Ídolo
Los mitos alrededor de Gardel, confirmados y desmentidos a 86 años de su muerte
Una conversación con el historiador Felipe Pigna, autor que publicó en los últimos meses la biografía más completa del máximo exponente del tango.
Este jueves 24 de junio se cumplieron 86 años de la muerte de Charles Romuald Gardes, mejor conocido como Carlos Gardel, el símbolo máximo del tango argentino y quien a lo largo de su carrera grabó más de 800 temas entre folclore, milongas y tangos.
Gardel, como muchos saben, falleció en un accidente en la pista del Aeropuerto Olaya Herrera de Medellín, Colombia. Sobre dicho suceso hay una serie de hipótesis conspirativas que el historiador Felipe Pigna, en su reciente libro biográfico titulado ‘Gardel’ (Editorial Planeta), se encarga de desmentir. No hubo un tiroteo al interior de la aeronave y el piloto, Ernesto Samper (homónimo de un presidente colombiano), no estaba borracho.
La biografía escrita por Pigna desanda los pasos de un hombre que pasó sus días entre la precariedad porteña en Buenos Aires, cuando era Charles Romuald, y la opulencia en París y Nueva York, cuando era Gardel.
La Agencia Anadolu conversó con Pigna acerca de la vida de un genio que le cantaba con el mismo amor a los auditorios llenos como a sus caballos de carreras.
Lo más leído
¿Qué hace de Carlos Gardel el máximo exponente del tango, por encima de figuras como Enrique Santos Discépolo, ‘El Polaco’ Goyeneche o Astor Piazzolla?
Bueno, yo creo que hay más una retroalimentación que una superación. Gardel elige muy bien su repertorio y para eso busca a los grandes compositores, como el caso de Discépolo, por ejemplo, que fue probablemente uno de los mejores. Además, Gardel tiene la cuestión de ser quien interpreta. Habitualmente el autor no tiene la relevancia o la difusión que tiene el intérprete.
Gardel instala esa figura tan interesante que es la del cantor de tango, con el ‘tango canción’, a partir de 1917. Antes de eso tenía un repertorio fundamentalmente folclórico. Él tocaba temas de folclore argentino y cuando descubre este hermoso tango, con letra y con toda una historia contada como es ‘Mi noche triste’, empieza con este rol de cantor de tango.
En el libro usted zanja la eterna polémica: Gardel nació en Toulouse, Francia. ¿Por qué está tan seguro?
En Argentina nunca se afirmó que haya nacido acá. No hay prácticamente autores que digan eso porque está claro que no fue así. Lo que se sabía es que había llegado muy chiquito, a los dos años y medio aproximadamente. La documentación es muy contundente: nació en Toulouse, Francia, en 1890, e ingresó a la Argentina dos años después con su mamá (Marie Berthe Gardes). En dicha ciudad francesa está su partida de nacimiento y los papeles que así lo acreditan, sin ninguna duda.
Se dice que Gardel murió en la cumbre de su éxito, pero usted asegura que después de 1935 era cuando se le venía su verdadera fama mundial...
Tal cual. Después de la gira por Latinoamérica que él iba a terminar con mucho éxito en La Habana (Cuba) y en México, había la posibilidad de realizar un programa de radio en inglés con la NBC y de filmar una serie de películas en Hollywood, lo cual le iba a dar una fama mundial, completa, y por eso para la gira latinoamericana él llevó un profesor de inglés.
Carlitos era una persona extraordinariamente famosa en América Latina, pero quizás le faltaba conquistar el mercado anglosajón, que era lo que le esperaba.
Existen varias teorías conspirativas sobre el accidente en el que Gardel murió, aquel 24 de junio de 1935. Se especula que hubo un tiroteo a bordo del avión o que el piloto estaba ebrio. ¿Cuál es la verdad?
Basándome en los documentos de la Policía colombiana pude establecer que no hubo tal cosa. Lo que sí pasó es que se presentaron una sucesión de hechos desafortunados: la pista del aeropuerto estaba en malas condiciones; el piloto del avión, Ernesto Samper Mendoza, que era muy bueno manejando aviones pequeños, con Gardel se estaba estrenando con un trimotor que acababa de comprar en Estados Unidos; el copiloto era alguien sin experiencia que ni sabía conducir un avión y, además de esto, agréguele la poca visibilidad que tenía Samper Mendoza por ir en un camino lateral para tratar de evitar el mal estado de la pista.
Ateniéndose a lo que dice la justicia se puede desechar la versión del tiroteo. Son mitos que en el caso de Gardel siempre rodean su figura: dónde nació, cómo murió, su sexualidad…
En Argentina es común usar el calificativo “sos Gardel” o “sos Maradona”. ¿Por qué la devoción por este tipo de figuras y, más allá de lo que tengan en común, qué los diferencia?
