MÚSICA
“No creo en la política dentro del arte”, Caetano Veloso
El cantautor brasileño habló con SEMANA sobre música, cine, política y sociedad. En septiembre la gira que hace con sus hijos lo traerá a Bogotá y a los festivales Medejazz y Barranquijazz.
Aquel adagio según el cual familia que trabaja unida permanece unida tiene prueba perfecta en el presente del cantautor brasileño Caetano Veloso. Sus tres hijos varones, Moreno, Zeca y Tom, son su único apoyo instrumental en Ofertorio, trabajo discográfico lanzado en 2018 que hoy lo tiene de gira internacional y que viene a presentar en el circuito de jazz colombiano de septiembre. El pionero del Tropicalismo, aquel movimiento artístico y militante que constituyó una resistencia a la dictadura de la década del sesenta en Brasil, hoy tiene 76 años. Aunque en él pervive ese espíritu combativo de antaño, su presente es más familiar. De ello da buena cuenta su actual gira, que ha calificado, no sin humor, como una “celebración a la reproducción”. Veloso e hijos estarán en Barranquilla, en el marco del festival Barranquijazz, el 14 de septiembre. Antes harán lo propio en Bogotá el 12, en el Teatro Colsubsidio, y en Medellín, el 16, en la temporada de Medejazz.
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SEMANA: ¿Esperaba que sus hijos siguieran sus pasos en la música?
Caetano Veloso: Nunca: Moreno, por ejemplo, estudió física. Es un superdotado de las matemáticas, mientras escribía canciones para grabarlas con sus amigos ayudaba a construir un laboratorio de partículas subatómicas en la Universidad de Río. Él escribió su primera letra a sus 9 años, con música mía (Um canto a foxé para a bloco do Ile, de 1982) y cuando creció creí que se iba a quedar para siempre en las ciencias exactas. Me hizo feliz verlo regresar a la música.
Veloso e hijos estarán en Barranquilla, en el marco del festival Barranquijazz, el 14 de septiembre. Antes harán lo propio en Bogotá el 12, en el Teatro Colsubsidio, y en Medellín, el 16, en la temporada de Medejazz.
SEMANA: ¿Y los otros dos?
C.V.: Zeca se interesaba por la música electrónica en la adolescencia, pero la dejó y empezó a componer canciones muy emocionales en la guitarra o al piano, canciones que hacen llorar. Tom solo se interesaba por el fútbol y todavía juega muy bien; pero un día armó una banda de rock progresivo con compañeros de la escuela, influenciado por Milton Nascimento. Al irme de gira con ellos encontré una manera de tenerlos cerca. De no haber sido así, estarían con sus parejas y los vería con mucha menor frecuencia.
SEMANA: ¿Recuerda qué música, la suya incluida, estuvo presente en la infancia de Moreno, Zeca y Tom?
C.V.: Mucho de Gilberto Gil, mucho Milton Nascimento, Michael Jackson, Beatles, Djavan... También mucha música brasileña de antaño que yo les enseñaba y les cantaba para ponerlos a dormir.
SEMANA: ¿Cómo se dio la sinergia para trabajar juntos? ¿Se impusieron algún tipo de normas para mantener la armonía?
C.V.: El show es algo muy peculiar, muy hondo, tiene mucho de la historia cultural de mi región y de nuestros lazos familiares. Hay también una mirada hacia la tradición de la canción brasileña. Todo fue muy natural y espontáneo desde que empezamos a ensayar. Cantamos juntos y, cuando uno de ellos canta, yo también acompaño con mi guitarra.
Foto: Rafael Berezinski
SEMANA: ¿Cómo se escogió el repertorio de Ofertorio? ¿Qué tanto dista del que hacen hoy en vivo?
C.V.: Llegamos a la víspera del estreno sin saber si la gente nos entendería, no sabíamos siquiera si había una estructura en esto. Al tiempo notamos que a la gente le encantaba el repertorio, y hoy estamos convencidos de la adecuación estructural del espectáculo. No cambiamos casi nada desde el estreno. Zeca sugirió comenzar con Alegria, alegria, mi canción inaugural del Tropicalismo. Pasado un año, le pedí que hiciéramos Baby, otra canción mía de ese periodo, que me gusta más. De eso a hoy, hemos hecho pocos cambios: Tom sugirió cantar O Seu Amor de Gilberto Gil, yo le pedí a Moreno que cantara Um Passo à Frente, los tres le dijimos a Zeca que era su obligación cantar Todo Homem… Todo transcurrió así, en forma natural.
SEMANA: ¿Qué representa para usted trabajar en un formato instrumental tan íntimo?
C.V.: Es un placer muy grande cantar con ellos acompañados tan solo por guitarras acústicas y percusión menor: nuestras voces aparecen más claramente y la tradición de Bahía se ve mejor representada.
"Es impresionante que los habitantes de Puerto Rico, sobre todo sus artistas, golpeados en su esencial naturaleza libre, hayan logrado deponer a un gobernador misógino y homófobo".
