Concierto
Pixies, la leyenda que regresa a Colombia a entregar su tormenta amplificada e indetenible de Indie Alternativo
En el Estéreo Picnic 2014, la banda bostoniana demostró en el Parque 222 que respirar no es opción para su audiencia, avasallada por una cabalgata de melodías y riffs memorables. Y no hay duda de que el concierto de este 7 de octubre será aún mejor. Complementamos la información sobre el esperado retorno con algunos himnos y una reveladora entrevista que sostuvimos con su baterista David Lovering en 2016.
La primera vez que fui al FEP fue en 2014. El bolsillo castigaba, pero se hizo irresistible ver por primera vez a Nine Inch Nails y a Pixies en un mismo cartel. Y, como ñapa, a los Red Hot Chili Peppers. Tocaba.
Los Peppers lo hicieron muy bien (exceptuando un pobre gusto en camisetas de fútbol de Flea, ja) y Nine Inch Nails le voló la cabeza a todo el mundo, superando incluso un corte de luz coitus interruptus de minutos que evitó la perfección al robarnos el cierre con Hurt (una canción maravillosa y dura que solo un enorme como Johnny Cash supo también hacer suya).
Ahora, ¿a qué va esto? A que una banda no tuvo lunar porque no dejó respirar. Una banda descrestó desde su intensidad desatada, desde su descarga llena de gozo, tonos irreverentes, ritmo y quiebres: Pixies. Y es que tocó 25 canciones en poco menos de una hora. ¿A qué hora? Exactamente. La leyenda se hizo real y estalló ante nuestros ojos y oídos al hacerse imparable. El pie se levanta del acelerador, por mucho, unos 15 segundos...
Ahora, sus discos inspiraron a muchas de las bandas de los años noventa (Nirvana fue un caldo de Pixies y Melvins), pero la banda sigue impactando a quien se deje porque quieta y complaciente no se ha quedado. Luego de volverse a reunir en 2014, Pixies ha lanzado tres trabajos discográficos: Indie Cindy (2014), Head Carrier (2016) y Beneath the Eyrie (2019), del cual compartimos el sencillo aquí abajo.
Ahora, su show en vivo toma algo de estos trabajos y, Human Crime seguro va a sonar, pero se hace inolvidable desde los tantos éxitos que lanza, muchos que se han hecho esenciales en el género del Indie Alternativo desde sus inicios en 1986. A la primera que les escuché, “Hey”, se suman tantas, y esto garantiza la fiesta, y esto se celebra. El mundo alternativo ando con una sonrisa pintada en la cara.
Y es que se cumplen además 35 años de Come on Pilgrim, el EP debut de la banda, del que salieron “Caribou” y “Nimrod’s Son”, canciones que sonarán en octubre en Bogotá junto con el arsenal proveniente de discos como Surfer Rosa, el increíble Doolittle y Bossanova. Estos LPs todavía asombran desde su marca y desde la personalidad exploradora e irreverente que reflejan. Y cómo suenan de bien en el escenario... Pixies lleva su música un nivel más arriba en vivo, más cercano y orgánico. Encadena una experiencia indivisible y enérgica que uno puede imaginarse, pero que no se dimensiona hasta que se experimenta.
Y sí, su bajista original Kim Deal, una maravilla en su propia ley que también nos regaló a The Breeders (y a su icónica canción Cannonball, que marcó una era específica de MTv), se alejó de la banda hace décadas, pero, considerando y aceptando esto, la banda y su sonido están en las manos perfectas. Paz Lechantin es ampliamente virtuosa y se ha hecho su lugar rindiendo homenaje a la voz de Deal y a sus líneas de bajo, pero va más allá en hacerse presente en sus nuevas composiciones.
Y qué decir de Francis Black, Joey Santiago y David Lovering, tres tipos que han sorteado años de pujas, choques, éxitos, gozos, alejamientos y acercamientos, en resumen, años en una banda de rock independiente. Son ídolos vivos y vienen a compartir una vez más con la gente de este país una pregunta fundamental que resuena fuerte allá afuera, ¿dónde carajos está mi cabeza?
Y bueno, esa maravilla de fiesta-concierto rock vuelve a Colombia en la piel de esa crucial banda, el 7 de octubre, una semana antes de Guns’n’Roses (y qué días de íconos que serán esos). Pixies nos dice a todos, una vez más, “Vamos”. El esperado regreso tendrá lugar en el Chamorro City Hall, donde rockeó Korn en 2017, donde volverá un ícono a hacer vibrar a las masas.
“Somos una máquina aceitada”: David Lovering
Compartimos una entrevista (muy actual todavía) que sostuvimos en 2016 con el tempo feroz de la banda, su baterista David Lovering. En ella, el músico repasa su discografía y explica por qué sus shows en vivo actuales son mejores que nunca.
