Cine
LA DURA REALIDAD
Una mirada rápida a la generación de los 90 que si bien no es la mejor en su género, por lo menos deja de un lado los trillados melodramas sobre la droga y el sida.
DIRECTOR: BEN STILLER
INTERPRETE: WINONA RYDER, ETHAN HAWKE, HANEANE GAROFALO Y. STEVE ZAHN.
Tal vez por que el paraiso que predicaron hace ya más de 25 años terminó siendo una utopía, los protagonistas del sueño de Woostock acabaron absorbidos por la misma sociedad contra la cual lucharon y, desilusionados, abandonaron la educación de sus descendientes en manos de la televisión y la coca cola: total, el materialismo les había ganado la guerra.
El resultado ha sido una generación que busca sus propios sueños sin saber ni siquiera reconocerlos, que avanza dubitativa en medio de esa multiplicidad abrumadora de alternativas de plástico, sin distinguir muy bien entre el camino y la meta, entre la flecha y el blanco. Es la generación X.
Los más desorbitados sucumben a la droga con una facilidad pasmosa. Los menos tienen la valentía de enfrentar el porvenir, pero sin mucho estímulo de parte del medio que los rodea. Son éstos, precisamente, los protagonistas de La dura realidad (Reality Bites), ópera prima en pantalla grande del director de televisión Ben Stiller. La película aborda a un grupo de jóvenes recién graduados en el momento exacto en que comienzan a hacerle frente a una realidad en la cual los finales felices de la televisión suelen ser más bien escasos. A partir de ahí, la historia se va hilvanando en el caos cotidiano de cada uno de ellos; sobre todo en el de Lelaina Pierce (Winona Ryder), joven graduanda con aspiraciones de ser directora de cine.
A través de su experiencia personal y de su cámara de video, Lelaina construye la trama, y al mismo tiempo es el punto de encuentro para que se incorporen a la historia los demás personajes: un rockero existencialista (Ethan Hawke), un reprimido sexual, una solitaria vendedora de ropa y un joven potentado de las comunicaciones, interpretado por el propio director del filme, que les muestra la otra cara de la moneda, un panorama no menos grave en las actuales circunstancias: el éxito fácil.
Aunque está llena de altibajos y a veces no parece seguir una línea definida en su estructura, la película posee el valor de enfrentar el problema de la juventud de hoy sin el melodrama acostumbrado alrededor de la droga o el sida. En definitiva, es una cinta hecha para servir de cómplice a una generación que todavía no se encuentra pero que lucha por sus propios medios para salir de la bruma del agobiante mundo contemporáneo. No será sobresaliente, pero por lo menos es un guiño que hace volver los ojos sobre la juventud estadounidense de hoy, los verdaderos herederos de Woostock.
LA PUERTA DEL TIEMPO
Una ligero intento de ciencia ficción por aproximarse al origen extraterrestre del antiguo Egipto.
DIRECTOR: ROLAND EMMERICH
INTERPRETE: KURT RUSSEL, JAMES SPADER Y JAYE DAVIDSON.
LA PERFECCION con que fueron construidas las pirámides de Egipto ha llevado a más de un experto a formular teorías según las cuales los antiguos egipcios lograron levantarlas gracias a la ayuda de extraterrestres. El director Roland Emmerich, el mismo de Soldado uníversal, había pensado en ellas desde sus épocas de estudiante con la idea de llevarlas a la pantalla. Por fin lo ha hecho en La puerta del tiempo, una película acerca de la posibilidad de conocer en persona al mismísimo dios Ra.
Después de años de investigación, un egiptólogo ha descubierto la forma de cruzar por la puerta del tiempo, hallada por los investigadores en una de las pirámides. Se planea, entonces, una misión para viajar a millones de años luz, y visitar a los extraños pobladores que construyeron el antiguo Egipto. Sin embargo, todo va muy bien hasta que se inicia la aventura. Si en un principio los interesados por la ciencia ficción mantienen la curiosidad de tan fascinante suposición, todo se desbarata cuando la cuadrilla de militares norteamericanos debe luchar contra el maligno Ra en su propia tierra. A partir de ese momento, la película es un absoluto disparate que ni siquiera los acertados efectos especiales ni el diseño escenográfico y de vestuario, pueden cubrir.
En la ciencia ficción no sólo cuenta la concepción del tiempo y del espacio. Estos sólo adquieren sentido por la trama, y ésta es demasiado floja para hacerse perdonar. Llena de ligerezas a la hora de imaginar universos extraterrestres, La puerta del tiempo no pasa de ser una débil y aburrida película de acción, que bien habría podido realizarse sin meter de por medio a Egipto y su historia.