Cultura
Oración de consagración al Señor de los Milagros de Buga
El Señor de los Milagros de Buga tiene muchos feligreses Colombia.
Son muchas las personas en Colombia y en diferentes partes del mundo las que día tras día ofrecen sus oraciones con el fin de que estas impacten su vida. Las oraciones más comunes, al menos en lo que corresponde a la religión católica, son el Padrenuestro, el Avemaría, el Gloria al Padre, el Ángelus y el Gloria a Dios en las alturas.
A esta lista también se le suman el Yo confieso y el Salve, Reina. Pero no son las únicas oraciones, existen docenas de plegarias que se recitan cada día. Son habituales. Se pueden decir en la iglesia o en el propio hogar.
Es oportuno hacer hincapié que otra de las oraciones comunes es la que se le implora, en consagración, al Señor de los Milagros de Buga. Este tiene muchos feligreses en Colombia. Su historia es muy particular.
“En el año de 1.550, Buga era un pequeño caserío. El río Guadalajara corría en aquel entonces por el sitio donde ahora está el Templo del Señor de los Milagros. Al lado izquierdo del río había un ranchito de paja, donde vivía una indígena anciana, cuyo oficio era lavar ropa”, reseña el sitio web del Milagroso de Buga.
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“Su ilusión era comprarse un crucifijo y para ello reunió setenta (70) reales, los cuales se los entregaría al cura párroco para que le comprara su cristo; cuando pasó por allí un hombre, padre de familia, llorando, pues le iban a mandar a la cárcel porque debía setenta reales y no tenía con qué pagarlos; ella se llenó de tristeza y prefirió dejar su anhelo para más tarde y le ayudó al pobre hombre que la bendijo por haberle salvado”, se agrega en el portal.
Días después, la anciana, mientras lavaba ropa en el río, se topó con un crucifijo, el cual se llevó para su casa. Lo puso en una caja pequeña de madera. Al pasar de las noches, el crucifijo empezó a crecer. La mujer le dijo esto al párroco y el mismo, al ver la escena, lo consideró como un milagro.
Pero esto fue una muy mala noticia para la anciana, en primera instancia, pues los devotos empezaron a quitarle partes a la figura, la cual se empezó a deteriorar. Por eso, de un momento a otro, ordenaron quemarlo.
“Al ser echada a las llamas la imagen empezó a sudar tan copiosamente durante dos días que los vecinos empapaban algodones para llevarlos como reliquias y obtener curaciones”, Después de esto, “el ranchito de la anciana se convirtió en un sitio de reunión y se le dio el nombre por el cual se le conoce desde hace siglos: El Señor de los Milagros”.
Oración de consagración al Señor de los Milagros de Buga
Señor de los Milagros, porque te amo, he venido a visitarte para alabarte, bendecirte, y darte gracias por tantos favores que me has concedido.
Señor de los Milagros, porque te amo, me arrepiento de los pecados que he cometido. Te prometo comenzar desde hoy una vida nueva.
Señor de los Milagros, porque te amo, quiero verte presente en mis hermanos.
Señor de los Milagros, porque te amo, he venido a suplicarte como el leproso del evangelio: Señor, si quieres, puedes curarme. Perdona mis pecados y cura las enfermedades que me hacen sufrir.
Señor de los Milagros, porque te amo, me consagro a tu servicio con mi familia, mis seres queridos, mis trabajos, estudios, problemas y alegrías.
Señor de los Milagros, porque te amo, quiero vivir contigo durante la vida para vivir contigo en el cielo.
Oh María, Madre del Perpetuo Socorro, presenta esta consagración a tu divino Hijo. Amén.