Televisión
Marie Curie, la científica pionera en derribar barreras de género, llega a Netflix
La vida de la mujer que ganó no uno, sino dos premios Nobel por sus logros en un campo dominado por los hombres, como la ciencia, es contada en “Madame Curie”, protagonizada por Rosamund Pike.
El feminismo y su nuevo impulso están en furor, así que llega como anillo al dedo esta producción que paga una vieja deuda con una de las mujeres que mejor demostró que es posible vencer viejos estereotipos.
Encarnada por Rosamund Pike, a la científica se le ve en la cinta ante un atento auditorio al que le expresa: “Quiero hablarles del radio, un peculiar y notable elemento porque no se comporta como debería”.
Es gracias a su descubrimiento de tal elemento de la tabla periódica, que a Marie Curie se le debe nada menos que la radiación, un legado que así como sirve para destruir y encender guerras, es capaz de intervenir en la curación del cáncer o delatar otras enfermedades (a través de los famosos rayos X), entre muchas otras propiedades.
De hecho, el relato de su vida en el filme va intercalado con imágenes de los futuros impactos que tendrán sus hallazgos, como las bombas atómicas de Nagasaki e Hiroshima, la radioterapia o el desastre de Chernóbil.
Madame Curie relata cómo llegar a este punto no fue nada fácil. La polaca Maria Sklodowska, como era su nombre original, era hija de una época en que las mujeres estaban predestinadas a cuidar de sus hogares, sometidas a los hombres, y no a trajinar con tubos de ensayo en los laboratorios, como ella lo hizo.
“Quienes dominan la ciencia creen que el mundo es plano y voy a probar que están equivocados”, declara también en otra escena, en un reflejo de la determinación sin la cual no habría sido capaz de marcar tantos hitos.
En el comienzo de la película, Marie está al borde de la muerte y por su mente desfila el hilo de lo que ha sido su fructífera vida.
Evoca cómo a finales del siglo XIX su condición de mujer le valió varios rechazos en su intento por dedicarse en serio a la investigación científica.
Finalmente, conoce al francés Pierre Curie, interpretado por Sam Riley, quien acepta asociarse con ella.
La dupla resulta ganadora, pues juntos descubren el radio y el polonio, tras lo cual los científicos terminan enamorándose, se casan y tienen dos hijos, una de las cuales, Irene, seguirá los pasos de sus padres.
Las secuencias recrean la emoción de Marie ante el descubrimiento de la radiación, que pronto revoluciona la química y la física.
Un aspecto poco conocido de este importante momento de la ciencia es que en ese momento a la radiación además se le atribuyó la capacidad de poner en contacto a los vivos con los muertos.
En la película, es el propio Pierre quien hace pruebas al respecto en compañía de espiritistas, pero es reprobado por su esposa, quien no cree para nada en la vida después de la muerte.
Pero los Curie no estuvieron exentos de los conflictos maritales o referentes al problema del género. Sus notables logros le merecen a Pierre la prestigiosa Légion d’honneur francesa, pero la rechaza porque el gobierno galo desecha a Marie.
No obstante, ella después aparece fuera de sí, molesta porque él acepta el premio Nobel de Física en 1903, para el cual ella había vuelto a ser ignorada. En 1911, la Academia Sueca le concede el galardón, en la categoría de Química.
Otro tema interesante de Madame Curie es cómo la protagonista se niega a aceptar la toxicidad del radio para la salud de los seres humanos, a pesar de que tanto ella como Pierre sufren síntomas como anemia y quemaduras en sus cuerpos.
Inesperadamente, Pierre muere en un accidente mientras realiza un experimento y Marie seguirá siendo blanco de más ataques machistas, xenófobos y racistas, solo por su recia voluntad de romper con convenciones que considera absurdas.
En términos generales, los conocedores de su vida creen que la cinta es fiel a la realidad, aunque los guionistas se tomaron licencias en la reconstrucción, sobre todo, del romance entre los esposos.
Marie Curie, una de las figuras más influyentes en la historia moderna, fue la primera mujer en ganar el Premio Nobel, la primera y única en haberlo merecido dos veces y la única en obtenerlo en dos campos científicos diversos. Irónicamente, falleció en 1934 por las secuelas de sus trabajos con la radiación.