Entrevista
Paul Pacifico: “es el mejor momento para trabajar en la industria de la música, pero a la vez el más difícil”
El director de la Asociación de Músicos Independientes del Reino Unido es uno de los invitados estrella de Selector Pro, el evento organizado por el British Council que promueve un intercambio cultural y de conocimiento entre los actores del sector de la música en Colombia y los del Reino Unido.
Hace poco, en una reunión con actores del mundo de la música británica, usted afirmó que nunca había habido un mejor momento para estar en la industria de la música, pero que tampoco había habido uno más difícil. ¿A qué se refería?
Hoy, todo el mundo tiene la oportunidad de hacer música. Eso hace que este sea un momento emocionante. Sin embargo, nunca ha sido tan difícil atravesar el ruido y asegurarse de ser escuchado.
Por eso actualmente es aún más importante conocerse bien y tomar la decisión correcta sobre cuál camino es el adecuado para uno.
Para entender mejor quiénes se vieron más afectados por la pandemia y por qué, cuéntenos cómo funcionaba el negocio antes de 2020.
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Es una idea anticuada pensar que en la industria de la música un sello discográfico, un productor o un gestor de artistas sólo trabajan en eso. En realidad, la mayoría de las pequeñas empresas hacen un poco de todo para generar ingresos por diferentes frentes. Y lo mismo ocurre con los artistas: sus ingresos proceden del mundo de la música digital, de conciertos, de la venta de discos y vinilos y de la venta de souvernirs, entre otras.
El negocio es diferente para cada artista. Pero en general, quienes más dependían del en vivo fueron los más afectados con la llegada de la pandemia.
Me gustaría destacar el compromiso de los fanáticos de la música en 2020. En el Reino Unido la venta de discos y de vinilos creció, particularmente los de artistas independientes, porque la gente quería apoyarlos y mantener vivo el ecosistema de la música.
Nosotros organizamos una campaña que se llamo “I love record stores,” y recaudamos un millón de libras. Fue fantástico. La gente entendió que si compraba un disco en una tienda de discos independientes estaba apoyando la cadena de valor de la música: la tienda, el distribuidor, el sello discográfico, el artista, el manager del artista... etc.
Del estado del ecosistema de la música depende el futuro de la industria. La gente entendió y se sumó a la causa.
¿Qué otros proyectos organizaron el año pasado para apoyar a los actores de la industria?
Lo primero que hicimos fue diagnosticar la crisis. Al hacerlo pudimos establecer que la gente se enfrentaba a dos grandes problemas: uno tenía que ver con la plata y el otro con el conocimiento, con las habilidades.
Con eso claro creamos un fondo para recaudar dinero y apoyar a las personas de la industria que habían perdido su trabajo debido a la pandemia. Primero nos enfocamos en quienes no habían recibido ayudas del gobierno: los freelancers, que van desde los músicos de una banda, hasta los maquilladores o quienes manejan los equipos en los conciertos o en las giras. Logramos recaudar casi un millón de libras.
Para ayudar con el problema de la falta de conocimiento y habilidades, rápidamente comenzamos a ofrecer una serie de webinars para que los de la industria, en vez de quedarse pensando qué no podían hacer durante la pandemia, se enteraran de las oportunidades que se les estaban abriendo.
Titulamos la serie de webinars -que dictábamos entre 3 y 4 a la semana- “Lunch and Learn”. Hablamos sobre cómo maximizar los ingresos a través de la música digital, cómo conectarse con el público a través de internet, cómo utilizar las redes sociales correctamente, cómo manejar la metadata para asegurarse de que el dinero fluye eficientemente...
La gran conferencia de música independiente del Reino Unido generalmente se realiza en mayo. Nosotros normalmente somos aliados del evento, y durante la conferencia nos tomamos un edificio al que llamamos AIM House. En 2020 se iba a cancelar, y nosotros propusimos hacerla digitalmente, y fue un éxito. Se conectaron 4.000 personas de 86 países. Eso nos dio impulso para seguir con eventos digitales.
A qué le atribuye que el público haya reaccionado tan rápidamente a estos proyectos.
Nuestra comunidad vive muy comprometida, y no me refiero sólo a los miembros de AIM. Alrededor de ellos hay otras personas y empresas que saben del valor de la música independiente, y que están dispuestos a ayudar para que siga funcionando.
En 2020, los eventos y los conciertos por streaming se volvieron cotidianos, y la mayoría eran gratuitos. ¿Cuáles tendencias han identificado y cuál podría ser la clave para convertirlos en un negocio rentable?
Vivir de la música es difícil.
