Cultura
Los versículos a los que se debe encomendar para afrontar el fallecimiento de un ser querido
Acudir a Dios en los momentos de duelo, puede ayudar a que el alma se sienta más tranquila.
El dolor por la muerte de un ser querido es un arduo período de sufrimiento y duelo. Por lo tanto, llorar a alguien fallecido, es parte normal del proceso de reacción, pues las personas no asimilan que aquellas almas ya no se encuentren en la tierra.
Sin embargo, hay muchos versículos en la Biblia que son de gran ayuda para aliviar el dolor y contribuye a comenzar el proceso de sanidad. Por ello, acudir a Dios en un momento de duelo y compartir con él la superación.
Es importante tener en cuenta, que Dios no rechaza, él comprende. De esta manera, Dios se encarga de abrazar, consolar, entender y dar descanso y tranquilidad a las almas. Siendo así, las personas que ha perdido a un ser querido deben encomendarse a los siguientes versículos:
- Mateo 11:28-30: “Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma. Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana”.
- Isaías 57:1-2: “El justo perece, y a nadie le importa; mueren tus siervos fieles, y nadie comprende que mueren los justos a causa del mal. Los que van por el camino recto mueren en paz; hallan reposo en su lecho de muerte”.
- Tesalonicenses 4:13-14: “Hermanos, no queremos que ignoren lo que va a pasar con los que ya han muerto, para que no se entristezcan como esos otros que no tienen esperanza. ¿Acaso no creemos que Jesús murió y resucitó? Así también Dios resucitará con Jesús a los que han muerto en unión con él”.
- Isaías 25:8: “Devorará a la muerte para siempre; el Señor omnipotente enjugará las lágrimas de todo rostro, y quitará de toda la tierra el oprobio de su pueblo. El Señor mismo lo ha dicho”.
- Salmo 107:13-14: “En su angustia clamaron al Señor, y él los salvó de su aflicción. Los sacó de las sombras tenebrosas y rompió en pedazos sus cadenas”.
- Romanos 8:38-39: “Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor”.
- Juan 14:1-3: “No se angustien. Confíen en Dios, y confíen también en mí. En el hogar de mi Padre hay muchas viviendas; si no fuera así, ya se lo habría dicho a ustedes. Voy a prepararles un lugar. Y, si me voy y se lo preparo, vendré para llevármelos conmigo. Así ustedes estarán donde yo esté”.
- Tesalonicenses 2:16-17: “Que nuestro Señor Jesucristo mismo y Dios nuestro Padre, que nos amó y por su gracia nos dio consuelo eterno y una buena esperanza, los anime y les fortalezca el corazón, para que tanto en palabra como en obra hagan todo lo que sea bueno”.
- Isaías 51:11: “Volverán los rescatados del Señor, y entrarán en Sión con cánticos de júbilo; su corona será el gozo eterno. Se llenarán de regocijo y alegría, y se apartarán de ellos el dolor y los gemidos”.