Patrimonio

Los tesoros que se llevó el incendio en la biblioteca de la Universidad del Cabo (y el duelo mundial por la pérdida)

No era una biblioteca cualquiera. La elegante sala de lectura inspiró, instruyó e hizo soñar a miles de estudiantes e investigadores con su colección única de documentos africanos. Por eso, miles de personas y académicos lloran hoy la tragedia.

Linda Givetash / AFP
21 de abril de 2021
Los bomberos intentan extinguir un incendio en la Biblioteca Jagger de la Universidad de Ciudad del Cabo. El 18 de abril de 2021, un incendio forestal bajó por las faldas de la Montaña de la Mesa, incendiando edificios universitarios en Ciudad del Cabo. Foto de Rodger Bosch / AFP
Los bomberos intentan extinguir un incendio en la Biblioteca Jagger de la Universidad de Ciudad del Cabo. El 18 de abril de 2021, un incendio forestal bajó por las faldas de la Montaña de la Mesa, incendiando edificios universitarios en Ciudad del Cabo. Foto de Rodger Bosch / AFP | Foto: AFP

Las imágenes de las llamas devorando el imponente edificio neoclásico le dieron la vuelta al mundo, y entristecieron a millones de intelectuales especializados en la historia y las culturas del continente africano, para quienes la biblioteca más que un lugar de referencia, era un edificio de culto.

“Tengo el corazón roto,” dijo a través de Twitter el geógrafo sudfricano Paballo Chauke, también diplomado de Oxford. “Esa institución moldeó mi mente.”

“En 2002, tuve la oportunidad de estudiar allí un año y eso marcó mi vida”, tuiteó la antropóloga basada en Londres Marissa Mika.

Mensajes como los Chauke y Mika inundaron las redes sociales. La gente contaba de su experiencia en esa biblioteca que contenía “los libros más antiguos y más raros sobre África”.

“Nuestra colección de estudios africanos nunca podrá reemplazarse”, dijeron los del departamento DKIS de la prestigiosa universidad, programa de tercer ciclo para futuros bibliotecarios o gestores de datos.

La sala de lectura Jagger -con sus altísimos techos construidos en 1930- fue totalmente destruida por el incendio del pasado 18 de abril, que se propagó por las colinas que rodean la universidad.

El inventario de los daños continúa, pero se cree que algunos espacios de la biblioteca, en particular los que contienen los documentos más valiosos, podrían haberse salvado por el cierre automático de las paredes anti fuegos.

“El corazón de la universidad”

El edificio contenía una colección única de documentos sobre África. Más de 85.000 libros y panfletos, unas 3.500 películas africanas, documentos valiosos sobre la historia precolonial de Sudáfrica y archivos gubernamentales recientes, según la dirección de la Universidad del Cabo (UCT).

“Era el corazón de la universidad. Es más, era la universidad,” dijo a la AFP Divine Fuh, director del Instituto de Ciencias Humanas. Y agrego: “por eso el dolor al verla consumida por las llamas.”

“Vivimos en un mundo en el que el saber africano fue desvalorizado durante años, siglos... Por eso, darle valía en un lugar como la biblioteca de la Universidad del Cabo, en la que la gente se informaba pero también construía conocimiento, era muy fuerte simbólicamente,” explicó.

La biblioteca no sólo albergaba la historia, también hacía parte de ella. June Bam-Hutchison, quien dirige la unidad de los pueblos Khoi y San, primeros habitantes de Sudáfrica, en el seno del departamento de estudios africanos, recuerda haber tenido que solicitar una autorización especial, bajo el régimen racista del apartheid, para consultar algunos documentos. “Esta biblioteca me permitió afirmarme, tener un sentimiento de pertenencia, ya que podía encontrar cosas en ella que me vinculaban a esta tierra”, dijo a la AFP.

Los documentos consultados le contaron sobre los pueblos originarios del continente antes de la llegada de los europeos, pero también le hablaron de los intelectuales que la precedieron en sus investigaciones.

Bam-Hutchison les propone a sus estudiantes bucear en los archivos para profundizar sus conocimientos. Algunos documentos están digitalizados, pero “hay algo especial cuando los podemos ver, tocar”.

Mientras sigue saliendo humo de algunas zonas de la biblioteca, su personal comienza a evaluar lo que se ha perdido o podría salvarse, dice la profesora Mamokgethi Phakeng, vicecanciller de la UCT. “Es una pérdida enorme, pero nos recuperaremos.”

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