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| Foto: Película Mujercitas por Gilliam Armstrong

Cine

Película Mujercitas

Una evocación de las versiones pasadas, con el mismo encanto de la novela original, pero con nuevas actrices.

19 de junio de 1995

DIRECTORA: GILLIAM ARMSTRONG

INTERPRETES: WINONA RYDER, SUSAN SARANDON, TRINI ALVARADO, SAMANTHA MATHIS, KIRSTEN DUNST, CLAIRE DANES, CHRISTIAN BALE Y GABRIEL BYRNE.

La popularidad de Mujercitas, la novela de Louisa May Alcott publicada en 1868, está suficientemente demostrada por la generación entera que la leyó para deleitarse con ese mundo construido en una bola de cristal en medio de la guerra civil norteamericana, sobre cuatro muchachitas de Boston a punto de convertirse en mujeres. 

No hace falta volver a describir con exactitud la independencia y el coraje de Jo, la ensoñación de Meg, el romanticismo de Amy y la fragilidad de Beth, pues el cine ya las ha llevado a la pantalla en varias ocasiones; primero en 1933, con la dirección de George Cukor y la actuación de Katharine Hepburn; luego en 1948, bajo la batuta de Mervyn LeRoy y la interpretación de June Allison y Elizabeth Taylor. Tal vez solo hacía falta que la historia, tantas veces reseñada por padres y abuelos, fuera conocida por la juventud actual. El furor de las adaptaciones nuevas de clásicos cinematográficos de antaño lo hizo posible. Esta vez realizada por la directora Gilliam Armstrong y un reparto encabezado por dos actrices en su mejor momento: Winona Ryder en el papel de Jo y Susan Sarandon en el de Mami. 

Nominada al Oscar de este año como Mejor Actriz por esta película, Winona Ryder aparece quizás más hermosa que en cualquiera de sus interpretaciones anteriores. Firme de carácter e impulsada por su desbordante imaginación de escritora, la Jo de Ryder llega a la madurez sin perder el vigor de su infancia. Sarandon, por su parte, hace un papel a la altura de su experiencia como la madre perfecta de la familia March; mistras que la sobriedad de Gabriel Byrne, en el papel del profesor Bhaer, lo hace definitivamente merecedor de la mano de Jo. 

Aunque algunos expertos han visto en la nueva adaptación de Mujercitas una historia feminista, tal y como era de suponerse para esta época, lo cierto es que la película no pretende otra cosa que la fidelidad a la novela. Bella en imágenes y colmada del espíritu romántico del siglo pasado, Mujercitas se aleja de alterar los cánones de antaño para adaptarlos a finales del siglo XX. Es, básicamente, la recreación de la novela de Alcott. Y para lograr este objetivo, la directora respeta el ambiente de ensoñación en medio del cual está construida, con todo y sus momentos de plena felicidad imposibles de creer pero que hacen parte de la historia. 

Mujercitas es en esencia una película bella, una evocación de las versiones pasadas y con el mismo encanto que hizo de la novela un best seller mundial. 

Película ‘Mi vida‘

Del guionista de ‘Ghost‘, un drama sobre el cáncer y la forma más acertada de asumirlo.

DIRECTOR: BRUCE JOEL

INTREPRETES: MICHAEL KEATON Y NICOLE KIDMAN

TAL VEZ EL TEmor más grande con respecto al cáncer no es la muerte misma sino su proceso de destrucción. Un cáncer puede acabar a una persona en pocos meses o dejarla padeciendo por años aun por encima de los vaticinios médicos. Después de cientos de estudios pormenorizados, lo cierto es que el cancer sigue siendo impredecible en su aparición: como en su comportamiento.
El director Bruce Joel Rubin, guionista de Ghost, se le ha medido al tema con Mi vida, con la participación de Michael Keaton y Nicole Kidman como protagonistas de un drama alrededor de las implicaciones del cáncer en el seno de una familia común. En realidad, Mi vida es la historia de una despedida. Un trabajador y jefe de familia (Keaton) contrae la enfermedad y decide grabarle en video, a su hijo por venir, la historia de su vida así como sus deseos futuros con respecto a su progenitor. La cinta narra, pues, el enfrentamiento de una familia con la muerte, desde las dos perspectivas: la del enfermo consigo mismo y con su vida y la de su familia con respecto a él y a las circunstancias de asumir la pérdida.
Aunque enmarcada bajo los parámetros de marras de la narración dramática, Mi vida posee la virtud de no ser un mercado de lágrimas. Asume su papel de ser un filme pedagógico y (no hay otra opción) dramático de la posibilidad de un cáncer en cualquier familia; eso sí, sin que Rubin corra el riesgo de una narración más auténtica, que la diferencie de tantos dramas similares.