Serie recomendada
‘Patria’, el nudo en la garganta de una obra magistral
Basada en la novela de Fernando Aramburu, la miniserie mira al conflicto nacionalista vasco, en distintos momentos, desde dos familias separadas por la muerte. En un país de víctimas y de victimarios como Colombia, esta pieza mayor resuena con fuerza.
Ya se emite Patria. El segundo episodio sale al aire este domingo en HBO (el primero se puede ver en esa cadena o en su plataforma de streaming HBO GO).
No hay un minuto de tranquilidad. Esta serie se vive con un nudo en la garganta, desde un vacío constante. Eso la hace tremenda, televisión obligada en Colombia. Sus protagonistas principales son dos señoras, y dos señoras actrices les dan vida (Elena Irureta y Ane Gabarain), pero las actuaciones por todo el tablero son excepcionales.
Se aplaude en silencio, lo que consigue su creador Aitor Gabilondo. Sirviéndose de saltos de tiempo que llegan a ser devastadores (y, sin duda, retadores para sus actores y todo su equipo de arte), este denso relato de íntima fibra moral y social retrata los hogares de estas señoras, antes amigas, tocados por orillas distintas de un crimen y la lucha nacionalista en Euskadi. Nos muestra fotos de estas dos familias deshechas por la tragedia, en un relato fragmentado que salta entre décadas distintas: los vemos en medio del conflicto y también años después, cuando todo ha cambiado pero las heridas siguen abiertas.
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Cautiva y duele desde el inicio, la serie, pues nos hace testigos del asesinato que todo lo desencadena (y simboliza tantos otros). Así de temprano se reconoce el enorme mérito de Patria, valiente en abordar las orillas del conflicto que Fernando Aramburu plasmó en su novela. El escritor oriundo de San Sebastián, valga decirlo, aseguró que al ver la serie no pudo aguantar el llanto. La crítica y el público en España se han rendido ante su factura. Incluso cuando las campañas de expectativa habían sido fuertemente criticadas, aun cuando se trata de un tema tan delicado.
Inevitablemente, Patria también suscita preguntas sobre cómo registrarán los realizadores colombianos las consecuencias de su conflicto unos diez años después de que sí termine (vale soñar, así actualmente sea tan difícil). Y no se trata de que se haga igual, pero ojalá se pueda hacer con esa seriedad y rigor de mirar a todas las puntas y al paso del tiempo. Ya los novelistas lo vienen haciendo, para la muestra, Río Muerto de Ricardo Silva, entre muchos relatos más de peso.
La serie conecta con este país pues, si bien la historia se enmarca en el pasado y lejos, en el País Vasco, también enmarca una confrontación que tantos hijos, maridos, padres y hermanos se llevó... Así pues, esta serie evoca a las víctimas de las FARC y de los grupos paramilitares, las familias de los líderes sociales que han muerto por las centenas en estos dos años y las madres de los Falsos Positivos, que exigen verdad y reparación necesarias.
Patria no trata estas variables del conflicto colombiano, definitivamente, pero en su propia narrativa aborda muchos dilemas y discusiones vivos aquí. Por eso se siente altamente relevante. Mira al peligro necesario de remover heridas del pasado para encontrar algo de paz y poder seguir adelante. Toca el dilema de acercarse al victimario, decirle lo que siente por él y por sus hechos, para tratar de dejar atrás el resentimiento. Pero también de escucharlo en lo que él tiene para decir. En últimas, ilustra la nube gris que son los dolores que no se van jamás.
Son ocho capítulos en total. Queda mucho por entender. ¿Por qué asesinaron a Txato?, ¿qué hizo más allá de no pagar ‘la vacuna’?, ¿fue solo eso? ¿Por qué lo mató quien lo mató, y qué pasó luego? ¿Logrará su mujer descubrir esa verdad en un pueblo de hijos torturados que la odia y la quiere lejos?
Las respuestas son importantes, y Patria maneja hábilmente la expectativa, y lo hará hasta ese octavo capítulo final. Pero en esta, como en otras grandes miniseries, el qué y el cómo cargan el mismo peso. La producción retrata con una honestidad tan dura y gris como su fotografía los efectos de las pérdidas humanas por una causa, por una lucha, y en ese ‘cómo’ yace una enorme fuente de reflexiones humanas.
Se habla de menos de mil víctimas en la lucha de cinco décadas de ETA, y si algo es evidente en el relato es que cada muerte, cada una, deja dolores y grietas profundísimas. Por eso, pensar en la cifra masiva de muertes que ha producido el conflicto armado en Colombia deja la sangre fría. Sin embargo, aquí no es esa brecha entre cifras la que importa. Esa historia sucedió allá, y se cuenta tan magistralmente que sus dilemas retumban acá. Y eso no se puede ignorar.
Llueve, llueve en ese pueblo. Llueve en los corazones de los personajes. Pero seguiremos viendo. A través de esta producción, HBO se prueba una vez más como fuente de televisión adulta, intemporal e importante.