CINE

Sal

En su segunda película, rodada en el desierto de la Tatacoa, William Vega continúa explorando la manera como los humanos se relacionan con los paisajes que habitan. ***

7 de abril de 2018

País: Colombia

Año: 2018

Director: William Vega

Guion: William Vega

Actores: Heraldo Romero, Salomón Gómez, Diana Pérez

Duración: 71 min

Al igual que en La sirga, la ópera prima de William Vega, este es un filme de atmósferas y no tanto de acción; está más interesado en la manera en que ciertos paisajes afectan y condicionan el modo como la gente vive allí que en contar una historia coherente y cerrada.

A nivel de imagen, podría uno pensar que son películas opuestas: donde La sirga era oscura y ocre, Sal es cegadora y amarillosa. Es la diferencia entre una laguna andina (la Cocha) al atardecer y un desierto (la Tatacoa) a mediodía, aunque la aproximación a ambos paisajes tiene en común tratar de sintonizarse contemplativamente con sus movimientos menores. Por lo demás, tienen un punto de partida argumental similar: la llegada de un extraño a un paisaje inhóspito y hermoso precariamente habitado.

Sal comienza con una voz en off en cantonés que permite asumir la extrañeza de lo que vendrá; aunque no está dicho explícitamente, la acción parece tener lugar en algún futuro cercano, más pobre, menos conectado y más desesperado que nuestro presente.

El desierto que habitan los protagonistas recuerda por momentos a los campamentos herrumbrosos de sagas posapocalípticas como Mad Max, aunque acá se ofrece la cara B de ese frenesí arenoso: en vez de explosiones y carreras, está el esfuerzo que requiere hacer vivibles estos entornos difíciles y la melancolía que viene con las señales de una extinción que se acerca.

Heraldo (Heraldo Romero) es un motociclista que va camino a conocer a su padre cuando se accidenta cerca de una pequeña comunidad que vive en este desierto. Mientras se recupera, Salomón (Salomón Gómez) y Magdalena (Diana Pérez), una pareja mayor, le dan acogida, ofreciéndole pociones y ayudándole con su motocicleta averiada.

El descanso obligado de Heraldo lo hace entrar en el ritmo del lugar, es decir, en labores como la recolección de sal de Salomón y las excursiones de caza de Magdalena. La inactividad obligada del protagonista le permite a la película desplegar su interés pausado por la manera en que se desen-vuelve la cotidianidad en esta geografía hermosa e inhóspita.

El ritmo lento se refuerza por una estructura dramática en la que los pocos conflictos que hay tienden a enunciarse sin desarrollarse verdaderamente. Así queda subexplorado el asunto de la relación con el padre desconocido, los cambios que ha sufrido el planeta hasta ese momento e incluso la manera en que el recién llegado perturba la existencia de Salomón y Magdalena.

Para compensar esta ausencia de dramatismo, Sal intercala los sucesos del desierto con imágenes de Heraldo flotando en el océano y con flashbacks urbanos de él mismo trabajando como mensajero en un restaurante chino. En ambos casos, hay un rompimiento de la linealidad que transmite vívidamente las fantasías de fuga que generan ese entorno y que, a otro nivel, le sirve a la película para explorar lo que pasa cuando se superan los límites de la gramática audiovisual tradicional.

CARTELERA

Mazinger Z Infinity **

Cinta animada que, en homenaje a los 45 años del manga clásico, retoma las aventuras del robot salvaplanetas y su piloto, Kenji Kabuto.

Django, el lugar de mis sueños ***

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En cuerpo ajeno ** 1/2

Un accidente hace que una pareja casada intercambie personalidades en esta comedia italiana llena de clichés femeninos y masculinos.

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