Cultura
Oración de los 21 días a San Miguel Arcángel para tener la bendición de Dios
Estas palabras se realizan con juicio y constancia durante un tiempo determinado.
La oración es el camino ideal para conectar con Dios y los seres celestiales, buscando entregar las intenciones más urgentes y reales del día a día. Estas palabras se implementan para generar un vínculo con el altísimo, llegando a depositar en él los anhelos, preocupaciones y necesidades.
Además de Dios, existen oraciones que pueden estar dirigidas a otras figuras, las cuales interceden y brindan un beneficio interno en los creyentes. De acuerdo con lo que reseña el Clarín, el arcángel San Miguel es el más importante de los arcángeles y se ubica como el responsable de proteger y acompañar a quienes le piden fuerza.
El día de esta figura celestial es el domingo y se puede invocar de una forma específica para que pueda ayudar a quienes más lo necesitan. El color que lo representa es el azul, por lo que al momento de orarle se recomienda implementar un detalle específico.
Para pedirle una bendición y un milagro se puede prender una vela azul, visualizando un aura de este color para sentir dicho escudo protector. Se puede realizar una meditación, la cual también servirá para orar y entablar una comunicación directa con este ser espiritual
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Una de las formas más específicas es realizar la oración de los 21 días a San Miguel arcángel, al cual se tiene que repetir por este tiempo establecido y se debe iniciar un domingo. Se tiene que llevar en la mente la petición de que se alejen los pensamientos negativos y oscuros, quitando barreras que frenen.
Esta oración se debe realizar durante 21 días, junto a una vela de color azul que se debe encender en todo el instante que se repita este ejercicio.
Oración de los 21 días a San Miguel Arcángel
Oh gloriosísimo San Miguel Arcángel, príncipe y caudillo de los ejércitos celestiales, custodio y defensor de las almas, guarda de la Iglesia, vencedor, terror y espanto de los rebeldes espíritus infernales.
Humildemente te rogamos, te dignes librar de todo mal a los que a ti recurrimos con confianza; que tu favor nos ampare, tu fortaleza nos defienda y que, mediante tu incomparable protección adelantemos cada vez más en el servicio del Señor.
Que tu virtud nos esfuerce todos los días de nuestra vida, especialmente en el trance de la muerte, para que, defendidos por tu poder del infernal dragón y de todas sus asechanzas, cuando salgamos de este mundo seamos presentados por ti, libres de toda culpa, ante la Divina Majestad.
Amén.