Si se le ha visto tocar a David Lovering no se le olvida, y tampoco si se le ha escuchado cantar (en canciones como “La La Love You”). Una fuerza indetenible en el ritmo de Pixies, quien demuestra que más de 30 años de carrera no solo pulen la música, también a sus intérpretes.
SEMANA: Usted vino a Colombia en 2014 (Festival Estéreo Picnic) con Pixies y nos preguntamos si recuerda algo en particular, o vivió la rutina del artista en gira de aterrizar, llegar al hotel, tocar e irse...
David Lovering: Fue interesante: llegamos un día antes y fuimos directo al hotel. Mis memorias se relacionan al festival, fue genial ir a Colombia por primera vez. Los fans fueron receptivos con nuestra música y el festival, debo decir, lo hizo muy bien. Voy a muchos y suelen fallar en varios detalles pero no fue el caso, el confort, la comida, la gente, todo excelente.
SEMANA: Esa presentación fue una descarga de canción tras canción sin respiro. ¿Cómo decidieron dar ese tipo de concierto?
D.L.: Venimos tocando por 30 años, no continuos, pero por un largo rato, y desde el primer show hablamos muy poco y lo que hacemos es entregar música. Año tras año mejoramos, y creo que ya somos bastante buenos en ello. Hace dos meses estuvimos de gira en Europa y tocamos a una velocidad impresionante. Podemos tocar 30 canciones en 90 minutos con mínimas pausas. Somos una máquina aceitada y no pretendemos ser maleducados, no somos antisociales, pero nos enfocamos en lo que somos mejores y nos divertimos. A veces creamos la lista de canciones y salimos a tocar como nos salga, porque no tocamos lo mismo todas las noches. A veces no hacemos lista y nos arriesgamos. Lo podemos hacer porque sabemos todas estas canciones de las que podemos escoger.
SEMANA: Con Pixies han recorrido bastante, discos, peleas y giras, y ahora presentan ‘Head Carrier’, su sexto trabajo. ¿Nos puede pasear por la historia discográfica de la banda con alguna anécdota relacionada a cada trabajo?
D.L.: Claro. En lo que concierne a álbumes de Pixies, el primero fue Surfer Rosa, y fue un deleite total. Es uno de mis discos favoritos porque éramos una banda joven y fue nuestro primer disco serio, con sello discográfico, y todo era nuevo y emocionante. Y amábamos las canciones, las habíamos tocado en Boston en todos los bares y las conocíamos muchísimo.
Doolittle representó un reto aún mayor, las cosas crecieron y trabajamos con un productor distinto. Fuimos a un estudio más grande y, para la banda joven que éramos, aún era impactante grabar e incluso vivir ahí pues había cuartos. Fue genial, pudimos aprender las canciones y tocarlas en vivo mientras hacíamos preproducción. Y además era un grupo de canciones más ecléctico. Fue otro gusto distinto hacerlo.
El siguiente álbum fue Bossa Nova, y fue interesante pues para mí, fue duro pues soy un perfeccionista y no me gusta llegar al estudio y no saber exactamente lo que voy a tocar. En Bossa Nova lo que vino se hizo más difícil, y bregué y trabajé para lograrlo. No es que no me guste lo que hicimos, o lo que grabé, pero hubiera sido increíble tener más tiempo para dominar las canciones y estar más confiado. Me comenzó a asustar el estudio por esa noción de querer ser perfecto. Fue maravilloso de todas formas, un álbum que me gusta y que es bien distinto al resto.
Doolittle representó un reto aún mayor, las cosas crecieron y trabajamos con un productor distinto. Fuimos a un estudio más grande y, para la banda joven que éramos, aún era impactante grabar e incluso vivir ahí pues había cuartos. Fue genial, pudimos aprender las canciones y tocarlas en vivo mientras hacíamos preproducción.
Vino entonces Trompe Le Monde, hecho aún más rápidamente. Y me sorprende mucho cuando lo escucho pues muchas de las pistas que grabé me son imposibles de replicar hoy día. ¿Cómo inventé esto cuando era más joven?, ¡no tengo idea! Pero estoy muy contento con ese sonido.
Luego hicimos Indie Cindy. Nos volvimos a reunir en 2004, y en 2011 nos dimos cuenta de que veníamos interpretando canciones viejas durante siete años. Así que fuimos por material nuevo. Fueron un par de semanas de preproducción Recuerdo que sentimos mucha trepidación pues se le compararía con todo nuestro material pasado.