En este momento las personas le están poniendo mucha creatividad a los eventos digitales para que funcionen, pero todavía estamos comenzando. Algunos han utilizado la realidad extendida y la aumentada de manera brillante. Nosotros las utilizamos en la ceremonia de los premios AIM el año pasado.
Y con respecto a la posibilidad de generar ingresos con eventos digitales, yo diría que la clave es saber bien qué tiene uno para ofrecer, cuál es el público al que le está apuntando, y a partir de ahí determinar cuál es la mejor manera de conectar con ellos. Uno tiene que generar una conexión auténtica con el público y proponerles una experiencia por la que estén dispuestos a pagar. Para algunos artistas la mejor solución es ellos con una guitarra cantando en algún lugar de su casa, pero otros pueden necesitar una producción más elaborada para llamar la atención de sus seguidores.
Muchos artistas están manteniendo esa conexión con su público -que es fundamental- a través de páginas web que funcionan como una especie de club de fans del siglo XXI. Ahí le van contando a la gente de sus proyectos futuros, de su proceso creativo, de lo que significa su música, y las personas pagan por tener esa relación más cercana con el artista que admiran.
En 2020 se comenzó a ver una tendencia hacia lo local en varias industrias, ¿cree que algo similar puede ocurrir en la de la música?
Creo que sí. La industria de la música funciona paradójicamente: dos ideas aparentemente contradictorias pueden existir simultáneamente.
En 2020 muchas personas descubrieron los ritmos de los músicos de la calle, se encantaron con ellos y comenzaron a buscarlos por redes. Este interés por lo local puede llevar al desarrollo de pequeñas escenas locales que promueven música de base (grassroots music). En ese entorno, el público encontrará una riqueza
y una diversidad que no se obtiene en una industria de la música impulsada por grandes éxitos. Pero esta última también continuará, y no solo hay espacio para ambas, sino que la industria global se verá enriquecida si a la base hay una potente riqueza musical.
¿Cómo ha sido el apoyo del gobierno del Reino Unido a la industria de la música? ¿Qué ve positivo y qué podría mejorar?
Las instituciones, las empresas y los empleados formales estuvieron bastante bien protegidos. Pero la industria musical tiene la particularidad de que casi el 75 por ciento de las personas trabajan de manera autónoma, y por tanto no cuentan con ese apoyo institucional. Para el gobierno era mucho más difícil apoyarlos individualmente. La ayuda se demoró en llegar, y por el dolor que sentían esas personas, siempre se tenía la impresión de que no era suficiente.
El gobierno mostró un gran interés por trabajar con nosotros, y construir en conjunto la solución a los problemas. Trabajamos, por ejemplo, en el desarrollo de protocolos de bioseguridad para estudios de grabación. Gracias a eso se demostró que estos últimos son lugares seguros, tanto así, que cuando el Reino Unido volvió a entrar en cuarentena, unos de los pocos sitios que pudieron seguir operando fueron los estudios de grabación.
En una reciente reunión entre los actores del sector de la música del Reino Unido se tocó el tema de la distribución de los ingresos del mercado de streaming.
Desde hace varios años el precio mensual por streaming es 9,99 libras, lo que quiere decir que lleva años devaluándose debido a la inflación.
Pero mi mayor temor con el mercado del streaming es que el 90 por ciento de los ingresos van al 1 por ciento de los artistas. Con esas cifras, el negocio no parece sostenible. Nosotros estamos proponiendo un modelo en el que el primer millón de escuchas es más valioso que los demás, y a partir de los 100 millones de escuchas, el ingreso es un poco menor. Con esto lo que buscamos es apoyar a los artistas que comienzan surgir, y ayudar a los de mediana trayectoria a mantener una carrera estable.
Me parece importante apoyar a los artistas lo antes posible.
El 24 y el 25 de febrero, usted va a participar en el evento Selector Pro del British Council, que promueve la cooperación y el intercambio de conocimiento entre la industria musical colombiana y la británica. ¿Por qué decidió participar en Selector Pro, y qué cree que se puede conseguir con eventos como estos?
Quiero aprender sobre el funcionamiento de la industria de la música en Colombia. He tenido la oportunidad de trabajar en Londres con músicos colombianos, pero no sé exactamente cómo funciona el negocio aquí. También quiero ayudar a los colombianos que asistan al evento a conectarse con empresas y artistas del Reino Unido para dar pie a un intercambio cultural que enriquezca la música y su industria.
Este es un momento muy interesante porque es mucho más fácil hacer parte de eventos como estos. No hay necesidad de subirse a un avión ni de pagar un hotel.
Selector Pro es una oportunidad para conectarse, experimentar, explorar y ver qué se puede construir en conjunto.
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