CATÁSTROFE

Las grandes pérdidas que dejó el incendio del Museo Nacional de Brasil

El incendio del Museo Nacional de Brasil quedará marcado como una de las pérdidas más grandes del ámbito científico y cultural de la humanidad. El edificio albergaba cientos de descubrimientos arqueológicos y paleontológicos del continente.

8 de septiembre de 2018
Nadie resultó herido en el incendio. El fuego comenzó alrededor de las 19:30, hora en que ya no había visitantes adentro.

El Museo Nacional de Brasil, ubicado en Río de Janeiro, con sus dos siglos de historia era un bastión del conocimiento y ciencia del mundo entero. Desde su fundación en 1818, se convirtió en un gran centro de documentación de áreas del saber como la paleontología, la antropología, la etnología y la historia natural. Las paredes del antiguo palacio imperial de São Cristóvão, que ardieron con el fuego del 2 de septiembre, albergaron grandes descubrimientos y piezas clave para comprender la historia del sur del continente.

 El edificio del museo es en sí mismo una joya tanto arquitectónica como histórica: fue la última residencia del emperador Pedro II.

Hasta el momento, no hay una versión oficial sobre la causa del incendio del domingo. Sin embargo, dos teorías han circulado en medios brasileños: que le cayó un globo de los usados comúnmente en celebraciones populares o que lo encendió un cortocircuito en alguna de las salas. Independientemente de la causa, ciudadanos y funcionarios del lugar han denunciado el descuido estatal, por lo que el museo más antiguo de Brasil carecía de las medidas más elementales de seguridad contra incendios.

EL QUE SE SALVÓ

El segundo meteorito más grande del mundo sobrevivió a las llamas, como afirmó la subdirectora del museo, Cristina Serejo. Compuesto por níquel y hierro, pesa 5.260 kilogramos y apareció originalmente en el estado de Bahía. Desde 1888 hace parte de la colección del Museo Nacional.

PÉRDIDA INDÍGENA

La colección de objetos culturales de muchos pueblos indígenas, como los karajás, era una de las más grandes y completas del país. Se estima que se quemaron cientos de objetos, entre ellos ornamentos de plumas, cerámicas y adornos. En el caso de los karajás, había ornamentos emplumados de uso frecuente en dos de sus ceremonias tradicionales: la Fiesta de Aruaña y la Casa Grande.

Prehispánicos 

La colección de objetos mesoamericanos, una de las más grandes y completas de Latinoamérica, también fue una de las más afectadas por el incendio. Muchas de ellas pertenecen a pueblos prehispánicos expertos en la elaboración de figuras decorativas o rituales en piedra o arcilla.

LUZIA, ANTEPASADA AMERICANA

Una de las grandes atracciones del museo era el esqueleto más antiguo de una americana, Luzia. La reconocida arqueóloga Annette Laming-Emperaire encontró el esqueleto en 1975, en una expedición de científicos franco-brasileños. Tenía cerca de 11.400 años y su nombre hace referencia a Lucy, una de las homínidas más antiguas del mundo entero cuyos restos aparecieron en África. 

LA DAMA DEL SARCÓFAGO

Gracias al aporte del último emperador de Brasil, Pedro II, el museo tenía una importante colección de objetos egipcios, entre ellos el sarcófago de Sha-Amun-En-Su, sacerdotisa del templo de Amón.

Pedro II mantuvo el preciado objeto en su despacho hasta 1889, cuando se trasladó definitivamente a las salas del museo. El sarcófago, de madera policromada y estuco, databa del año 750 a. c. y medía 158 centímetros de largo.

SEGUNDA EXTINCIÓN

El museo conservaba un gran número de ejemplares de dinosaurios. Entra las pérdidas está el fósil del herbívoro Maxakalisaurus topai. Con 13 metros de largo y 9 toneladas de peso era uno de los animales más grandes encontrados en Brasil. Perteneciente al periodo cretácico superior, el fósil tenía cerca de 80 millones de años.

Estos fueron algunos pronunciamientos sobre el incendio

Presidente de Brasil

Museo Frida Kahlo

Escritor y ministro de relaciones exteriores de Chile