Ahora viene Head Carrier, probablemente el disco que más disfruté grabar desde Surfer Rosa. Tuvimos de 6 a 8 semanas de preproducción, trabajando juntos las canciones, y fue genial, porque ya estaba Paz Lechantin en el bajo. Trabajamos y ensayamos con nuestro nuevo productor Tom Dalgety, que escuchó el material y ayudó en la curaduría. Desechamos algunas y nos quedamos con un grupo de canciones que nos alegraban, y aprendimos a tocarlas muy muy bien. Lo grabamos en Londres, fue increíble. Estábamos muy cómodos y conocíamos el materia.
SEMANA: ¿Cómo recibe el público en vivo este nuevo material?
D.L.: Hemos tocado cuatro canciones en vivo de este disco: “Head Carrier”, “Um Chagga Lagga” y otras dos que se me escapan, y me sorprende cómo encajan perfectamente en nuestro arsenal. He visto pogos desencadenarse con estas canciones, y para mí esto es un síntoma de aceptación, de un buen show. Me alegra que nadie está yendo al baño mientras las tocamos.
SEMANA: Nos habló más temprano de cómo al inicio de su carrera, con contrato discográfico en un sello importante (Elektra), hubo una aceleración incluso angustiante para sacar discos. ¿Qué tan distinto es hoy en cuanto a lo impuesto por otros y lo que deciden hacer?
D.L.: No creo que haya mucha diferencia. Cuando firmamos con Elektra teníamos el control, y les entregamos lo que nos pareció. Seguro, sentíamos presión y por eso sacamos disco tras disco rápidamente, pero no fue impuesto, fue autoimpuesto en cierta medida. Hoy no cambia mucho, controlamos los videos, las giras, y somos afortunados pues como banda hacemos los que Pixies quiere.
SEMANA: ¿Han cambiado sus influencias musicales a lo largo de estos años?
D.L.: La verdad, ¡tampoco! Lo que escucho, más allá de cosas viejas y nostálgicas en mi carro mientras manejo, es la estación de música alternativa en XM radio (radio satelital), la que cuando va a poner algo clásico pone canciones de Pixies. Así pues, sigo encasillado en ese género, que también define la banda que somos y lo que siempre nos gustó, lo Alternativo Indie.
SEMANA: Como baterista, ¿cómo mantiene en forma para responder a estas ‘descargas’ en los escenarios?
D.L.: Es interesante. Hoy día tocamos los shows más rápidos que hayamos hecho en la vida, tocamos sin parar. Mucha gente pregunta cómo lo hacemos y yo personalmente no tengo idea. Me siento afortunado pues, a pocos días de cumplir 55 años, lo hago mejor que nunca, mejor que cuando era más joven. Lo he hecho por tanto tiempo, y me he acostumbrado, y he desarrollado una memoria física para hacerlo bien.
Me siento afortunado pues, a pocos días de cumplir 55 años, lo hago mejor que nunca, mejor que cuando era más joven. Lo he hecho por tanto tiempo, y me he acostumbrado, y he desarrollado una memoria física para hacerlo bien.
SEMANA: Cada banda tiene su dinámica, a veces cambia con los años, y a veces es estática sin importar qué pase. ¿Cómo compusieron ‘Head Carrier’?
D.L.: La mayoría fueron ideas de Charles (Thompson, líder de la banda, conocido en la música como Black Francis), así como la mayoría de la música de Pixies. Usualmente él presenta una idea con guitarra, acústica o eléctrica, y empezamos a tocar alrededor. Joey Santiago (guitarrista líder) le suma una melodía, yo sumo mi ritmo. Y así lo hacemos desde el principio. Pero tres de las pistas del disco las trabajamos todos en el estudio, e incluso una de ellas es una de mis favoritas. La grabamos en un día y medio y tiene una historia interesante detrás.
La mayoría fueron ideas de Charles (Thompson, líder de la banda, conocido en la música como Black Francis), así como la mayoría de la música de Pixies. Usualmente él presenta una idea con guitarra, acústica o eléctrica, y empezamos a tocar alrededor. Joey Santiago (guitarrista líder) le suma una melodía, yo sumo mi ritmo. Y así lo hacemos desde el principio. Pero tres de las pistas del disco las trabajamos todos en el estudio
Para Head Carrier grabamos por primera vez con Paz Lechantin (llevaba tres años con la banda en 2016), quien añadió muchas ideas y tiene una musicalidad fantástica. Ya habíamos grabado y ensayado las canciones escogidas una y otra vez y, con poco tiempo en el estudio, ella dijo que tenía una idea y la tocó para nosotros. Charles le dijo que era interesante y que ella tenía que cantarla, pero él escribiría las letras. Y lo que compuso fue ‘All I Think About Now’ una canción de agradecimiento a Kim Deal, nuestra primera bajista. La escucho en el disco y es mi canción favorita, escrita por la nueva Pixie y suena como viejos Pixies. Irónico, ¿no?
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