Cine
Matt Damon, Ben Affleck y Viola Davis, de ‘Air’, hablan con SEMANA sobre cómo la llegada de Michael Jordan a Nike cambió el negocio y el juego
Inspiradora y muy entretenida, la película de época de Ben Affleck relata cómo un visionario barrigón llamado Sonny Vaccaro, interpretado por Damon, y Deloris Jordan, la mamá del dios del baloncesto en los noventa, interpretada por Davis, revolucionaron una manera de negociar para los deportistas y llevaron a una empresa a la estratósfera.
En su concierto en Briceño, Cundinamarca, en el pasado Festival Estéreo Picnic, la múltiple ganadora del premio Grammy Billie Eilish vistió, de 21 años, un calzado delatado por su logo: Air Jordan. Eilish nació dos años antes de que Michael Jordan dejara las canchas de la NBA en 2003, y poco importa. Se asoció con la marca intemporal inspirada por el seis veces campeón y viste con orgullo el logo porque es inequívoco símbolo de excelencia. Invitada a diseñar algunos de estos tenis, Eilish prueba, además, que la marca de Jordan es aún símbolo de expresión y lazo de conexión entre varias generaciones.
La huella deportiva del mejor basquetbolista de la historia es aún tan fuerte como la cultural. Lebron James es líder histórico de puntos, un genio, pero no superará en títulos o admiración a Jordan. El zapato de LeBron no se acercará jamás al impacto de los Air Jordan, ninguno lo hará. Los pioneros Air Jordan y su Jumpman trascendieron hace mucho el deporte. Son un fenómeno masivo, una entrada del orden de 4.000 millones de dólares al año para Nike. Son fuente de un culto estilístico y una rama entera de la subcultura del calzado de colección.
Para Michael Jordan, que recibe un porcentaje de cada venta, son 60 millones de dólares al año y la satisfacción de saber que su sello es suyo por siempre. Hoy parece rutinario, pero ningún deportista había conseguido firmar un contrato con una cláusula semejante y porcentaje de ventas. Tampoco había existido un Michael Jordan. Y ahí entra a jugar la magia del cine.
Detrás de “Jordan firmó con Nike” hay una historia fascinante que el director Ben Affleck se propuso contar en la película Air: la historia detrás del logo, protagonizada por su amigo cercano Matt Damon y Viola Davis, ganadora del Óscar. En una entrega en la que también actúa, Affleck ensambla un reparto eléctrico congregado por una historia apta para todos que mezcla deportes, visión de familia e intriga empresarial.
Los protagonistas y el director de esta inspiradora e inteligente producción, que recrea ese análogo 1984, hablaron con esta revista. Para su guionista, Alex Convery, es una historia pequeña, pues cuenta los vericuetos de un acuerdo empresarial, y es enorme porque “de 100 personas que consultes en la calle, 100 sabrán quién es Michael y qué es Nike”.
Air se llena de sensatez materna cuando Deloris Jordan, madre del deportista (Viola Davis), aparece en escena y toma las riendas. Affleck buscó la aprobación del basquetbolista antes de rodar y la recibió. Y lo pensó el protagonista hasta que habló con él. Jordan le confesó que, joven como era, si de él hubiera dependido no habría ido a Portland a la reunión con Nike y habría firmado su contrato con Adidas a cambio del Mercedes-Benz rojo que tanto codiciaba. “Mi madre me dijo que fuera a Nike”, le manifestó. Affleck cuenta que a este intimidante dios del Olimpo el rostro le cambió al referirse a su madre, “se llenó de adoración, respeto y amor”, y supo qué camino tomaría.
