ARTE

Doris Salcedo conmociona a Europa con su última obra de arte

‘Palimpsesto’, la obra que la artista colombiana exhibe en Madrid, recuerda la tragedia, muchas veces anónima, de los inmigrantes ilegales que cruzan el Mediterráneo arriesgando su vida.

14 de octubre de 2017
Doris Salcedo escribe con agua, sobre un piso de arena, los nombres de inmigrantes ilegales que se ahogaron. Foto: SEMANA

“Camine con cuidado, no pise los nombres, no pise el agua”, advierten los vigilantes de la obra expuesta en el Palacio de Cristal a los visitantes, que antes de ingresar al edificio deben envolver sus zapatos con fundas plásticas (facilitadas por el museo) para no llenar de tierra y polvo el suelo de piedra blanca donde está Palimpsesto. El público se sorprende al entrar porque encuentra desnudo el espacio de este edificio de metal y cristal, construido a finales del siglo XIX, y toda la obra se concentra en el piso.

Se trata de nombres, escritos con agua, de personas reales que murieron en los últimos años en el mar Mediterráneo, en su travesía desesperada hacia Europa. Nombres tendidos en el suelo y dispuestos en filas. Nombres que se evaporan por el sol que entra por los ventanales y que revelan otros nombres de víctimas, escritos debajo, que se ven borrosos y que persisten como testimonio de esta gran tragedia. Mohamed, Ralph, Ahmed, Davy, Ibrahim, Brian, Ahmadi, Will, Amir...

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Doris Salcedo ha ganado con talento y muchas horas de trabajo su actual posición relevante en el arte contemporáneo a nivel global. Sus inmersiones en los conflictos sociales del mundo actual para extraer de allí la substancia de sus obras le han hecho ganar prestigio internacional, en mitad de un mercado del arte alterado por la impostura y las obras de elaboración fácil y venta rápida. La crítica europea elogia las investigaciones de campo que realiza en zonas de conflicto para cumplir con el objetivo que ella misma se ha trazado: representar “la violencia sin violencia”.

“Estamos orgullosos y felices por tener en Madrid esta magnífica obra de Doris Salcedo, una artista con una carrera incontestable e intachable –explica la portavoz del Museo Reina Sofía y comisaria de la exposición, Soledad Liaño–. ‘Palimpsesto’ dialoga e implica a la gente de una manera muy especial, es un contramonumento capaz de conmover y hacer reflexionar de una manera novedosa sobre esta tragedia del Mediterráneo”.

Este mar se ha convertido en un cementerio, a tal punto que 2016 fue el año más mortífero (desde que se tienen datos): más de 5.000 inmigrantes fallecidos que procedían de distintos países de África y Oriente Medio y que buscaban las costas del sur de Europa. Las guerras, la pobreza y los conflictos políticos y religiosos impulsan este éxodo que miles de personas emprenden en embarcaciones destartaladas. La mayoría de las víctimas mueren ahogadas y las demás por hambre y sed cuando los botes quedan a la deriva durante días. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) estima en más de 2.000 los inmigrantes muertos en el Mediterráneo en lo que va de este año.

Esta catástrofe lleva décadas y la sociedad europea ha terminado por considerarla ‘normal’. Muchos se han desentendido de ella, en un proceso semejante a lo que ocurrió en Colombia en los últimos 70 años de conflicto armado. Pero Salcedo sabe mostrar justo este tipo de tragedias que las sociedades modernas consideran ‘normales’, o los efectos colaterales indeseables de la riqueza y el progreso. La colombiana cuestiona estas concepciones casi inhumanas con Palimpsesto, que invita a recordar respetuosamente a las víctimas del Mediterráneo, impugna la idea generalizada de humanidad y propone un duelo y una reflexión para que esta calamidad cese, pues Europa está en condiciones de impedir estas muertes absurdas.

