que hacer algo por nosotras. Esta situación no nos puede ganar’. Llamé a mucha gente y organizamos, junto a otra lideresa, una asociación que se llamaba AsoMujer, que contaba con 120 familias”.
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Sin embargo, esta primera forma de asociación terminó después de un tiempo y fue en 2015 cuando Hoyos reunió un nuevo grupo de mujeres que más adelante se convertiría en ASMUECH.
“Todas teníamos un objetivo: crear un proyecto de vida para cada una de nosotras. Pero ninguna tenía un solo centavo. Ninguna contaba con capacidad económica y no teníamos apoyo del Gobierno nacional, ni departamental, ni municipal”, afirma Hoyos.
Por eso pensaron en poner a producir granjas con pollos y cerdos, pero había muchas mujeres que estaban en la cabecera municipal y no podían criarlos. En este momento, la idea de cultivar aromáticas enamoró a todas las asociadas.
“Todas estábamos con ganas de cuidar la naturaleza, de demostrar que había cultivos que podían producir más que un cultivo ilícito. Además, era muy importante reconstruir el tejido social”, asegura la fundadora del proyecto.
El empuje y la tenacidad de las mujeres de Amativa han sido recompensadas con ayudas de varias organizaciones nacionales e internacionales. El Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA) y Corpoamazonía las apoyaron con capacitaciones en agricultura orgánica y el proceso de siembra; Cooperación Alemana no solo les dio recursos para organizar las unidades productivas, sino también capacitaciones y acompañamiento; Reconciliación Colombia, a través de la Embajada de Suecia, les ayudó a mejorar los equipos, y la Agencia Turca de Cooperación y Coordinación (TİKA) les entregó la maquinaria para sacar los aceites esenciales de las plantas aromáticas.
“Para la agencia es muy importante poder ayudar iniciativas sostenibles y que mejoren la calidad de vida de un sector poblacional en específico. En 2017, gracias a la iniciativa Fe en Colombia-Pasión Caquetá, programa del Comando de Apoyo de Acción Integral y Desarrollo (CAAID), y en este caso, ejecutado por la Décima Segunda Brigada del Ejército Nacional de Colombia, la oficina de TİKA realizó la ejecución de proyectos estratégicos en el departamento del Caquetá, con el fin de beneficiar a familias agricultoras y pequeñas asociaciones de comerciantes en una zona afectada por el conflicto”, confirma Matty Alexandra Pizza Ruiz, asesora de la Oficina TİKA en Colombia.
La dotación de TİKA a Amativa consistió en un destilador industrial, un refrigerador panorámico, motobombas, una estufa industrial, mesas de acero inoxidable y grameras.
De acuerdo con Matty, TİKA considera clave la ejecución de este tipo de proyectos, “los cuales buscan impulsar el desarrollo agropecuario y rural a nivel nacional, y buscan promover la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres. Destacamos el rol de las mujeres de esta asociación, mujeres con iniciativas empresariales y con potencial de generar empleos, sobre todo en este momento donde la reactivación económica del país es tan importante”.
Hoy, Amativa produce siete variedades totalmente registradas de plantas aromáticas: guayaba y albahaca amazónica como apuestas exóticas de la selva colombiana, y las tradicionales limoncillo, citronela, moringa, albahaca blanca y hierbabuena.
“El grupo de mujeres que están en el campo ha aumentado. Ellas están cultivando, mientras en el pueblo están otras mujeres en la mano de obra. Así todas ganamos”, dice Hoyos.
Corpoamazonía también les otorgó el sello ‘Amazonia esencia de vida’ que garantiza que un producto es 100% hecho en la región amazónica de Colombia y es 100% ecológico, mientras el Ministerio de Ambiente les dio el sello ‘Negocio verde’.
“La sostenibilidad de nuestro proyecto lo dan las ventas. En noviembre de 2020 pudimos obtener las tablas nutricionales, la ficha técnica de cada una de las aromáticas y las cajas para poder comercializarlas. Este año iniciamos con un producto terminado para entrar a cualquier mercado nacional”, confirma orgullosa la doncellense.
Aunque como todo emprendimiento Amativa busca la sostenibilidad financiera, Hoyos aclara que el objetivo no es vender aromáticas, sino lograr el cambio sociocultural y económico que tanto necesitan las familias de la región. Asimismo, quieren demostrar que en una región donde la ganadería extensiva y los cultivos ilícitos desangran el paisaje y la economía, apostarle a una opción amigable con el medioambiente es posible.
“Lo que más necesitan las mujeres es apoyo en el empoderamiento económico. Cuando una mujer es económicamente autosostenible, ella cambia y su entorno también. No es lo mismo una mujer sometida a una mujer que se defiende en su situación económica”, concluye Hoyos.
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