Lo que tienen en común ya lo sabemos todos, pero quizás la diferencia tiene que ver con el momento histórico que le tocó vivir a cada uno. Diego fue una persona más popular por la actividad a la que se dedicó. El fútbol es mucho más universal que el tango, sin ninguna duda.
Pero más allá de eso yo siento que tienen mucho que los emparenta: su popularidad, su amor por el país, su orgullo de venir de abajo. Ellos nunca negaron sus raíces humildes; por el contrario, siempre hablaban con afecto de sus orígenes. También tienen en común su velatorio. Un entierro multitudinario donde tanto en el uno como en el otro la palabra que más se escuchó fue: “Gracias”.
Un profundo agradecimiento particularmente de los sectores populares, aquellos que tienen muy pocas alegrías y que Carlitos y Diego se las dieron.
Adriana ‘La Gata’ Varela alguna vez me dijo que la mayor fortaleza del tango reside en su marginalidad. ¿Está de acuerdo?
Más que la marginalidad yo diría que lo popular. El representar a los que no tienen voz. Por ejemplo, en los años 30, en tiempos de la crisis profunda que afectó a todo el mundo, el tango habló y contó lo que pasaba: las miserias, el hambre, la desocupación, las luchas obreras. Es decir, el tango siempre fue un reflejo de los sectores populares.
En ese sentido, ¿cuánto le debe el tango al lunfardo?
El lunfardo es un idioma que se usaba mucho en el ambiente delictivo, en el ambiente carcelario. Es un argot que tiene muchas palabras de origen italiano, en particular de Sicilia y Nápoles. Se usaba cuando se quería evitar que algún espía de la policía escuchara.
Muchos tangos embellecieron al lunfardo, me parece, aunque no estén referidos a cuestiones delictivas. Por ejemplo, el primer tango canción, ‘Mi noche triste’, tiene varias palabras lunfardas como “percanta que me amuraste”, que significa: “muchacha que me abandonaste”.
¿Hubo censura a la música de Gardel?
Lo censuraron en distintos momentos. En los años 30 hubo una primera censura a todos los tangos que tuvieran que ver con lo social. Después hubo un momento donde se prohibieron los tangos en lunfardo, en la década del 40, y finalmente en la dictadura militar (1976-1983) se llegaron a prohibir algunos tangos como ‘Yira yira’. Fue tal la reacción social, aun de los diarios conservadores que apoyaban a la junta militar, que tuvieron que quitar esa censura porque era verdaderamente absurda.
Los censores, gente bastante mediocre en general, que habían vetado ese tipo de canciones por la supuesta mala calidad de las grabaciones se vieron en la obligación de dar marcha atrás. Prohibir a Gardel ya era demasiado.
Gardel decía: “A mí me perdieron las mujeres ligeras y los caballos lentos”. ¿A qué se refería con eso?
Se refería al gusto por el hipódromo, por las carreras de caballos, que era su gran vicio. Gastó verdaderas fortunas en esta cuestión del juego; incluso llegó a tener caballos de carreras propios.
“Las mujeres ligeras” eran las que pasaron por su vida y no lo tomaban muy en serio, las que se aprovechaban de su dinero y bienestar en algún momento dado. Esto lo decía haciendo un chiste con el juego de palabras entre la velocidad de las mujeres y la lentitud de los caballos.
Yo creo que él tampoco conservó su enorme capital porque era muy generoso. Cualquiera que le pedía ayuda, él se la daba. Pero, en definitiva, su gran debilidad eran los equinos.
De hecho, Gardel tenía un caballo preferido que se llamaba ‘Lunático’, el cual corría todos los domingos. Los sábados él iba a la pesebrera para cantarle y alentarlo para que corriera mejor, le hacía un mini recital, algo realmente tierno. Según contaba el cuidador de ‘Lunático’, cuando Carlitos entraba cantando el caballo sacaba la cabeza porque sabía que la serenata era para él.
Para terminar, ¿es cierto que en 1933, en Nueva York, Gardel convenció a Frank Sinatra para que participara en un concurso de la NBC y que, gracias a eso, la carrera del nacido en Hoboken despegó?
Hasta donde yo pude averiguar, esto sigue siendo una versión no confirmada. El concurso existió y se realizó en la estadía de Gardel en Nueva York. Pudo haber ocurrido. Hay una historia que sugiere que cuando Sinatra vino a Buenos Aires fue al Abasto y, dicen, hizo un gesto de agradecimiento por los lugares donde hay homenajes a Gardel. Pero esto, por ahora, tiene más visos de leyenda que de realidad. Difícil de comprobar.