El arquitecto Alexandre Chassang, de la agencia de arquitectura ABH, propone una flecha de cristal. “Mi idea es abrir un debate: no estamos obligados a reconstruir de una manera idéntica la catedral”. | Foto: Alexandre Chassang abh architectes

ARQUITECTURA

Así visualizan los arquitectos a "Nuestra nueva señora de París"

Desde que el Gobierno francés lanzó un concurso de arquitectura para reconstruir la Catedral de Notre Dame, llueven propuestas innovadoras. Surge el debate acerca de restaurar la iglesia gótica a su estado original o proponer una estructura proyectada al futuro.

11 de mayo de 2019

La parte alta de Notre Dame, el armazón en el que Víctor Hugo imaginó un refugio para su Quasimodo, podría acoger una masiva y resplandeciente punta de cristal elevada hasta las nubes. O quizás, en vez del tejado de plomo grisáceo que la caracterizaba, podría tener una cubierta transparente, especie de mirador desde donde la gente podría observar la Torre Eiffel al suroeste, el Sacré Coeur al norte y el Sena que serpentea entre los edificios haussmanianos. O, acaso, un colmenar de abejas podría invadir la flecha de la nueva catedral como símbolo de vida y de creación del néctar de los dioses.

Estas son apenas algunas de las propuestas de arquitectos, urbanistas y diseñadores que se apresuraron a dibujar sus primeros croquis. Buscan responder al concurso internacional que anunció el primer ministro francés, Édouard Philippe, para reconstruir Notre Dame de París, la catedral medieval duramente afectada por un incendio el 15 de abril.

Mientras las llamas todavía ardían, la prensa ya hacía cuentas de cómo reconstruir el armazón bautizado “el bosque”, una estructura en madera de más de 1.300 robles levantada entre 1220 y 1240. Además, cómo recrear la flecha que Eugène Viollet-le-Duc erigió en 1859. también en medio de polémicas. Poco a poco, la idea de aprovechar el accidente para dejar una huella de esta época se abrió el paso y se formalizó cuando el Gobierno propuso estudiar la posibilidad de realizar una obra moderna.

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Quienes consideran esta la oportunidad de sellar en la catedral un elemento contemporáneo afirman que Notre Dame de París, como patrimonio de la humanidad y lugar de culto, resultó del genio de varias épocas. “La catedral no ha atravesado nueve siglos intacta desde su origen. En realidad ha sido el fruto de dos siglos de construcción y de siete siglos de evoluciones y transformaciones”, explica Alexandre Destailleur, urbanista y director de la realización de Gare de Lyon Daumesnil, uno de los proyectos urbanos más importantes de París.

Concebir una catedral innovadora significaría inscribirse en la filosofía de Viollet-le-Duc en el siglo XIX. En vez de reproducir el campanario construido en el siglo XIII, el arquitecto francés decidió crear la famosa flecha de 96 metros de alto, la misma que se desmoronó el mes pasado entre las llamas. Coronada por un gallo en cobre que guardaba en su interior preciosas reliquias y rodeada de estatuas de los doce apóstoles, esta estructura revolucionó el diseño de la iglesia en su época. Para Viollet-le-Duc, restaurar era modificar, no repetir.

La agencia de arquitectura Godart + Roussel quiere hacer un techo de vidrio donde los visitantes puedan admirar París.

Además, la Notre Dame del siglo XXI también podría abordar los problemas que el mundo enfrenta actualmente. El arquitecto Nicolas Abdelkader propone un techo de cristal que acogería un invernadero donde los necesitados aprenderían de agricultura urbana y de horticultura. En el interior de la flecha, miles de abejas, metáforas de los constructores de la iglesia, vivirían en un colmenar gigante. Afuera, las estatuas originales protegerían la vida que allí zumba. “Con la crisis social y medioambiental que atraviesa el mundo, quise darle una perspectiva a los desafíos de la sociedad con un nuevo espacio concentrado en la reinserción profesional, el respeto de los seres vivos y el cultivo de la tierra”, explicó Abdelkader a SEMANA.

Pero esa visión está lejos de lograr la unanimidad. “Notre Dame debe ser reconstruida exactamente de la misma manera. Debemos tener el coraje de rehacerla. Es el emblema de París, un símbolo para todos los franceses. Es un icono de nueve siglos que recibimos en herencia y que debemos reparar porque no fuimos capaces de preservarlo”, dijeron al periódico Journal du Dimanche Denis Valode Y Jean Pistre, dos de los más grandes arquitectos galos.

Este tipo de debates no es nuevo en un país donde modificar el patrimonio siempre ha sido un tema delicado. El proyecto de la pirámide del museo del Louvre, inaugurada en 1989, generó una vehemente polémica nacional. Muchos consideraron un sacrilegio que una estructura transparente imaginada por el arquitecto Ieoh Ming Pei se incrustara en medio del patio Napoleón del antiguo palacio real. Treinta años después, la opinión pública nacional e internacional es casi unánime: la pirámide es un éxito y forma parte inherente del museo más visitado del mundo.

Pero los franceses saben que otras obras arquitectónicas, algún día innovadoras, no han resistido el juicio del tiempo. Consideran a la Torre Montparnasse, rascacielos de 210 metros de alto al sur de la capital gala, una estructura que no se integra al París decimonónico que la rodea. También rechazan los edificios masivos de cemento de los años sesenta y setenta.

Notre Dame podría tener un techo vegetal, como sugiere Clément Willemin, de la agencia de urbanismo BASE. Afirma que “la naturaleza es la única religión universal”.

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Por ello, quizás, los proyectos más osados no pasarán, como la idea del diseñador Mathieu Lehanneur de representar una llama metálica gigante sobre el techo de la catedral. “El fuego, en la Biblia, manifiesta la presencia de Dios, como arbusto ardiente o como espíritu santo en forma de llamas. Esta proposición se alimenta de la historia de Notre Dame y de la simbólica religiosa. Mi idea significa fijar un momento doloroso y construir un símbolo”, explica.

El diseñador Mathieu Lehanneur quiere inmortalizar el fuego de Notre Dame.

Todas estas proposiciones, por ahora, solo ofrecen bosquejos de ideas que deben confrontarse a la realidad. En efecto, es indispensable llevar a cabo un diagnóstico fino del estado de la catedral y estudios de viabilidad cuando los técninos hayan terminado la primera fase de protección de la estructura averiada.

No solo los creadores tendrán que enfrentar ese hecho, también el Gobierno de Emmanuel Macron, que se fijó la meta ambiciosa de restablecer la catedral en cinco años. Esto parece improbable, según los expertos, debido a esas fases de diagnóstico y estudios, pero también por la etapa de construcción. Todo, sin contar, el tiempo del debate ardiente entre tradicionalistas y modernistas.

Con su agencia de diseño NAB, Nicolas Abdelkader sueña crear una flecha con un colmenar en su interior que produzca miel.

El estudio Miysis propone reconstruir la flecha original, pero con un techo de vidrio.