SEMANA: En los tiempos que corren, ¿qué tan necesario es para los artistas una posición política explícita en sus creaciones? ¿Debe el músico hacer manifiestas sus simpatías?
C.V.: No creo en opiniones explícitas dentro de la creación artística, ni como estrategia ni como principio. El arte influye indirectamente y sin que su autor tenga real control de sus potencialidades. Aquí en Brasil el presidente es alguien que dice cosas violentas e inaceptables, incluso opinando sobre las elecciones argentinas, y la mayoría de los artistas están contra él, sobre todo en lo que respecta a la preservación ambiental. Hay, sin embargo, artistas que lo apoyan. Es una situación muy compleja.
SEMANA: ¿Qué decir de esa situación?
C.V.: Antes de las elecciones, las ciudades brasileñas se llenaron de mujeres que gritaban “¡Ele não!”, rechazando al candidato reaccionario. Pero él tenía el apoyo de todas las fuerzas nacionales e internacionales, temerosas de un crecimiento de la izquierda. Ayudó además que los gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT) estuvieran involucrados en casos de corrupción, en aumento por cuenta de ese arreglo llamado presidencialismo de coalición. Ello empezó a conocerse gracias a las investigaciones del Ministerio Público en la operación llamada Lava Jato (Operación Autolavado).
SEMANA: ¿Qué le inspira el ejemplo reciente de Puerto Rico?
C.V.: Es impresionante que los habitantes de Puerto Rico, sobre todo sus artistas, golpeados en su esencial naturaleza libre, hayan logrado deponer a un gobernador misógino y homófobo. En Brasil justamente fueron las frases homofóbicas y misóginas las que ayudaron al actual presidente a elegirse. Igual, es difícil comparar el caso de Puerto Rico, una pequeña isla bajo dominio oficial, aunque no total, de Estados Unidos, con el de Brasil, un país de dimensiones continentales donde una situación parecida sería algo de una escala monstruosa para la estructura del imperialismo.
SEMANA: ¿Cómo ve en perspectiva el movimiento del Tropicalismo, pasados todos estos años?
C.V.: El Tropicalismo cambió la perspectiva crítica de la canción popular en Brasil, produjo más consecuencias que influencias. Todo lo que hago y lo que pienso sobre lo que hacen los otros, pasa por mi experiencia tropicalista.
Foto: Bruna Grassi
SEMANA: ¿Qué músicos nuevos le han llamado la atención? ¿Qué recomienda escuchar?
C.V.: No quiero recomendar nada, más allá de contar qué ando escuchando. Adoro la música de carnaval de Bahía, una tradición que empieza en 1950 y crece en las décadas de los setenta y ochenta bajo el nombre de axé music. Amo lo que llaman pagodão, un tipo de samba a la vez cercano al samba fundacional nacido en Bahía y al futurismo tecnológico de Kanye West. Ando escuchando mucho a James Blake, de Inglaterra, y a Thiago Amud, carioca. Me gusta la fuerza del reguetón y la presencia de la cumbia en el imaginario global. Y, claro, también artistas argentinos y uruguayos que conozco personalmente.
SEMANA: Buena parte del público no especializado conoció su obra gracias a ‘Fina estampa‘. ¿Qué tan estrecha sigue siendo su relación con los repertorios hispanoamericanos?
C.V.: Con los que escuché en mi niñez y juventud, la misma: una relación de amor, pasión e intimidad. Crecí oyendo tangos, rumbas, boleros, fados y guaranias, además de canciones italianas, de manera paralela con lo que llegaba desde Estados Unidos.
"Adoro la música de carnaval de Bahía, una tradición que empieza en 1950 y crece en las décadas de los setenta y ochenta bajo el nombre de axé music. Amo lo que llaman pagodão".
SEMANA: ¿Y al cine qué le debe?
C.V.: Lo mismo que a la música: vi Fellini, De Sica, Bergman, René Clair, Buñuel; después Godard, Truffaut, además de todas las cintas de Pelmex (Películas Mexicanas) en mi ciudad natal, en el cine, con toda la gente del barrio. Había muchas películas de Hollywood, pero se sumaban a las italianas, las francesas, las mexicanas y las brasileñas. No era como hoy, que solo encuentras grandes producciones norteamericanas en los mejores horarios y en las salas más grandes. Todo lo demás está en pequeños cineclubes y se proyecta a horas tempranas de la tarde. La gente en general no sabe que hay películas habladas en otras lenguas distintas al inglés.
SEMANA: ¿Qué significa para usted llegar a territorios nunca antes visitados, en este caso Barranquilla?
C.V.: Me interesan mucho los sitios nuevos y desconocidos, y en eso coincido con Zeca y Moreno. Tom es el único a quien no le molestaría quedarse por siempre en Río, así haya nacido en Bahía. Lo convenceré diciéndole que vamos a la tierra de Shakira.
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