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‘Party Down’: hablamos con Adam Scott sobre revivir un clásico de culto del humor y el contraste con ‘Severance’
La comedia sobre un servicio de catering en Los Ángeles regresa con una aguda y muy entretenida tercera temporada a Lionsgate+, trece años después de que su reparto se volviera famoso y todo terminara abruptamente. Hablamos con su protagonista, Adam Scott.
Party Down se emitió en 2009 y 2010, con dos temporadas que pasaron por debajo de muchos radares pero afortunadamente encontraron su nicho. Por eso, con el tiempo, se convirtió en serie de culto para los seguidores de su particular tono de comedia, enmarcado en lo ligero que es un mundo de “eventos” sociales en Los Ángeles pero con tintes existenciales. Este humor, que mezcla algo de tontería física con escritura inteligente, entrega una mirada mordaz a lo frustrante del día a día y a los límites absurdos de lo aspiracional. Y sí, todavía hace reír.
La serie sigue a un servicio de catering en Los Ángeles llamado Party Down, liderado por un ex alcohólico deschavetado llamado Don (Ken Marino). En este, como en tantos otros servicios de catering de esa ciudad, trabajan actores y actrices en retiro forzoso, así como algunos y algunas de otra generación que todavía apuntan a la fama. Todos tienen que pagar un arriendo y comer algo sin importar en qué punto están de esa cadena, así como sus aspiraciones y un punto de vista sobre el momento de sus vidas y la situación que los congrega.
La serie los sigue en un evento diferente en cada episodio, con sus organizadores y sus particularidades, cruzado por la vida y expectativas de los protagonistas. Y es desde esos marcos distintos que la serie comenta sobre la sociedad, los suburbios, la “gente común”, las organizaciones, los políticos, las figuras famosas del entretenimiento (de escala chica, mediana y grande). Y por su escritura y sus interpretaciones, uno quiere seguir acompañando una a una las jornadas laborales de este grupo de “perdedores” ágiles en responder, irónicos, cínicos, brillantes y dementes.
Con figuras muy carismáticas como Jane Lynch, Lizzy Caplan, Martin Starr, Ryan Hansen y el ya citado Ken Marino, el elenco liderado por Adam Scott conjuró una poderosa química que terminó abruptamente en 2010, cuando la fama comenzó a tocar la puerta de actores como Adam Scott (se fue a Parks and Recreation) y Jane Lynch (se fue a Glee). Y no sorprende ver en esas dos temporadas iniciales a figuras que desde entonces han ganado mucha notoriedad e incluso premios Emmy y Óscar (Jennifer Coolidge, J.K. Simmons, entre otros).
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Si muchos talentos querían participar de esta serie es porque tenía espíritu genuino y algo de lo cual burlarse con ingenio y corazón. Y eso quieren todavía, tanto que doce años después se reunieron para filmar una nueva temporada que estrenan en 2023, en el servicio Lionsgate + (donde vale la pena repasarla toda). Como pocas series lo han hecho, Party Down trae de vuelta casi a todo su elenco original (no volvió Lizzie Kaplan) y cuenta con la acostumbrada dosis de invitados de calidad, como Nick Offerman (que seguramente ganará algún Emmy por su rol en The Last of Us) y James Mardsen. Además, esta temporada ostenta una adición tan carismática como famosa en Jennifer Garner, quien entrega en Evie un personaje adorable, confeccionado para iluminarla desde la sencillez y la gracia.
En estos seis nuevos episodios, la serie se demuestra vigente y punzante, integrando sesudamente el paso del tiempo para la audiencia y personajes, los impactos del coronavirus y detalles más generales como la ubicuidad del teléfono móvil. Las adiciones nuevas al equipo de catering son las de Tyrel Jackson Williams en el rol de Sackson, un aspirante a influencer, y Zoe Chao, una cocinera de alto compromiso ideológico e intensidad.
Si bien Party Down es una obra de conjunto, porque el elenco es rey, Adam Scott, en el rol de Henry Pollard, es su protagonista principal. Un actor retirado a joven edad, perseguido por un comercial de cervezas que protagonizó y especialmente por su eslogan “Are we having fun yet”, que la gente le pide repetir apenas lo reconoce. Atropellado por la vida, ahora profesor, Pollard es esa presencia sensata, capaz de ver a través del absurdo de las situaciones. Es ese que con sus expresiones faciales canaliza muchas de las reacciones de sorpresa y asombro que vive la audiencia.
Desde Nueva York, el actor californiano habló con nosotros sobre todo lo que implica hacer comedia y montar casi década y media después este improbable regreso de Party Down. También comparte detalles del contraste entre actuar en esta comedia y en Severance, uno de los dramas mejor reseñados del momento.
SEMANA: ¿Qué comedias lo hicieron fan del género? ¿Son las mismas que alimentan a su Henry Pollard?
A.S.: Cuando crecía, la primera comedia de la que me enamoré fue The Jerk, y aún es una de mis películas favoritas. Steve Martin siempre ha sido una de mis estrellas de Hollywood preferidas, pero además es guionista y “humorista”. Y esa es la palabra pretenciosa para usar aquí, pero designa muy bien lo que él es y lo que hace. Además de él está Albert Brooks en Defending Your Life, esa fue una película importantísima para mí, así como Midnight Run. Y la figura de David Letterman ha sido muy influyente para mí. Eso fue lo que vi creciendo y esa es la gente que todavía sigo admirando.
