CULTURA

“Esto era difícil desde antes del Coronavirus”: Libreria Central

Elisabeth Ungar explica su visión sobre el momento que viven las librerías y las perspectivas de la Central, propiedad de su familia y la más antigua del país.

6 de junio de 2020
Los gastos son mayores que los ingresos. De lo que se trata es de mantener vivo el legado de mis papás, pero no sé si voy a seguir", dice Ungar.

Por Rodrigo Pardo*

SEMANA: ¿Cómo ha afectado la pandemia a la Librería Central?

Elisabeth Ungar: Inicialmente pensamos que nos iba a afectar mucho, porque el negocio está pasando por momentos difíciles, pero poco a poco nos acogimos a la tecnología y al final fuimos de los sectores que se pudieron defender. Eso sí, no hemos llegado al punto de equilibro ni sabemos cuál va a ser el efecto final. 

S.: Dicen que las crisis son oportunidades. ¿Cuál ha sido la de esta ocasión?

E.U.: Se ha consolidado, por ejemplo, la asociación de libreros independientes, que ha tenido un proceso de apoyo y comunicación. Esa es una ganancia. Poner en comunicación a los libreros independientes ha sido muy positivo y eso nos ha fortalecido como gremio.

S.: ¿Qué han hecho en la Librería Central para enfrentar la cuarentena? 

E.U.: Primero, estar prestos a responder a las necesidades de los clientes y organizar sistemas de envío que todavía estamos construyendo con empresas especializadas, y con costos que no estamos cobrando al público. Y, por otro lado, incrementar la presencia en redes para que la gente sepa que estamos disponibles. El negocio va a cambiar para siempre, y se va a incrementar la venta digital.

S.: ¿Se están acabando las librerías y los libreros?

E.U.: No es lo mismo comprar un libro por Internet que ser atendido por una persona que ayuda a escoger. Son experiencias distintas. De igual manera, para mi no es lo mismo leer un libro en físico que bajado de internet. Yo he usado Internet para conseguir libros nuevos que no tenía. Pero las librerías siguen siendo más una experiencia de ir al sitio, hablar con el librero. Son dos cosas distintas. Y creo que echar para atrás no va a ser posible. El negocio venía de años difíciles, pero experiencias como la Feria de la 93  en Bogotá muestran que hay gente todavía interesada en los libros. Sin duda, esa será la salvación. 

Foto: León Darío Peláez. 

S: ¿Qué pensaría su padre, Hans Ungar, como líder de la Librería?

E.U.: El suyo era otro mundo. No lo habría entendido. Hubo un cambio para siempre, las librerías cambiaron para siempre. Claro, la sustitución no es 100 por ciento, hay dos ramas complementarias. Lo que se pone en peligro es el empleo. El negocio por Internet no necesita el mismo numero de empleados. Como en todas las empresas, la conectividad reemplaza mano de obra.

S.: ¿Las librerías se mantienen?

E.U.: Sí, incluso tienen clientes nuevos. Hay libreros nuevos, jóvenes, cercanos al mundo de las redes. Si hay quienes lo pueden hacer, sí funciona, pero es un negocio distinto.

Y en otras partes se están acabando desde antes del auge de las redes. Lo que pasó fue que se aceleró algo que ya estaba ocurriendo. Y las mas afectadas son las librerías pequeñas, las del librero pequeño y el librero-consejero. Para las librerías pequeñas que no tienen el inventario de las grandes, la competencia es mas dura. Se van a beneficiar las grandes, las cadenas. Pero hay que metérsela toda y sobrevivir.

S.: ¿Cuáles son los cambios más visibles?

E.U.: La nueva relación con clientes que tal vez nunca se habrían acercado, y que hay gente que está leyendo más. Hay lados positivos: explorar nuevas formas y buscar nuevos clientes. Un mundo que no era afín se vuelve cercano para gente nueva.

S: ¿Está garantizado el futuro?

E.U.: No me atrevería a decir que no, pero el negocio de las librerías estaba siendo muy difícil desde antes. Los independientes adoramos la Feria del parque de la 93. Que hacemos, si es mejor que cualquier otro día, incluido Navidad. Eso salva el negocio. 

S: ¿Se puede decir que el panorama, entonces, es mejor?

E.U.: Mejor, no. Hay incertidumbre. El futuro no es claro. No es ni mejor, ni peor. La decisión del gobierno de dejar a las librerías funcionar fue oportuna, pero el proceso de certificación fue muy rápido. El futuro no va a ser igual, por la necesidad de adaptarse a una nueva realidad. 

S: ¿Le ha gustado el trabajo en la librería?

E.U.: Son decisiones en familia…la responsabilidad recae en mi y eso me tiene muy ocupada, y en el día a día, los gastos son mayores que los ingresos. De lo que se trata es de mantener vivo el legado de mis papás, pero no sé si voy a seguir… mi mayor desafío es mantener ese legado…Al fin y al cabo, es la librería mas antigua del país…

*Director Editorial de Semana