DOCUMENTAL
"Nos estamos jugando si la paz echa raíces en los territorios"
Margarita Martínez, directora de La negociación, habla sobre este documental, una historia íntima del proceso de paz, que pudo terminar gracias a una 'vaca digital'.
¿De qué se trata La Negociación?
Es la historia íntima de la negociación entre el gobierno y las FARC y el ingreso a la vida civil de esta guerrilla.
En tiempo histórico, el documental inicia en el 2012 cuando “Mauricio el médico”, el jefe guerrillero que remplazó al Mono Jojoy, sale de las selvas del Guaviare - a 40 kms de donde fue la operación Jaque - en helicóptero, para iniciar la etapa secreta en La Habana, y termina con el triunfo del presidente Iván Duque el pasado junio.
Es un registro de seis años de ese periodo, que es parte fundamental de nuestro presente.
Usted acompañó al equipo negociador durante años, ¿cómo se dio ese acceso? Cuánto tiempo duró?
Llegué a La Habana porque la oficina Alto Comisionado para la Paz me contrató para hacer un registro visual sobre el proceso. De ese trabajo la oficina publicó la versión oficial del proceso que fue lanzada por el presidente Santos ante la comunidad internacional y los equipos que participaron en el acuerdo de paz.
Yo seguí filmando, recopilando archivos, hablando con mucha gente que participó de esta experiencia, gente que tal vez al calor de las negociaciones no necesariamente quería hablar en cámara, pero que luego quería contar lo que había pasado desde su perspectiva.
Así que recopilé más de 300 horas de material, que incluye filmaciones hechas por mi equipo antes, durante y después del proceso de paz, material del gobierno y de las FARC, de los garantes Cuba y Noruega, archivo histórico y de fuentes que nunca me imaginé o no sabía que tuvieran material para darle profundidad y la mayor cercanía a este momento de nuestra historia.
En total llevo cinco años trabajando en este proyecto.
¿Qué tanto pudo hablar durante el proceso con la guerrilla?
Yo como periodista de la agencia de noticias Associated Press cubrí el proceso de conversaciones en el Caguán, allí entreviste a varios de los jefes guerrilleros.
Así que con este antecedente fue relativamente fácil la comunicación con ellos en este nuevo proceso.
Pienso que luego de tantos años de guerra, clandestinidad y muerte, los guerrilleros estaban medianamente abiertos a hablar.
Era exactamente lo contrario para los negociadores del gobierno que tenían una responsabilidad en una democracia, una oposición activa y todas las miradas encima nacionales e internacionales.
Creo que en perspectiva era menos difícil el acceso con la guerrilla que con el gobierno.
¿Qué escena recuerda?
Mis escenas favoritas son unas muy cortas, instantes casi, porque era extremadamente difícil filmar y realmente conseguir intimidad. Son escenas donde antiguos enemigos del campo de batalla, militares y guerrilleros que por años y décadas se enfrentaron y en ese escenario de diálogo lograron llegar a entenderse, a verse como personas, como seres humanos, que creo es lo fundamental para dejar una guerra. Humanizar o re humanizar al otro.
¿Por qué acudir a los colombianos para terminar este documental?
Hacer una vaca digital o crowdfunding ha sido la experiencia más sorprendente y bonita que he tenido en este proceso.
Lo lanzamos un poco con la angustia de que el tiempo pasaba y no teníamos plata para pagar la post producción de calidad que merece todo trabajo. Tenía urgencia y no quería esperar a mandar la aplicación a otro fondo de documentales y esperar su respuesta.
Sobre todo ahora que hay un nuevo gobierno y no sabemos si estamos iniciando otro ciclo de violencia, estamos frente a los coletazos de una larga guerra o si la paz se está consolidando o se va a consolidar.
Así que nos lanzamos a hacer un crowdfunding o vaca digital.
Solo Claire Weiskopf, la directora de Amazona había hecho uno exitoso para un documental en Colombia, que yo conozca.
Salimos y rápidamente las donaciones a la vaca empezaron a subir, con aportes grandes, chiquitos y medianos de gente que no veía hace muchos años, de amigos de amigos y gente que no conozco, que donó sin ninguna retribución porque nosotros no dábamos regalos, como a veces se hace en otros crowdfunding.
Así que la donación era por altruismo, por creer en este proyecto, por estar interesados en la paz o en la historia de Colombia y también muchos me manifestaron que donaban por mi trabajo pasado, que les había gustado La Sierra, u otro de los documentales que he hecho y que querían poner su granito de arena para que este proyecto saliera a la luz.
Así que aparte de la parte económica, ha sido un reencuentro con mucha gente, conocer a otra y algo nuevo y que valoro con el alma: recibir la confianza de muchos en un país en que creemos tan poco los unos en los otros.
LA NEGOCIACIÓN DOCUMENTAL CROWDFUNDING from La Retratista-Margarita Martinez on Vimeo.
Usted dice que este documental se necesita ahora más que nunca. ¿Qué quiere decir?
Yo siento que Colombia esta en una encrucijada y aunque es difícil tener la distancia que da el tiempo, diría que en estos meses y dependiente de las políticas que se implementen, nos estamos jugando si la paz echa raíces en los territorios, y eso incluye los diálogos con el ELN o si estamos apenas preparándonos para otro ciclo de violencia, como los que hemos tenido por tantas décadas.
Yo quisiera que con este documental no solo se conozca lo que pasó, a lo que tuve acceso visualmente para narrarlo, sino que sirva de reflexión ahora que ya han bajado los ánimos y que podamos pensar como sociedad qué queremos y para donde vamos, sin las presiones electorales, sin los afectos políticos, sino con la cabeza en nuestro país, reflexionar qué es lo mejor, defender las políticas que siembren paz.
Yo lo hice buscando que resista el tiempo, que sirva para el presente y el futuro y mi aspiración es que las personas de todas las inclinaciones políticas puedan aprender, ver las cosas de otra manera, e incluso llegar a conclusiones diferentes.
¿Ve la implementación de la paz en riesgo?
No veo la implementación. O mejor sí, algo de implementación, pero no se compara el esfuerzo titánico que se hizo para llegar a un acuerdo con un enemigo, con la poca planeación e ejecución que se ve en el terreno sobre la implementación.
Tenemos una oportunidad de cambiar esta realidad, pero no mucho tiempo.