Cultura
Oración a la Virgen de Chiquinquirá para pedir un milagro imposible
Estas palabras se deben realizar con el corazón y la fe intacta en que todo cambiará.
La oración es considerada una acción por la cual las personas pueden comunicarse o dirigirse a una entidad celestial, divina o sagrada, buscando dialogar sobre algún tema en específico. Esta prática es muy importante en los creyentes religiosos, quienes van por este canal para depositar sus plegarias o peticiones especiales.
Lo importante es llevarla acabo de una forma personal, basándose en características, pasos y detalles internos, los cuales se apoyan en la fe de cada quien. No se trata únicamente de pedir, sino también de agradecer y entregar a Dios las intenciones que se tienen, de manera que se puedan cumplir con las energías que fluyen en el día a día.
Existen toda clase de oraciones para diferentes temas y ámbitos de la vida, por lo que se puede recurrir a ellas para depositar la fe y refugiar los temores, alegrías y bendiciones. Algunas son dirigidas a Dios, mientras que otras le hablan a distintos Santos como la Virgen María, madre de Jesús.
Una de las figuras a las que acuden más los creyentes católicos es a la Virgen de Chiquinquirá, conocida también como Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, la cual es patrona del municipio colombiano de Chiquinquirá y destaca por sus manifestaciones milagrosas en algunos seguidores.
En el caso de esta Santísima Virgen, hay una oración bastante especial que puede realizarse en momentos en los que parecen situaciones complicadas e imposibles que sucedan. Las palabras deben repetirse con fervor y mucha fe.
Oración a la Virgen de Chiquinquirá para pedir por un milagro imposible
Ruega por nosotros ahora. Concédenos el don inestimable de la paz, la superación de todos los odios, rencores y la reconciliación de todos los hermanos. Que cese la violencia, que progrese y se consolide el diálogo y se inaugure una convivencia pacífica.
Que se abran nuevos caminos de justicia y de prosperidad. Te lo pedimos a ti, a quien invocamos como Reina de la Paz. Sé para nosotros puerta del cielo, vida, dulzura y esperanza, para que juntos podamos contigo glorificar al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Amén.