SEMANA: Actúa y es productor ejecutivo en este regreso de ‘Party Down’, ¿qué hace este show tan especial como para revivirlo?
A.S.: Lo que hizo especial al original fue que todos en el reparto adoramos hacerlo, y no teníamos muchas expectativas en cuanto a la audiencia que pudiera encontrar. Lo hacíamos por puro amor por el trabajo y por hacerlo juntos. Lo hacíamos para nosotros sin pensar en quién lo vería. Y me parece que eso termina por filtrarse en el trabajo y se transmite por medio de la pantalla y termina resonando en la gente. “Estos tipos la están pasando bien”, podían pensar, y sí, lo pasábamos muy bien. Sobre materializar este regreso, el reto principal fue encontrar seis semanas en las que este grupo de personas, ahora todas muy ocupadas, pudieran reunirse. Fue una odisea, una verdadera gesta de planificación.
Lo que hizo especial al original fue que todos en el reparto adoramos hacerlo, y no teníamos muchas expectativas en cuanto a la audiencia que pudiera encontrar. Lo hacíamos por puro amor por el trabajo y por hacerlo juntos. Lo hacíamos para nosotros sin pensar en quién lo vería.
SEMANA: ¿Cómo se miden profesionalmente ante un rodaje que inevitablemente tiene que dar risa?
A.S.: Muchas veces se vuelve complicado trabajar con estas personas, que son ante todo difíciles y desagradables. Bueno, no, pero sí se hace complejo rodar escenas de largo. Primero, todos son demasiado graciosos; con Ken Marino, es difícil hacer la escena mirándolo a los ojos. Por eso, muchas veces, con él o con Martin Starr, Ryan Hansen, Jane Lynch o Megan Mullaly, tengo que desviar la mirada levemente. Porque si los miro a los ojos rompo en risa. Para la cámara da igual, los estoy mirando, pero yo miro a la izquierda, porque si los veo directamente arruino la toma y jamás la terminamos.
Se hace complejo rodar escenas de largo. Todos son demasiado graciosos; con Ken Marino tengo que desviar la mirada levemente para no estallar en risa.
SEMANA: Integra un drama cerebral en estos días, ‘Severance’ (Apple TV+), y se imagina uno un rodaje diametralmente opuesto a este, ¿es así?
A.S.: Es diferente. Con Party Down, en las primeras dos temporadas éramos relativamente veloces, rodábamos episodios en cuatro días, y en esta nueva temporada se extendió a cinco días por episodio (y esto se puede considerar “lujoso”). Pero es un show que es “veloz y sucio” por ponerlo de alguna manera, y eso es parte de lo que lo hace tan divertido. No tenemos mucho tiempo y mucho fluye en la espontaneidad del momento. No es que haya mucho lugar para la improvisación, pero muchos detalles fluyen en ese movimiento veloz de la producción. Con Severance todo es muy preciso, y para alcanzar esa precisión hace falta más tiempo. Alcanzar la belleza de ese show toma más desarrollo y más tiempo.
SEMANA: “Así no visualizaba mis cuarentas”, dice su personaje Henry Pollard. Usted cumple cincuenta este año. ¿Qué lo conecta a usted con Henry y que los separa?
A.S.: En esos primeros años de ser Henry, entre 2008 y 2010, conecté con él como todos conectamos con nuestros personajes en el show, desde la idea de que el éxito en este showbusiness estaba por fuera de nuestro alcance. Y este show se trata de ver a un grupo de personas que ven al showbusiness muy de cerca, interactuando con él, pegados a la ventana. Y todos nos sentíamos así en ese punto y conectábamos directamente con esa realidad. Ahora, trece años después, afortunadamente todos están ocupados, todos han dado con el éxito en el showbusiness, y también viven su versión más asentada en la vida. Y es importante porque John Enbom realmente escribió con eso en cuenta, lo hizo de manera muy interesante. Los personajes son las mismas personas pero todos se han “desplazado” un tanto, han cambiado un poco.
John Enbom realmente escribió tomando en cuenta el paso del tiempo, de manera muy interesante. Los personajes son las mismas personas pero todos se han “desplazado” un tanto, han cambiado un poco
SEMANA: En un episodio hay consumo recreativo de hongos, y me imagino si investigó en su vida real sobre dichas experiencias..
A.S.: ¿Preguntas si he consumido hongos?
SEMANA: Exactamente... y si sí, ¿expandió en algo su conciencia?
A.S.: Sí, claro. Pero no los he comido para encontrar inspiración creativa o para trabajar. No creo que pudiera cerrar un día de rodaje en esas condiciones —ríe—. De hecho, sería una pesadilla tratar de rodar una escena en hongos. Los he usado, no mucho, pero los he hecho recreativamente. “Es genial, pero ¡tengan cuidado, chicos!”.
SEMANA: Cuéntenos sobre la química tan notable entre usted y Jennifer Garner, quien se une a esta temporada nueva con Evie, un personaje muy cercano al suyo...
A.S.: Fuimos tan afortunados de poder contar con ella en el show. Cuando hablábamos del rol de Evie, lo describíamos como un papel “tipo Jennifer Garner”, para alguien como ella, sin pensar nunca que ella diría que sí. Cuando eso sucedió, nos emocionó mucho. Y ella es lo máximo, es tan divertida y tan amable y tranquila. Había querido trabajar con ella por años, admiro mucho su trabajo, y eso lo hizo fantástico.