CULTURA
"El Mambo sí se arrendó": Claudia Hakim
SEMANA conversó con la directora del Museo de Arte Moderno de Bogotá sobre el por qué del aviso de "se arrienda" que apareció hace unos días en sus instalaciones, la crisis económica que viven y el futuro que esperan.
Esta semana una noticia sobrecogió a los amantes de la cultura. Un gran aviso de ‘Se arrienda‘ se podía ver afuera del edificio del Museo de Arte Moderno de Bogotá. Los curiosos llamaron para saber cuánto sería el valor del arriendo y el encargado de la transacción inmobiliaria, Carlos Muñoz, contestaba asegurando que el predio se podría obtener por 120 millones de pesos al mes. Las redes sociales se inundaron de mensajes de indignación, se reclamaba dinero para la institución y había un ambiente de pesadumbre por ese patrimonio urbano que se había perdido. Luego se especuló que se trataba de una obra artística, pero resultó siendo falsa. SEMANA conversó con la directora del museo, Claudia Hakim, acerca del tema.
SEMANA: ¿Qué está pasando con el Mambo?
Claudia Hakim: Quiero dejar claro es que no es una puesta artística. Eso es una cosa independiente a lo que se llama La Toma del Mambo, que sí es una acción artística que arranca el 9 de febrero. Después de mucho analizar y pensar, decidimos hacer esta campaña para sensibilizar y concienciar a la gente acerca de la situación del museo. Nosotros necesitamos que el museo mantenga sus puertas abiertas, que se mantenga vivo. Aunque somos una entidad privada sin ánimo de lucro, y tenemos un aporte del Ministerio de Cultura y del Distrito, esos dineros no alcanzan para pagar el mantenimiento del museo porque esa plata se utiliza en los proyectos del museos, los estímulos, exposiciones, etc. El día a día del museo yo no tengo cómo pagarlo. Esta es una institución que viene con ese problema hace mucho tiempo. Llegan las vacaciones y la mensualidad y aquí no hay cómo pagarle a la gente.
SEMANA: Desde afuera el museo se ve revitalizado, con las exposiciones, con más actividades...
C.H.: Sí es cierto, hemos sacado las obras del museo, hemos traído, se reactivó la parte académica del museo, charlas, exposiciones, conservatorios, planes con niños y personas de la tercera edad, visitas guiadas, planes para empresarios... La parte expositiva ha sido muy exitosa, hemos tenido mucho más público, el problema es que no es suficiente. Yo recibo en taquilla, más la tienda que pusimos de artesanías, más lo que paga el restaurante, el 30 por ciento de lo que necesita el museo para mantenerse mensualmente. Me faltaría el 70 por ciento.
SEMANA: ¿Se esperaban esa ola de indignación en redes sociales?
C.H.: Lo que pasó en redes y lo que ha generado en los medios nos ha mostrado que la gente sí quiere el museo y no quiere que se cierre. La gente ha escrito preguntando qué pueden hacer, si hacen una campaña de crowdfunding o algo, porque la gente sabe que el museo no se puede acabar.
SEMANA: ¿Cómo se les ocurrió la idea de poner el aviso de arriendo?
C.H.: Si tomamos la palabra arriendo en su sentido literario sí estoy arrendando el museo. Pero lo estoy arrendando para la gente que crea en el museo y la gente que se quiera apropiar del museo. Yo quisiera decir que el Mambo sí se arrendó. Lo arrendó toda la gente que está llamando para ser miembro del museo.
SEMANA: ¿Es decir que de ninguna manera arrendaría el museo?
C.H.: No hemos pensado en acabar el museo y poner otra cosa. La gente tiene que tener conciencia de que es un patrimonio de los bogotanos. En el museo pasan muchas cosas, actividades culturales, es un espacio de encuentro, es una biblioteca, es un lugar de tertulia. Ahora, a ninguna institución se le ocurrió llamar y decir ‘voy a arrendar el museo para poner una discoteca‘ porque es que el museo tiene que preservarse. La gente que llamaba era curiosa, pero a quién se le puede ocurrir rentar el museo y desmontar lo que tenemos.
SEMANA: Y si hubiera llamado alguien dispuesto a arrendar, ¿qué habría hecho?
C.H.: Si hubiera sido así, no se hubiera arrendado tampoco. Cuando se generó la campaña, la gente se preguntó qué pasó. Nadie lo iba a hacer, estábamos seguros de eso. Por eso lanzamos esa campaña. No lo pensamos siquiera. El museo tiene que seguir funcionando.
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SEMANA: ¿Qué tienen que hacer los habitantes de la ciudad para ayudar?
C.H.: Estamos lanzando en nuevo nombre a los amigos del museo que se llama ‘Yo tengo el Mambo‘. Las personas que hagan parte se convierten, de alguna manera, en los arrendatarios del Mambo porque van a poder venir cuando quieran. Los estudiantes tienen que pagar solo 50.000 pesos al año y van a poder disfrutar de las actividades que hacemos acá, por ejemplo.
Los grandes benefactores también pueden hacer cosas y no todo se trata de plata. Alguien puede aportar, por ejemplo, la papelería de todo el año del museo. Otro podría ser el patrocinador de una sala, o alguien podría pagarle al departamento de educación del museo, que son tres personas.
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SEMANA: ¿Qué viene entonces para el museo?
C.H.: Tenemos el eslogan que se llama ‘El Mambo se queda en casa‘. Significa que todas las exposiciones serán con artistas colombianos para celebrar 55 años del museo.
La primera exposición es de María José Arjona —una de las performisas más importantes de América Latina—que va a durar 3 meses. Después viene un línea de tiempo del museo para contar qué ha pasado durante estos 55 años. Podrán ver el recorrido de la publicidad, la arquitectura, las obras que pasaron a lo largo del tiempo. En agosto viene El Mambo Alive, que es una fiesta electrónica, que se hace en el parqueadero al lado del museo. En octubre es la gala del museo por su aniversario, que va a ser el 27 de octubre en la época de ArtBo. Y terminamos con una exposición que se llaman ‘Abriendo sistema‘, que es una exploración del legado de Carlos Rojas. Artistas contemporáneos van a mostrar cómo los ha influenciado este maestro.