El misterio del agua

Uno de los mayores atractivos de la obra de Doris Salcedo en Madrid es la curiosidad que suscita entre los visitantes sobre cómo consigue formar letras y nombres con agua sin que esta se desborde. La escultura es posible gracias a un complejo mecanismo de domótica que controla todos los elementos ambientales del interior del Palacio de Cristal y al uso de materiales (el suelo y el agua) tratados con nanotecnología. Tres computadores, dos en la edificación y uno en Bogotá, gobiernan todo. Las condiciones ambientales son tan especiales que solo 50 personas pueden permanecer en el recinto al mismo tiempo, pues un número superior rompería este delicado equilibrio.

“Salcedo añade un ingrediente de magia al arte que hace que las personas se asombren y se pregunten cómo está hecha la obra, lo cual favorece que todas sus instalaciones calen más profundamente en la mente de sus visitantes”, dijo a SEMANA el crítico alemán Siegmar Klausen, asociado a la Universidad Libre de Berlín.

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Klausen recuerda que en 2007 Shibboleth, la famosa grieta de 167 metros de largo que Doris Salcedo creó en la Tate Modern de Londres para representar la brecha entre el primer y el tercer mundo, conmocionó al público y al ámbito del arte. The Guardian y el Daily Telegraph publicaron entonces varios artículos para resolver el misterio de la grieta, y mostrar la seria preocupación de funcionarios y visitantes sobre los daños que esta obra artística dejaría al edificio de la Tate; incluso, el semanario alemán Der Spiegel se ocupó de contar que al menos diez amantes del arte habían caído a la grieta, pero habían salido indemnes.

“Esta vez es el agua de ‘Palimpsesto’ la que crea esa magia intrigante trazando los nombres de los ahogados en el Mediterráneo, con todo lo que significa el agua en este contexto: vida, muerte, llanto”, apunta Klausen y añade: “Salcedo sabe despertar la curiosidad del público, para atraerlo hacia sus obras, conmoverlo y llevarlo a la reflexión, al duelo, y ojalá, más adelante, a la acción”.

La crítica y los medios de comunicación celebran la obra. El diario El País, de Madrid, el más importante de España, escribió: “Para los muertos sin nombre, caligrafía de alquimia. Para los fríos dirigentes (políticos) que perpetúan los dramas, sencillamente, castigo en forma de olvido… No sin antes restregarles la memoria de todos los que perecen en busca de una vida digna (...). ‘Palimpsesto’ es eso. Un memorial, un contramonumento a quienes durante años van dejándose la vida en el estrecho de Gibraltar y alrededores, sin poder alcanzar el salitre de sus sueños entre África y Europa”.

Para crear la obra, Doris Salcedo y su equipo de Bogotá invirtieron cinco años en una investigación de campo en varios países del Mediterráneo sobre los inmigrantes muertos, mientras en paralelo desarrollaban las técnicas necesarias para esculpir con agua. Comenzó en 2010 cuando la artista recibió el Premio Velásquez, que otorga el Ministerio de Cultura de España, y se iniciaron las negociaciones con el Museo Reina Sofía con miras a una exposición de Salcedo en Madrid. “Desde el principio tuvimos claro que le daríamos a esta exposición nuestro mejor espacio, el Palacio de Cristal, dada la dimensión de esta obra artística de Doris Salcedo”, cuenta Liaño.

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El Palacio de Cristal es el edificio más visitado de Madrid, con 1,8 millones de personas al año, una cifra muy superior al propio Museo Reina Sofía, donde está el Guernica de Pablo Picasso, con sus 1,4 millones anuales de visitantes. Se estima que la obra de Salcedo, que permanecerá expuesta hasta el 1 de abril del próximo año, será vista por casi un millón de personas no solo de España, sino de todo el mundo, pues Madrid recibe 7 millones de turistas al año.

“Este es el escenario perfecto para mostrar una gran obra como ‘Palimpsesto’ y una gran artista como Doris Salcedo”, dijo Liaño. “La verdad es que Colombia tiene grandes artistas, y el país demuestra que en los últimos 15 años muchas cosas allí se están haciendo muy bien porque los artistas colombianos han ganado y siguen ganando un gran posicionamiento a nivel internacional”.