'Guerra Mundial Z' se estrenó el viernes en Colombia. Max Brooks, hijo del comediante Mel Brooks, escribió el libro que inspiró la película. SEMANA habló con él.
SEMANA: ¿Qué es un zombi?
MAX BROOKS: Es un cadáver viviente sin mente, ni capacidades intelectuales, que intenta comerse a los seres humanos.
SEMANA: ¿Por qué?
M. B.: Para expandir el virus que lo ha hecho zombi y así crear más zombis. Aunque, a decir verdad, no creo que se pueda decir que los zombis ‘quieren’ alguna cosa.
SEMANA: Su libro ‘Zombi – Guía de supervivencia’ es una enciclopedia sobre muertos vivientes y un ‘best seller’. ¿Podría pensarse que es un libro humorístico?
M. B.: ¡Por nada del mundo! ¿Qué tiene de gracioso intentar sobrevivir a una plaga de cadáveres vivientes que comen carne humana? Yo lo escribí porque tenía miedo de los zombis. Quería saber qué eran y cómo combatirlos.
SEMANA: ¿Les teme a los zombis?
M. B.: ¡Claro! Son una plaga global. Con ellos no se puede negociar. Solo les importa comernos. Y vendrán por millones. Ficción o no, un escenario así es aterrador.
SEMANA: ‘Guerra Mundial Z’ es una crónica de una guerra que comenzó a finales del siglo XX, tras una plaga zombi planetaria, y que encontró al mundo completamente desprevenido. ¿Estarían los humanos preparados para un evento de esa magnitud?
M. B.: Depende. Al menos en Estados Unidos, Barack Obama haría todo lo posible para protegernos, tanto de los zombis como de nuestra miopía y nuestras supersticiones. Ahora, respecto a Colombia, dígame usted: ¿están preparados?
SEMANA: Mejor no hablar de eso. Comparta unos consejos prácticos: ¿Qué hacer cuando los zombis empiecen a devorar gente?
M. B.: Detenerse, respirar profundo y pensar. Como dicen los ingleses: “Mantener la calma y seguir avanzando”. Debe evitarse el pánico. Le aseguro una cosa: la histeria matará a más gente que los mismos zombis.
SEMANA: Su primer libro vendió un millón de ejemplares, el segundo acaba de ser adaptado al cine. La serie de televisión ‘Los muertos vivientes’ es vista por cientos de miles de personas. Hay manuales, cómics, novelas de zombis. ¿Qué es lo fascinante?
M. B.: Permitirle a la gente explorar sus ansiedades sobre el fin del mundo de forma segura. Vivimos en tiempos que dan miedo, en una crisis generalizada, y la gente no sabe qué traerá el futuro. Las historias de zombis nos permiten imaginar cómo podría ser el fin del mundo. Lo interesante de esto es que no se trata de un ataque terrorista, de una guerra nuclear o del sida, sino de zombis. Así, al final, podemos dormir tranquilos.
SEMANA: Pero la gente disfruta también las historias de vampiros enamorados y de niños magos…
M. B.: Sí, pero hace tiempos no sentíamos tanto temor de que el mundo se pueda acabar. Los zombis fueron populares en los años setenta y ochenta, durante los peores momentos de la Guerra Fría, cuando los estadounidenses y los europeos se sentían inseguros sobre su futuro. Luego desaparecieron pues, al menos en Occidente, las cosas volvieron a ser ‘normales’. Desde el 11 de septiembre de 2001, sin embargo, vienen resurgiendo.
SEMANA: George A. Romero, el creador de ‘La noche de los muertos vivientes’, usaba a los zombis para criticar el racismo, el capitalismo o la guerra. ¿Es esa la verdadera agenda detrás de los zombis?
M. B.: Romero tiene la capacidad de inyectar un comentario social en lo que hace. Cuando se trata de reflexionar sobre la condición humana, él es un experto.
SEMANA: ¿Sigue usted esos mismos objetivos?
M. B.: A mí me gustan las historias que reflejan a la sociedad actual y que muestran por qué es necesario pensar para actuar. Me gusta pensar sobre aquello que nos hace ser cómo somos. Las historias sobre zombis son menos sobre los muertos vivientes que sobre nosotros mismos.