Cultura
Oración milagrosa para sanar cualquier enfermedad o dolencia
Es importante repetir estas palabras con fe y fervor para que todo fluya.
La oración se convirtió en un espacio interno y personal para que cada creyente pueda conectar con Dios, exponiendo sus temores, anhelos y agradecimientos. Esta práctica es efectiva si se posee fe y entrega espiritual, conservando una especie de diálogo con esta figura divina.
En muchos momentos se utiliza esta herramienta como un canal de comunicación, plasmando angustias, miedos, tristezas y dolores, los cuales se espera solucionar desde un escenario simbólico y religioso. Es importante realizar esta clase de actividades en lugares privados, tranquilos y especiales, manifestando completamente lo que se espera en términos personales.
Existen oraciones para cada intención, por lo que es clave entenderlas, leerlas y repetirlas, buscando que la fe plasme los resultados esperados a futuro. Hay algunas específicas para la parte económica, otras para lo emocional y varias para lo relacionado directamente con la salud.
En caso de presentar malestares, dolencias y enfermedades, es bueno tener acceso a unas oraciones que concentran sus palabras en proteger y sanar el cuerpo, evitando que se desaten daños más fuertes. Es recomendable hacerlas en momentos previos a una intervención quirúrgica y después de dichas cirugías.
Tendencias
Oración antes de la intervención quirúrgica
Fortaléceme, ¡oh, Dios!, para que pueda hacer lo que me toque hacer, y soportar lo que me toque soportar; esto así, aceptando tus dones de sanación a través de la pericia de los cirujanos y enfermeros y de las demás personas que me atiendan.
Sea restaurada mi salud, para que sea yo útil en tu mundo con un corazón agradecido; esto ruego. Amén
Oración después de una cirugía
¡Oh, Dios!, tu compasión nunca decae y tus misericordias son nuevas cada mañana: Te doy gracias por el alivio a mi dolor y por la esperanza de la salud renovada.
Continúa, te ruego, la buena obra que has comenzado en mí; sea que, aumentando a diario la fortaleza de mi cuerpo y regocijándome en tu bondad, pueda de tal manera ordenar mi vida y conducta, que siempre piense y haga lo que te agrada; por la misericordia de tu amor te ruego. Amén.