CULTURA
Mario Gareña: cuando dos mil personas votaron para que el músico fuera presidente de Colombia
La foto del compositor de ‘Yo me llamo Cumbia’, quien murió a los 88 años de edad, fue una de las doce que aparecieron en el tarjetón de las elecciones presidenciales de 1990, las más cruentas de la historia del país.
El domingo 27 de mayo de 1990, un poco más de seis millones de colombianos acudieron a las urnas para elegir al presidente de la República. Pese a que aquella campaña fue una especie de “eliminación” de candidatos, por culpa de las balas de los carteles del narcotráfico y el paramilitarismo, doce llegaron a la cita definitiva, en tiempos en los que no existía la segunda vuelta para dirimir la disputa entre los dos favoritos.
Era natural que ese día muchos ciudadanos se sintieran intimidados para salir a las urnas. O lo que es peor, los días del narcoterrorismo cubrieron el país con un manto de escepticismo que el voto no era suficiente motivación como para coadyuvar en algo para ayudar al país.
Entre quienes aspiraban a llegar a la Casa de Nariño en aquella contienda política, Jaime Pardo Leal, en representación de la Unión Patriótica (UP), fue el primero de los candidatos en ser asesinado. Sucedió el domingo 11 de octubre de 1987, en horas de la tarde, en el municipio de La Mesa, Cundinamarca. Pardo Leal, había sacado la mayor votación de la izquierda colombiana hasta entonces, cuando 328.752 personas votaron por su proyecto en las presidenciales de 1986, en las que resultó elegido el liberal Virgilio Barco Vargas. Fue el primer aspirante a la presidencia asesinado en el país, después de Jorge Eliécer Gaitán en 1948. Su funeral, el 13 de octubre de aquel año, no solo fue multitudinario, sino que provocó desórdenes en el centro de Bogotá, y un paro nacional que se extendió un par de jornadas.
Pasaron casi dos años hasta que un nuevo atentado cobró la vida del segundo candidato presidencial. El viernes 18 de agosto de 1989, la programación de la televisión de aquella noche se vio interrumpida (entre ellas la exitosa novela Amar y Vivir) para informar sobre la balacera en plena plaza municipal de Soacha, Cundinamarca, en la que fue asesinado Luis Carlos Galán Sarmiento, candidato del Partido Liberal.
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El entonces senador manizalita Bernardo Jaramillo, quien había recogido el testimonio de Pardo Leal en la UP, fue asesinado frente a la droguería del Puente Aéreo de Bogotá, el 22 de marzo de 1990. Un mes más tarde, el 26 de abril, Carlos Pizarro, candidato de la Alianza Democrática M-19, partido que se constituyó tras la desmovilización del insurgente Movimiento 19 de Abril (M-19), fue baleado y asesinado en plena cabina de un avión de Avianca.
Y precisamente, la bomba que estalló en pleno vuelo de un avión de Avianca, que el 27 de noviembre de 1989 cubría la ruta Bogotá - Cali, produjo la muerte de más de un centenar de personas, pero el blanco al que estaba dirigido, el excongresista César Gaviria, se libró de la muerte al cambiar a última hora su itinerario que evitó que abordara la aeronave. Quien asumió la candidatura presidencial del Partido Liberal, llegó con vida a la final del 27 de mayo de 1990, en la que se enfrentó a otros once candidatos. La cifra más alta de aspirantes que se había registrado hasta entonces en unas elecciones presidenciales.
Aunque el tarjetón tenía trece casillas, con la foto de los doce candidatos y el espacio para el voto en blanco, la contienda se redujo al pulso que libraron Gaviria, Álvaro Gómez Hurtado (Movimiento Salvación Nacional), Antonio Navarro Wolff (AD-M19) y Rodrigo Lloreda Caicedo (Partido Conservador).
Sin embargo, como suele pasar en el país del Sagrado Corazón en tiempos recientes, a las elecciones presidenciales se ‘cuelan’ aspirantes de todo tipo de condición, que como en ese mayo de 1990 hicieron variopinta la fauna de la campaña política.
Por ejemplo, fue en esa contienda donde el país conoció a la mentalista y practicante del esoterismo Regina Betancur de Liska, que con el nombre de ‘Regina 11’ quiso convertirse en la primera mujer en ser presidenta de la Nación. La otra mujer en contienda, Claudia Rodríguez de Castellanos, no sólo representó los intereses de los cristianos, sino que se hizo contar y dio inicio a una carrera política que después la llevó, por varios períodos, al Capitolio en calidad de senadora.
Sin duda, el más pintoresco de cuantos aparecieron el tarjetón fue Jesús Arturo García Peña, nombre de pila del cantautor Mario Gareña, hasta entonces famoso por haber compuesto la canción ‘Yo me llamo Cumbia’, se lanzó a la presidencia por el movimiento Amor Por Colombia (APC). Aunque pocos recuerdan sus propuestas, Gareña ocupó el penúltimo lugar de la contienda que ganó César Gaviria. Solo 2.411 colombianos creyeron que el músico enfrentaría las amenazas que tenía entonces la democracia colombiana.
El último boletín que difundió la Registraduría, casi al filo de la medianoche, decretó el resultado definitivo:
César Gaviria, 2 millones 891.808 votos; Álvaro Gómez Hurtado, 1.433.913; Navarro Wolff, 754.740; Rodrigo Lloreda, 735.374; Regina Betancourt de Liska, 37.442; Claudia Rodríguez de Castellanos, 33.645; Óscar Loaiza, 9.468; Luis Carlos Valencia, 9.173; José Agustín Linares Patiño, 8.148; Guillermo Alemán, 7.429; Jesús García (Mario Gareña), 2.411; Jairo Hugo Rodríguez León, 88.996. Votos en blanco, 77.727; votos nulos, 45.302; total de votos válidos, 6 millones 002.264.
Poco después, desinflado por su estrepitosa quemada en las urnas, pero ilusionado por el entusiasmo que suscitó su ‘cumbia’ en la voz de Gloria Estefan, quiso probar suerte en Miami, pero ya se había acabado su campo de acción como lo reconoció en SEMANA en el año 2000, en la sección ‘Qué pasó con…”.
Se radicó en Salt Lake City, Estados Unidos, donde vivió cerca de seis de sus ocho hijos. Asistía a la iglesia mormona para oír el coro de más de 200 voces que le recordaban con nostalgia sus primeros pasos musicales en el Colegio San José de Barranquilla. Viajaba cada dos años a Colombia, y mantenía contacto epistolar con sus amigos más cercanos, que coincidían en que Gareña era mejor humorista que compositor.
Jesús Arturo García Peña, el músico que se lanzó a la presidencia y que solo obtuvo dos mil votos, murió este 25 de agosto, tras sufrir una caída en un accidente casero.