Poderosa oración para alabar al Santísimo Sacramento del altar

La religión es un elemento de gran relevancia para la vida del ser humano, esta permite que fortalecer la espiritualidad y la fe de cada persona, además de encomendar algunos elementos del día a día de cada persona, para así poder atraer beneficios como por ejemplo, la prosperidad, la salud o la plenitud.

La gran mayoría de las religiones sostienen una base similar, la cual se establece a partir de la creencia en una deidad, y el fortalecimiento de la devoción hacia esta a partir de unas escrituras sagradas, las cuales exponen algunas puntualidades respecto a este dogma.

En el caso concreto de las creencias cristianas y católicas, siendo estas últimas las que poseen una mayor cantidad de creyentes alrededor del mundo, la Biblia es considerada la escritura sagrada de estas religiones.

Dentro de este conjunto de libros canónicos, también es necesario resaltar el papel de otras figuras que reciben devoción, como por ejemplo, la Santísima Trinidad, o el Santísimo Sacramento del Altar. En el caso de este último, es un elemento que se suele ver presente durante las eucaristías, y que simboliza la presencia de Cristo en la iglesia frente a sus creyentes.

Orar ante este, es considerado como un acto sagrado, por lo que muchos creyentes aprovechan este momento para mostrar su devoción, y encomendar ante este algunos requerimientos puntuales. Este tipo de creencia se puede demostrar a partir de la comunión, o incluso a partir de rezar ciertas oraciones concretas.

¿Cuál es esta oración?

“Eterno Padre, yo te agradezco porque Tu infinito Amor me ha salvado, aún contra mi propia voluntad. Gracias, Padre mío, por Tu inmensa paciencia que me ha esperado. Gracias, Dios mío, por Tu inconmensurable compasión que tuvo piedad de mí. La única recompensa que puedo darte en retribución de todo lo que me has dado es mi debilidad, mi dolor y mi miseria. Estoy delante Tuyo, Espíritu de Amor, que eres fuego inextinguible y quiero permanecer en tu adorable presencia, quiero reparar mis culpas, renovarme en el fervor de mi consagración y entregarte mi homenaje de alabanza y adoración .Jesús bendito, estoy frente a Ti y quiero arrancar a Tu Divino Corazón innumerables gracias para mí y para todas las almas, para la Santa Iglesia, tus sacerdotes y religiosos.

Permite, oh Jesús, que estas horas sean verdaderamente horas de intimidad, horas de amor en las cuales me sea dado recibir todas las gracias que Tu Corazón divino me tiene reservadas. Virgen María, Madre de Dios y Madre mía, me uno a Ti y te suplico me hagas partícipe de los sentimientos de Tu Corazón Inmaculado. ¡Dios mío! Yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no te aman. Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, te adoro profundamente y te ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los Sagrarios del mundo, en reparación de todos los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que El mismo es ofendido. Y por los méritos infinitos de su Sacratísimo Corazón y del Inmaculado Corazón de María, te pido la conversión de los pobres pecadores.”

A partir de esto, se recomienda rezar esta oración con total sinceridad y devoción, con el fin de así atraer correctamente los beneficios previamente mencionados, siguiendo este acto como una práctica sagrada y necesaria dentro de los cultos.