Cine
“‘Nomadland’ se trataba de escuchar sus historias, no de intentar contar la mía”: Frances McDormand
Frances McDormand y Chloé Zhao, la protagonista y la directora de la favorita a llevarse los premios Óscar fuertes este domingo, profundizaron en su creación y describieron su convivencia con las comunidades de nómadas que inspiran el relato. Compartimos los fragmentos esenciales de una conversación que tuvo lugar en Venecia.
Frances, usted leyó el libro homónimo de Jessica Bruder y compró los derechos. Luego pensó en Chloé para dirigir la película. ¿Cómo fue ese proceso?
Frances McDormand: Un amigo mío, Peter Spears, quien también es productor de la película, me lo envío. Lo leí. Me preguntó si debíamos comprar los derechos y dijo: ¿por qué no? Poco después vi The Rider (2018) en el Festival de Cine de Toronto, y me encantó. Desde entonces quise conocer a Chloé Zhao y saber más sobre sus películas, y así comenzó.
Chloé, usted se crió en China, en el Reino Unido y en Los Ángeles y, sin embargo, sus películas transcurren en el oeste estadounidense.
Chloé Zhao: Cuando estaba por cumplir los 30 años me sentí algo perdida. Históricamente, cuando la gente se siente así va hacia el oeste, y eso hice. Creciendo en Beijing fantaseaba con Mongolia y sus planicies, y estando en Nueva York, Dakota del Sur era el equivalente a eso.
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Cuéntenos sobre el trabajo en equipo en este proyecto.
F.M: Éramos 25 personas; yo, con 61, era la mayor y el más joven tendría 24. Viajamos juntos durante cinco meses y recorrimos siete estados. Nos convertimos en una especie de organismo que funcionaba bien: todos hacíamos un poco de todo. Gracias a ello pudimos vivir con las comunidades de personas que viven en sus vans sin ser disruptivos, sino más bien fundiéndonos con ellos. Jugábamos al “qué pasaría si”. ¿Qué pasaría si yo fuera realmente uno de ellos?
C.Z: Pasamos mucho tiempo juntas y pensábamos: ¿qué pasaría si Fern tuviera que hacerse un sándwich en la van? ¿Dónde se sentaría? ¿Qué tipo de pan usaría? ¿Qué pasaría si Fern tuviera que ir al baño en la van? ¿Dónde colocaría su balde?
¿Cómo fue trabajar con actores no profesionales?
F.M: No fue difícil porque se trataba de honrar el desarrollo de la vida de una persona más que del proceso de grabación de una película. Lo que hacíamos era estar presentes en las vidas de otras personas, tratando de no interrumpir.
¿Qué tan fácil fue integrarse a la comunidad de nómadas?
C.Z: Hay varias cosas. Por un lado, hicimos nuestro casting principal a través del libro de Jessica. Ella había había pasado mucho tiempo viajando y había investigado a profundidad. En sus recorridos se topó con personas increíbles, y pudo conocerlas bien. Contar con su apoyo fue la primer puerta de entrada. Luego Fran, ¿quién no querría trabajar con Fran? Y después fue simplemente entrar a sus vidas y escuchar sus historias. Les sorprendía que tuviéramos ganas de contarlas porque “no somos nadie,” decían.
Fran, cuando vi la película, su actuación me pareció hermosa e increíblemente generosa.
F.M: Con Chloé aprendí a mantenerme quieta con la boca cerrada, y escuchar. “Nomadland” se trataba de escuchar sus historias, no de intentar contar la mía.
El deseo de viajar, la necesidad de irse, es una tradición estadounidense, pero, ¿en qué medida ha influido el estado actual de los Estados Unidos en el crecimiento de estas comunidades?
F.M: La decisión de los nómadas de vivir en movimiento tiene mucho que ver con las desigualdades económicas de nuestro país. Dicho eso, es importante aclarar que esta película no está intentando dar un mensaje político. Más bien, nos consideramos guías que mostramos una realidad, que llevamos al espectador a una comunidad que tomó algunas decisiones muy difíciles.
¿Alguna vez hablaron de política con ellos?
C.Z: No me sale naturalmente hacerlo. Creo que la conexión se da más hablando de cosas con las que podríamos identificarnos, que sobre las que podrían dividirnos.
F.M: Haciendo la película me di cuenta de que esa comunidad es muy importante para ellos. Hay cierta autosuficiencia que tiene que descubrir todo el que adopte esa vida, pero al mismo tiempo se reúnen en el Rubber Tramp Rendezvous porque necesitan comunidad. Y dentro de esta última han creado una especie de socialismo en el que todos para uno y uno para todos.
C.Z: Sí, y vale pena añadir que cuando se lleva un estilo de vida nómada, la gente se topa con personas de todas de todas las religiones, preferencias políticas y personalidades, y aun así tienen que intentar formar una comunidad porque viene un tornado o se rompe el auto. Uno necesita hacerse amigo del que va a parar a ayudarlo.
Chloé, en sus películas, la dimensión física de los paisajes parece interconectada con la de los personajes. ¿Cómo aborda su película visualmente en términos de escala, de espacio?
C.Z: Cuando está con nómadas, vaqueros o niños que viven en reservas naturales, se habla de las montañas, de las rocas y del sol porque tienen que saber a dónde apuntar sus paneles solares. Quienes habitamos las ciudades hemos perdido esa convivencia con la naturaleza, y ahora, más nunca, nos estamos dando cuenta de qué tan sanadora. Ese es un mensaje muy importante para mí, siempre. Y es algo que no entendía en la primera etapa de mi vida, así que siento que también lo necesitaba a nivel personal.
Frances, ¿qué aprendió conviviendo con las comunidades nómadas, qué reflexiones y valores le dejaron?
F.M: Una profunda humildad.
Esta película presenta un sueño americano distinto: el de liberarse de las ataduras sociales, viajar y convivir con la naturaleza.
F.M: Creo que el movimiento es parte del espíritu humano. No nos gusta el estancamiento. Lamentablemente, los autos funcionan con combustibles fósiles....
Para nosotros también fue interesante descubrir los diferentes estratos de las comunidades nómadas. Están los snowbirds, que viajan buscando climas cálidos; los que se compran sus vehículos de recreo con enormes antenas y satélites de televisión; los que viven en sus vans de lujo -que por lo general son personas jóvenes en sus hermosas camionetas Mercedes Sprinter acondicionadas-, y por último están los nómadas que viven en sus viejas camionetas. Algunos viven en viejos Prius, otros viven en autobuses escolares y otros viven en vans. Y no se pasan de un grupo a otro. Se cruzan en el camino, pero no necesariamente acampan juntos.
El libro describe la planta de Amazon de una manera cruda e inhumana y en la película no acentuaron esa crudeza, ¿por qué?
C.Z: Hay dos razones: 1) cuando conocí a los nómadas me di cuenta de que sí, pagan poco y es un trabajo difícil y arduo, pero al menos es trabajo. Les permitió a muchos, incluida Linda May, empezar el tipo de vida que querían porque ofrecen trabajo por temporadas. 2) siempre que hago una película pienso que quiero que mi familia, que vive en China y no habla mucho inglés ni le interesa particularmente lo que pasa aquí, vea esta película y se identifique con los personajes. Y para lograrlo tengo que concentrarme en las historias humanas, que son universales, no en un tema particular y específico.