Arte
Plan cultural: “Bodegones” de Dora Franco en la Galería El Museo
En su nuevo proyecto de naturalezas muertas, basado en un proyecto de investigación sobre comida ancestral, Franco presenta interpretaciones pictóricas en las que se valió del claro oscuro característico del género.
Nacida en Medellín en 1945, de espíritu gitano, Dora Franco ha vivido en Moscú, Nueva York, San Francisco, Rio de Janeiro, Madrid, Paris, Roma, Miami y San Diego, donde actualmente vive. Estos días, sin embargo, un importante pedazo de ella se exhibe en Bogotá. Hasta el 28 de agosto, en la Galería El Museo se presenta su muestra “Bodegones”.
En este, su nuevo proyecto de naturalezas muertas, que describe como “una interpretación casi pictórica, basada en un proyecto de investigación del chef Juan Carlos Franco sobre recetas de comida ancestral, de diferentes épocas de la historia”, la artista utiliza la luz del claro oscuro como lo hicieron los clásicos. La artista recrea así imágenes inspiradas en pinturas e imágenes de estas épocas pasadas al recomponer elementos como frutas y vegetales. Como bien lo asegura, en su obra siempre la ha interesado el enigma de la luz al rescate de la belleza de los elementos utilizados en la composición.
Artista y trotamundos
Dora Franco inició su carrera como modelo en Colombia, labor que continuó en Europa y Nueva York, donde posó para artistas como Salvador Dalí, James Moore y Richard Avedon, entre otros. Estudio Bellas Artes en la Universidad de los Andes y en el Instituto de Arte de San Francisco, donde se inició como fotógrafa de moda. En San Francisco estudió cine y trabajó en una producción de Francis Ford Coppola, hechos que la llevaron a una aparición, en 1972, en “Roma” de Federico Fellini.
En 1968, durante un viaje por el Amazonas, con una Nikon Dora tomó sus primeras fotografías. “Después de tanto tiempo como modelo, siempre que posaba pensaba en cómo haría esa foto”, asegura. Hoy en día, algunas de sus fotografías forman parte de la colección permanente del Museo Nacional de Colombia.
Tendencias
Un género de la naturaleza muerta, explicado
El bodegón, también llamado naturaleza muerta, aparece como género pictórico independiente en el siglo XVII. Antes, los objetos inanimados como flores o frutas formaban parte de composiciones enfocadas en otras temáticas.
La Reforma protestante resultó clave en el desarrollo del bodegón. El mecenazgo de obras de temática religiosa desapareció, y los artistas de los Países Bajos empezaron a pintar escenas de la vida cotidiana, retratos, paisajes, vistas de ciudades y, sí, también naturalezas muertas. En estas, los artistas aprovechaban la libertad que tenían de escoger los objetos a retratar.
Así, estas obras se convirtieron en un medio de experimentación técnica que permitía conducir estudios de color o practicar las calidades. El éxito pronto llevó al bodegón a Italia y luego a España, y se hizo así uno de los fenómenos artísticos más relevantes en el periodo en el que el Renacimiento dio paso al Barroco.
Los primeros bodegones firmados y fechados que se conocen en España son del pintor Barroco Juan Sánchez Cotán. En sus trabajos, el fondo oscuro y la luz dan mayor intensidad a los elementos que siempre se encuentran aislados de los demás. Así imponen su presencia y se proclaman la precisa de la composición, cuyo equilibrio tenso hace aporte al clima dramático de la representación.
Las obras del Barroco vienen cargadas de dramatismo (esto como respuesta y contraposición a la “paz y armonía” que reinaron en el arte renacentista). Esta técnica es, pues, la ideal para generar este clima. Caravaggio y Rembrandt lo demostraron con absoluta maestría.
El claroscuro es la técnica por excelencia del Barroco, un período básicamente definido por los contrastes. Es ese fuerte contraste entre luces y sombras, ese claroscuro el que tanto le interesa a Dora Franco. De ellos se sirve para iluminar o ensombrecer distintos volúmenes, exagerando para destacar elementos y crear, fundamentalmente, el punto de mayor tensión de la composición.