El director fue directo con Jordan, le aclaró que esta sería una recreación, no un documental histórico o “la historia de MJ” (ya para eso está The Last Dance, en gran medida), pero sí le preguntó qué consideraba sagrado para respetarlo. Jordan le sugirió incluir a dos personajes (George Raveling, quien lo dirigió en los Juegos Olímpicos de 1984 y aporta una anécdota increíble sobre Martin Luther King, y Howard White, un exreverendo que trabajaba con Nike). La tarea más dura vino cuando, para interpretar a su madre, MJ le pidió conseguir a Viola Davis. En palabras de Affleck a SEMANA, “es como ir a un partido de básquet y que te digan que lleves a Jordan”. Lo consiguió.
Sobre el reto, la notable Viola, que actúa aquí junto con su marido real, Julius Tennon, le dijo a esta revista: “Es bueno sentirse querida, necesitada, pero luego viene lo difícil: meterse en el personaje. Si ves videos de Deloris Jordan, te das cuenta de que es un estudio en neutralidad zen, una mujer muy firme, callada, que incluso cuando se enoja sigue impávida. Encarnar ese espíritu me retó, yo soy rimbombante”.
Pero si Deloris Jordan le dijo a su hijo que se moría de ganas por firmar con Adidas, que viajara hasta Portland, fue porque, en paralelo, Sonny Vaccaro (Matt Damon), un cazatalentos barrigón de Nike, apostador racional y perseguidor de corazonadas basadas en observaciones agudas, fue contra la lógica de todo el resto y de Phil Knight (Ben Affleck en la película), el fundador de Nike, quien lo contrató para hacer “eso que hacía, difícil de cuantificar”. Knight no creyó que apostarlo todo por Jordan tuviera sentido hasta que entendió la naturaleza del instinto de Vaccaro, ese que poco después le permitiría sumar muchos más Porsche al que ya tenía.
La misión de Vaccaro era poner en el mapa la división de baloncesto de Nike, que tenía un presupuesto pobre y apuntaba a jugadores de segundo nivel. Vaccaro apuntó al sueño imposible. Saltándose ciertas normas y atendiendo consejos de Raveling, fue al encuentro de Deloris Jordan (que el vehemente agente de Jordan, David Falk, interpretado con brío por Chris Messina en la película, le había prohibido) y le habló con sensatez de lo especial que era su hijo. Le dijo que, a diferencia de las marcas dominantes en el mercado, a Jordan no lo tratarían como una más de las figuras: sería el rey, porque su talento y promesa así lo dictaban. Pero eso tenían que probárselo a él y a sus padres si lograban que el jugador se sentara en la mesa.
En 1984 la historia cambió por cuenta del trato. En la época, ni la NBA ni el público creían que Jordan sería el mejor jugador del mundo. Fue el tercer elegido en la selección de los talentos universitarios para los equipos profesionales. Vaccaro sabía lo que Michael y Deloris sabían. Había grandeza y, con algo de tiempo, dominaría.
“Tratábamos de captar el espíritu de estos personajes tan llenos de energía infecciosa y bien escritos, así como el de época. Necesitábamos revivir lo que sucedía desde el campo de Nike, y todos los que consultamos, que lo vivieron, lo recrearon con enorme nostalgia. Y queríamos recordar también que Nike era un competidor que nadie creía triunfador. Hoy es muy raro pensar en Nike de esa manera, pero eso eran antes de este trato, unos renegados”, añade Matt Damon, que hace cine con Affleck desde Good Will Hunting, que les representó un Óscar a mejor guion en 1998.
Pero ¿qué le ganó al Mercedes Benz rojo? Los Air Jordan, que patearon el tablero desde su misma invención. Ante la necesidad de convencer al que creían sería el rey del baloncesto, Vaccaro y los diseñadores de Nike concibieron el zapato irresistible. La reunión no fue tan sencilla como mostrarlo y darse la mano. Se hizo necesario un acto digno de Martin Luther King, cuando improvisó el “I have a dream” ante la respuesta tímida de la multitud que lo escuchaba, y el determinado impulso negociador de una madre convencida del valor de su hijo.
*Se estrenó en Prime Video el 12 de mayo de 2023.